martes, mayo 04, 2010

Tuit es racimo. 10:05 am (Diario Milenio/Opinión 04/05/10)

Primera definición del lugar:
Sala de emergencia del lenguaje:

twitter. 10:06 PM Mar 31st via web

Entran los personajes:
Despilfarradores, cariacontecidos, manirrotos, madrugadores, pródigos, desbocados, lenguaraces: tuiteros. 5:11 AM Apr 3rd via web

Big Drama Queens del teclado: tuiteros. 4:31 AM Apr 3rd via web

Médicos forenses de la oración: tuiteros. 10:06 PM Mar 31st via web

Caníbales del abecedario: tuiteros. 10:05 PM Mar 31st via web

Punto de vista de la autora:
Desde que estoy en Twitter, desconfío de los párrafos de más de tres líneas. 12:21 PM Apr 9th via web

Los buenos hábitos: antes era de carrera larga, ahora me disciplino para llegar a los 140. 12:20 PM Apr 9th via web

Todo empieza con las erráticas:
Ante la oración correcta, la frase errática. 6:52 AM Apr 15th via web

Me gustan las frases que llegan de la nada a romper la quietud de un párrafo. Remo contra lago. Piedra contra fondo de río. 10:53 AM Apr 15th via web

La frase errática lleva a la escritura a donde no iba. Extra-vagante. 10:31 AM Apr 15th via web

Pero errar es el objetivo. Manar. Exceder. Cimbrar. 6:57 AM Apr 15th via web

Cuando está de suerte, el tuit es ésa frase errática. 10:44 AM Apr 15th via web

La frase que llega de la nada siempre obliga a la pregunta: ¿quién enuncia? ¿desde dónde se enuncia? Entonces la lectura es diálogo. 10:55 AM Apr 15th via web

Siendo propia, la frase errática se produce como ajena. Un eco. 7:05 AM Apr 15th via web

En la frase errática el yo, de existir, es un mero reflejo. 7:06 AM Apr 15th via web

El campo magnético o apuntes para una teoría de la atracción:
Acaso la tarea sea producir un campo magnético capaz de atraer la visita efímera de las frases que vienen de la nada. 11:14 AM Apr 15th via web

Más que escrito, un texto/campo magnético atravesado por frases erráticas. 11:30 AM Apr 15th via web

El texto como un campo magnético: un montaje de atracciones: un campo de co-existencia. 8:16 PM Mar 28th via web

La tl-novela:
La tuitnovela es un TL escrito por personajes. about 16 hours ago via web

Como en cualquier TL, en la tuitnovela importa la manera en que un tuit se deja afectar/deformar por otro. about 16 hours ago via web

Un tuit verdadero contiene siempre el otro tuit que lo cruza. 9:15 PM Apr 23rd via TweetDeck

Un tuit verdadero no porta un mensaje sino un secreto. 9:10 PM Apr 23rd via TweetDeck

Más que enunciar algo, el tuit alude a otra cosa. Esa otra cosa es, precisamente, lo que el tuit no sabe: su propio punto ciego. 9:12 PM Apr 23rd via TweetDeck

Un tuit es un pacto (no necesariamente entre caballeros). 9:11 PM Apr 23rd via TweetDeck

La estructura no antecede a la TL-novela. La estructura (yuxtapuesta) y no la anécdota (lineal) es el descubrimiento de la TL-novela. about 15 hours ago via web

El tuit no permite desarrollar una idea (progreso) sino que contrapone varias (alegoría). Benjamin estaría encantado con esto. 10:07 AM Apr 18th via web

La TL-novela, pues, descubre la producción plural de una estructura. La TL-novela no cuenta. about 15 hours ago via web

@alisma_deleon Un TL es dialógico/corálico/ecóico: textos de distinta procedencia, principio de yuxtaposición, yo desdoblado. Creo. about 15 hours ago via web in reply to alisma_deleon

@javier_raya Analiza bien tu TL. Debe haber ahí un par de secuencias narrativas escritas por “personajes” que podrían extraerse ya. about 15 hours ago via web in reply to javier_raya

@psicomaga @javier_raya @criveragarza// {Obras de las divinidades del caos}>>hay cierto método en la yuxtaposición y, ergo, en el caos. about 15 hours ago via web in reply to psicomaga

Sospecho que quien sólo ve desorden en su TL, todavía no advierte el método de sus asociaciones más secretas. Ese latido.

12:46 PM Apr 28th via web

Ejercicios de estilo:
Su propia novelatuit: lea la novela, subraye los tuits, recorte los tuits, péguelos en otro papel. Tire el resto. Organice presentación. about 16 hours ago via web

Purga textual: lea una novela, subraye los tuits, borre todo lo demás. Voilá. about 16 hours ago via web

Un cuento es a veces un tuit dentro de contexto de otro tipo de muchas palabras. about 16 hours ago via web

Podría verse de esta manera: un artículo son tres o cuatro tuits rodeados de texto. about 16 hours ago via web

Interrumpimos la interrupción para decir:
El tuit que se deshace sobre la lengua. 9:14 PM Apr 23rd via TweetDeck

Relaciones Foráneas:
Por bienes separados, de mutuo acuerdo y por incompatibilidad de caracteres: divorcio FB/Twuiter. 8:58 AM Apr 23rd via TweetDeck

Divorcio entre FB y Twitter. En la repartición de bienes uno se quedó con la propaganda y el otro con la escritura. Se llevarán bien, creo. 8:26 AM Apr 23rd via TweetDeck

Segunda defnición del lugar:
Tuit es racimo. 10:05 AM Apr 18th via web

Twitter es la Zona Aledaña del Texto.

11:11 PM Mar 28th via web

El origen:
Uno empezó a escribir por otra cosa. A esa otra cosa es a la que hay que regresar. Siempre. 8:00 AM Apr 23rd via TweetDeck

La otra cosa de la escritura, que es su origen, habla siempre en voz baja. 8:21 AM Apr 23rd via TweetDeck.

Otra reflexión sobre Puebla- Pedro Ángel Palou(Diario El Columnista 04/05/10)

En nuestras anteriores intervenciones intentábamos poner el dedo en la llaga. Pero la llaga supura, requiere más que reflexión, acción. Y ese es el papel de la política (si tiene alguno) resolver las cosas. Alguien afirma que es el arte de negociar y la clase política mexicana (que no tiene clase, por cierto) está llena de anécdotas al respecto. Finalmente el problema no radica en la política, o su definición, sino en el poder y su maldición: las promesas se olvidan, los días se hacen cortos, los trienios y sexenios pasan veloces y un día el hasta hace poco candidato se descubre ya no sólo fuera de la silla que ocupó tres o seis años sino olvidado en un triste rincón, como la muñeca fea de Gabilondo Soler.
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El otro día viajé en el mismo avión que Diódoro Carrasco –en su momento todopoderoso gobernador de Oaxaca y secretario federal de gobernación. Nadie lo reconoció a pesar de su esfuerzo por pasar frente a todas las filas esperando un: “Buenas tardes, licenciado”, que nunca llegó.
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Es ley no escrita de la política mexicana debería hacer pensar a los candidatos –desde ahora, desde las campañas- que dado que el tiempo es preciado y los intereses obnubilan la única manera de pasar a la historia es hacer cosas. Cosas importantes, trascendentes, que cambien o modifiquen –no pasajeramente- el estado lamentable en el que nos encontramos.
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Los indicadores son claros: Puebla no va para ningún lugar, retrocede con prisa (no sólo se estanca, ojalá, regresa a ese pasado levítico que es su peor rostro: el de la cerrazón reaccionaria que dice: “Estábamos mejor cuando estábamos peor”, y lo pregona a voz en cuello.
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Sí, Puebla necesita un tren rápido –como no me he cansado de repetir-, ese sueño que se ha postergado desde Jiménez Morales por mafias de transportistas que perderían el suculento negocio. Sí, Puebla necesita un metrobús pero antes que eso necesita un reordenamiento radical del transporte público que es un cáncer con sus metástasis permanentes –las viejas combis-, una regulación que tenga en cuenta, principalmente al Centro Histórico, eje de la riqueza de la ciudad vía el turismo (nadie viene a Puebla para visitar La Vista). Se necesita un proyecto integral del Centro Histórico de la ciudad que rescate el comercio (no es posible que esté sólo lleno de Centros Joyeros y que el Zócalo parezca una plaza de armas de pueblito con todo y sus chisguetes). Son propuestas sensatas que empezamos a escuchar, pero hasta ahora propuestas aisladas que no se replantean la vocación de la ciudad y el estado, que no hablan de planes microrregionales y de rescates serios (de bosques, por ejemplo, pero también de actividades que fueron fuente de riqueza de aquellos lugares por décadas o incluso siglos).
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Como el elector al que se está buscando es urbano no hemos escuchado un plan integral en materia de desarrollo rural que integre la puesta en marcha de la modernidad de nuestro campo (sustentabilidad, agricultura orgánica, temas que agregan valor a las cosechas y a la larga producen desarrollo sostenido e ingresos para los campesinos. Ya basta de inventarnos el campo cada seis años con buenas intenciones. Hace tiempo escuché decir a Alberto Jiménez Merino que el principal problema a solucionar para el futuro inmediato de Puebla es el del agua. Oigamos a los expertos, por una vez. Allí está el Colegio de Posgraduados y la BUAP que desde hace años han hecho propuestas centrales en la materia, allí están las ONG´s de las que he hablado aquí –en la sierra norte y en la mixteca-, que han desarrollado comunidades enteras a través de la medicina tradicional, del replanteamiento de la artesanía. Se necesita reaprender a producir para poder hacer circular los volúmenes y las calidades que necesita el mercado global. No podemos seguir teniendo un campo que, eventualmente, se limita a la alimentación de traspatio.
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Las plataformas electorales –que tristemente les parecen a los institutos políticos mero trámite pues no podrían ser más pobres-, muestran a unas coaliciones sin ideas, sin creatividad, sin arrojo o empuje. Necesitamos escuchar ya –y creer que va a ser posible- un proyecto integral de una Nueva Puebla. Quien lo haga con absoluta contundencia, quien muestre que puede correr el riesgo y que está dispuesto a hacer de estos tres o seis años historia, ese ganará las elecciones, más allá de las encuestas (hasta dos días antes, en Baja California Norte, todo mundo decía que Hank era el ganador, incluidas por supuesto las encuestas: el electorado decidió otra cosa en una sorpresa enorme en contra de una de las fortunas más importantes del país, no pocas lecciones deberían sacar de esto los war romos de los candidatos).
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No tenemos un candidato en ninguno de los frentes –ni a diputados, si a esas vamos- con un carisma arrollador, que se lleve la elección por imagen. Es mejor, a la larga, porque permite que los candidatos saquen ideas, propongan cambios, se muestren confiables y confiados en su capacidad de sacar a Puebla del agujero en el que estamos enterrados. Es bueno, también, a corto plazo, porque nos evita la vanidad del líder mesiánico que se cree salvador por su carisma (al fin, gracia, según la etimología), y los hace necesitar del voto casa en casa, del voto que cuesta trabajo. En política la lealtad del elector se gana con sudor, con valentía. Ideas, muchas ideas. Hablar, hablar. Necesitamos escuchar. Y como lo he dicho también aquí: participar. Un foro estatal en serio, donde escuchemos incluso lo que los candidatos no quieren oír (ya de zalameros estamos hasta el copete, por cierto). Uno de al menos cinco foros. Este primero puede ser en general, de diagnóstico. Otros, los individuales, deberán cubrir: desarrollo rural y regional, turismo cultura y economías alternativas, otro desarrollo económico, inversión y empleo; uno más democratización y modernización del estado, una reforma política integral. En estos foros cabríamos todos y podríamos discutir, antes de votar, por una plataforma política seria. ¿Qué coalición tomará la idea y llevará mano?
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Una vez más debemos creer en la política, no en el nihilismo. Debemos creer que es posible hacer algo por Puebla. Si estos candidatos no están dispuestos a compartir ese sueño es probable que el votante mayoritario sea, de nuevo, el abstencionismo. Muchos seguiremos trabajando organizadamente para una mejor Puebla pero la plataforma para relanzar al estado se habrá quedado, nuevamente, oxidada, en el olvido. La política no es de los políticos, es de los ciudadanos, los verdaderos agentes del cambio. Aquel que tome en cuenta esta verdad incontestable habrá de hacer la verdadera diferencia.

lunes, mayo 03, 2010

Las neuronas de plomo (Diario Milenio/Opinión 03/05/10)

Herodes también fue niño
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Es la noche del 30 de abril y en la televisión aparece una escena escalofriante: ante los féretros de dos niños asesinados, miembros de la familia berrean presas de un desconsuelo vacío de respuestas. Poco después, aparece la madre señalando que no fueron los narcos, sino los militares quienes ocasionaron esas muertes. Por su parte, los militares se defienden afirmando lo contrario. Y arranca la polémica a nivel nacional: un torneo de pedradas entre repartidores de culpas. Tal parece que a uno debiera tranquilizarle saber que el fuego infame vino de los villanos y no de los guardianes del orden, como si fuese un hecho deliberado, cuando lo único evidente al sentido común elemental es que se trata de un accidente estúpido, en mitad de una guerra estúpida motivada por una legislación estúpida. Darle vueltas al tema de si a esos inocentes los mató la granada de los malos o las balas de los buenos, conduce a discusiones bizantinas que pueden ayudar a aliviar la conciencia, no así la estupidez original. ¿O será que pensamos que combatir el síntoma elimina per se la enfermedad?
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Espeluzna leer noticias como aquella de que “únicamente por precaución” ya se adiestra a los niños, en plazas de Chihuahua y Tamaulipas, a protegerse en caso de balacera, mediante simulacros donde aprenden a rodar por el piso y resguardarse. ¿Debería eso tranquilizar a sus familias? Vamos, si yo tuviera un hijo en esas condiciones ya estaría pensando en largarme de allí de cualquier forma, pero ésa no es opción para la mayoría; parece más plausible hacerse a la idea de vivir con la muerte encaramada y el Jesús en la boca, asumiendo que la vida es así y al fin y al cabo a todo se acostumbra uno. Sólo que en estos casos ni la muerte es bastante para ponerle fin a la zozobra. Escribe la española Judith Torrea, periodista y bloguera radicada en Chihuahua: “En Juaritos todo aquel que protesta o muere pasa a la lista —de las autoridades— de tener vínculos con el narcotráfico. Eso sí, sin investigar.”
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Inteligencia cero
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Hace ya muchos años que hablé de drogas con Joaquín Sabina. Se había metido, contó entre risotadas, varias rayas con esas impecables celebridades que de pronto salían en la televisión previniendo a la gente contra los estupefacientes, y al cabo remató con una sentencia irrefutable: “Quien es imbécil, con drogas es más imbécil”. ¿Y un imbécil con armas, me pregunto ahora, no es también más imbécil? ¿Y qué tal uno armado de millones de dólares fáciles? Nada lejos andaba de la verdad Frank Zappa cuando dijo que el elemento más abundante en la atmósfera no es el oxígeno, sino la estupidez. Es al menos ridículo declararle la guerra a un enemigo omnipresente para defender leyes que contribuyen a fortalecerle más allá de cualquier límite concebible. Al final, ser imbécil tiene sus privilegios, en especial para quien posee drogas, armas y dinero a granel.
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Hipocresías aparte, el de las drogas es un negociazo. El más grande y redondo del planeta. Hacer la guerra contra sus promotores no es menos que pelear contra potentados, que además son perfectamente reciclables porque business is business y esos changarros nunca estarán vacíos mientras la mercancía siga alcanzando semejantes precios. No es casual que los nuevos narcos resulten cada día más atrevidos y despiadados, cuando la guerra arrecia y los precios no paran de subir. Verdad es que los cárteles de la droga son organizaciones criminales, y en tanto eso es preciso combatirlos, aunque no necesariamente a sangre y fuego. Si se concede, pues, que este combate no es del todo estúpido, seguramente lo es la prohibición que mantiene los precios de las drogas por encima de la estratósfera. En el mejor de los casos, libramos una guerra inteligente al servicio de una causa estúpida. Creemos que un jarabe para la tos sirve para curar una tuberculosis, y el resultado se expresa en cadáveres. Gente muerta por nada y para nada en mitad de un infierno sin orillas.
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Por muertos no paramos
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Cada vez que me topo, en la columna diaria de Ciro Gómez Leyva, con los números tétricos de la guerra del narco, intento refugiarme, como Stalin, en la frialdad de la mera estadística. Puede que la más grande pesadilla de Hitler —quien para bien de todos era un estupidísimo estratega militar— durante el sitio de Stalingrado fuese la inagotable cantidad de reemplazos y refuerzos al servicio del ejército soviético. Al igual que los cárteles de hoy, el dictador disponía de infinitas reservas de muertos potenciales; por él, la escabechina podía prolongarse indefinidamente. ¿Cómo esperar, entonces, que en la guerra a los narcos disminuyan los números del muertómetro, si el negociazo sigue viento en pipa y abundan pobretones prestos a sumársele?
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No hay más que echar un ojo a la televisión americana, donde al menos la mota es pan de cada día y es un hecho que a nadie consigue asustar, para entender que todo apunta a una despenalización inminente. Mientras tanto, campea la hipocresía de la mano de la estupidez. Amigas entrañables, ya se sabe. ¿Cómo van a explicarse los padres de esos niños masacrados, de aquí a unos pocos años, que sus hijos murieron en nombre del respaldo a una prohibición idiota, o sea, insisto, por nada? ¿Consideramos héroes a los uniformados y civiles que murieron en aras de la ley seca? ¿Qué cantinero gringo no sentirá extrañeza de ver hacia un pasado ya remoto en el que su trabajo era un delito grave? ¿Qué pensarán todos esos soldados y agentes federales, luego de tanto tiempo de jugarse la vida, cuando lo que hoy combaten se vuelva legal? ¿Qué contarán las viudas a los huérfanos, “papá fue un héroe y murió por la patria”? ¿Qué porcentaje de civiles y niños inocentes debe recibir sobredosis de plomo antes de que se entienda que no salen las cuentas? ¿Es México un patio o un cuartel trasero? ¿Son respetables las leyes estúpidas, obsoletas y abusivas? ¿Hay para estas preguntas, pocas en realidad, mejor respuesta que balas y esquirlas?