I
La vida es un
ciclo y muchas veces un eterno retorno.
Dicen que no
debe regresarse al lugar que te hizo feliz y, creo, tampoco debemos retornar al
terreno que nos dejó un pasado lleno de desagradables experiencias.
El pasado 21
de agosto pisé nuevamente las instalaciones del Colegio Benavente, una
institución que formó parte de mi educación inicial. Ahí aprendí a rezar y a
volverme ateo. También entendí que sólo eras uno más de la lista si no tenías:
los zapatos deportivos del momento, la prenda de marca más popular o un
promedio aceptable. El clasismo y elitismo en su más pura expresión y
condición.
Sin embargo, a
veces, es necesario regresar al lugar que causó mis heridas más profundas para
acelerar el proceso de cicatrización o al menos encontrar un reconcilio con el
pasado.
Pedro Ángel
Palou impartió una conferencia en el auditorio de dicha institución, mejor ocasión para cicatrizar mi pasado no
pudo existir.
II
El Benavente
siempre fue referencia como uno de los colegios organizadores de kermeses y
grades inauguraciones deportivas. No lo recuerdo como un difusor o promotor del
arte y la literatura. Por eso me resultó impactante y atractivo que estuvieran
invitando a una conferencia impartida por un escritor.
Ante un
auditorio con una asistencia apreciable, Palou habló acerca de la relación y
diferencias que la “novela histórica” tiene hacía con la Historia, de igual
forma compartió sus procesos y bases teóricas en las que fundamenta y construye
su “ficción documentada”.
Para el autor
de Pobre patria mía, la novela Los de abajo es el primer antecedente de
novela histórica, mientras que Pedro
Páramo contiene una mínima destilación de novela histórica.
De igual
forma, Palou aseguró que la buena y atractiva literatura (de índole ficcional)
siempre tendrá su origen en el miedo, el problema o la tragedia.
Por otro lado
-contrario a la opinión de muchos-, Palou está seguro que nunca habíamos estado
mejor: las nuevas generaciones han leído más que sus antecesoras, ahí están
grandes títulos como Harry Potter o Los juegos del hambre; por citar
algunos. Otra ventaja con la que cuenta la juventud, son las redes sociales
-una suerte de cajas de resonancia- pues se ha convertido en una gran
herramienta para informarse, expresarse y formar su propio criterio.
Palou,
aprovechó para recordar que estamos viviendo una época donde los grandes críticos -esos mandarines de la
cultura- se han extinguido y ahora el individuo es quien opina sobre lo que
lee, observa y escucha en revistas emergentes y/o electrónicas, y redes
sociales; llegando a las mismas conclusiones que “esas voces autorizadas”, pero
con más frescura.
Terminada la
conferencia vino una sesión de preguntas y la firma de libros, donde me percaté
que Palou es bien leído en el Benavente.
III
He vuelto al
Benavente y parto de él con una sensación de evolución en sus procesos
educativos. Ojalá en su ideología también.
Es también de
resaltar que los tiempos han cambiado.
En mis tiempos
de estudiante del Benavente, un crimen habría sido permitir que un egresado del
Instituto Oriente fuera a impartir cátedra a dichas instalaciones. Hoy fue
posible.
Las pregunta
que queda es: ¿Y el Instituto Oriente por qué no tuvo a bien a invitarlo?
Sin duda, hay
que aplaudir que el Benavente haya invitado a un escritor como Palou, ojalá
continúen con esa dinámica, pues hay muchos escritores poblanos que podrían
impartir cátedra ahí: Fritz Glockner, Jaime Mesa, Ángeles Mastretta e incluso
buscar un acercamiento con Sergio Pitol. E incluso muchos artistas plásticos
como José Lazcarro, Gerardo Ramos Brito, Sary Haddad, Raymundo Sesma o José
Bayro.
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