viernes, septiembre 26, 2008

De economía libreril-Israel León O´farril(La Jornada de Oriente 26/09/08)

Hace unos días sostuve una interesante charla respecto al elevado precio de los libros. Yo argumentaba que los costos no eran tan altos, que en realidad se trataba de cuestiones de producción, que los tirajes eran pequeños para la mayoría de las ediciones, y que, por lo mismo, los precios tendrían que ser altos; sumado a lo anterior, añadí los pormenores de distribución y promoción de los libros, las comisiones que pagan las editoriales para ubicar sus textos en las principales librerías –que en ocasiones suelen ser una auténtica barbaridad– y, claro, no podía faltar el rubro de los derechos de autor. Bien, todo hasta ahí iba a todo dar.
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Sin embargo, en el revire, mi interlocutora me comentó que los libros que ella suele comprar debido a su área de trabajo –la psicología–, resultan más caros aun pues en su mayoría son importados; yo le contesté que en el área en que me encuentro investigando en el momento, la historia, hay dos posibles frentes: uno, muchos de los libros que consigo son realmente baratos; el segundo, muchos de los libros que debo utilizar son muy caros. Por supuesto que existen los términos medios, no hay que ser tajantes, pero considerando los salarios promedio en nuestro país, y que la gente prefiere echarse un taco que leer –¿¡cómo!?–, pues estamos en el hoyo.
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Ella añadió la cereza al pastel de la ignominia editorial al comentarme que en Cuba los libros cuestan una bicoca, y que cuentan con grandes tirajes, claro está, porque están subsidiados; para colmo, parece que los índices de lectura en la isla son mucho más elevados que en nuestro país. Ello deriva, por supuesto, de políticas públicas constantes y sólidas en educación y cultura. Claro que entiendo aquello del régimen vertical e impositivo; comprendo también lo de la mano de hierro y los abusos a los derechos humanos, no me chupo el dedo. Pero de que leen más que nosotros, eso es muy cierto, aunque sea a chingadazos. Ni hablar, no pude contestar nada.
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Y surgen varias interrogantes de todo esto: ¿es que el costo de los libros es lo que ahuyenta a los lectores y no lectores de libros de practicar tan sana labor? ¿Será que si bajáramos los costos, nos lanzaríamos en tropel a vaciar los anaqueles de las librerías causando un colapso nervioso a dependientes y dueños de editoriales? La respuesta es un rotundo no.
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En este mismo tenor, escuchaba el domingo pasado, en un programa de Sicom Radio dedicado a los libros, una estadística alarmante: el mexicano lee en promedio un libro y medio al año. Aunque habría que matizar un poco estas cifras, pues no todos los mexicanos están en edad o en capacidad para leer, y siempre me incomoda mucho la cifra esa del “medio libro” –¿si lo empezaste a mediados de diciembre y acabas a mediados de enero vale como medio?–, me parece a final de cuentas un parámetro... chilero, pero parámetro. Y es que el estado de Puebla pretende echar a andar un programa de círculos de lectura donde se sentarán varias personas, en grupos de cinco a leer y discutir un libro por varias semanas (en sesiones espaciadas, claro está), hasta completar el texto. Este programa pretende incrementar el número de libros que leen los mexicanos a tres... ¡albricias!, pensé inmediatamente, ¡bomba! De uno y medio a tres, ¡se duplica el número de libros!... ¡Ja! Pero resulta que la conductora dice que en un país del norte de Europa –creo que Finlandia, Noruega o Suecia– se leen 40 libros al año, y que en España, 14; que en Argentina unos 12. Sé que no se trata de leer libros a lo tarugo para llegar a la meta deseada –yo no mido mi capacidad lectora en número de libros o palabras que leo–, ¡pero tres al año!
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Lo cierto es que en este país seudo globalizado–neoliberal–mercantilista–superfluo–light–de telemarketing– región cuatro, donde copiamos modelos sin ton ni son, existe una realidad apabullante: la mayoría de los mexicanos no leen ni siquiera las cajas del cereal, a menos que sea algo de interés público como los escarceos y meneos de cualquier encueratriz de cuarta, o de algún cantantillo de baladas idiotizantes.
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Los libros tienen el costo que tienen pues, en gran medida, han caído en el sistema de consumo, que si mi siempre diligente maestra de economía no mintió, se reduce a la oferta y la demanda, algo tan soez y vulgar como suena. Pareciera que el lujo se apoderó del siempre sano deleite de las letras y tan sólo una punta de exquisitos habrá de disfrutarlas. ¿En verdad los libros tienen que entrar al mercado y ser presa de capitales especulativos o políticas ramplonas, de gobiernos más chabacanos aun? A final de cuentas, mi interlocutora y yo concluimos como dirían los clásicos: “Tejones porque no hay liebres”, o lo que es lo mismo, ni mole de olla, a comprarlos y se acabó.

Paquidermos del centro

Diario Milenio-Puebla (26/08/09)
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Yo no sé a qué se debe el asombro de un cronista radiofónico quien reportó la mañana de ayer, desde una estación del Distrito Federal, que en varios puntos de México se habían encontrado paquidermos en plena calle, hechos ante los cuales la gente no sabía cómo reaccionar. Habrá que verlo quizá como un fenómeno poco común. Y ya. Comentó el cronista que ese raro fenómeno se debe a que los ayuntamientos dejan que se instalen los circos donde sea, sin ninguna medida de seguridad.
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Por lo pronto recuerdo que hace mucho tiempo casi me brincó un cebú que se desplazaba velozmente en pleno centro de la ciudad y recuerdo que –efectivamente, como consecuencia del mal cuidado que a los animales les ponen los dueños de los circos— a mi hermano lo abrazó con euforia un mandril que escapó de su jaula.
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Al escuchar al cronista, pensé entonces que Augusto Monterroso pudo haberse inspirado (aunque sé que la inspiración no existe) para escribir su clásico cuento corto, “Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba ahí”, en uno de estos casos rarísimos.
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Un video de esos que les encantan a los norteamericanos muestra a un cocodrilo que sale de la orilla de un río y se traga así, de golpe, a un pobre niño güerito que se a su vez, se estaba comiendo un emparedado. Videos y datos para la morbosa curiosidad. Lo curioso es la coincidencia señalada por el amigo de la crónica radiofónica. En varios puntos del país, en la calle, a la misma hora casi del mismo día, la gente pudo ver (observar) la presencia de paquidermos.
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En el Vips del centro, vi que las personas se paraban y salían como si estuvieran participando en un simulacro de sismo. No iban a ver tras los cristales a un paquidermo en la calle. Todos corrían a pedirle un autógrafo a Evita Muñoz “Chachita”. Al darme cuenta de eso, seguí metido en mis hot cakes y mi americano descafeinado.
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Hace tres meses que anduve por San Luis Potosí, en el restaurante del hotel donde me hospedaba, un personajillo de la farándula (un cantantito hechizo como los muebles de Los Sapos), esperaba ansioso a que alguien se le acercara a pedirle su autógrafo. Lo acompañaba una pareja y se reían para llamar la atención. Nadie se le acercó, por supuesto. Este hombre del que era Miguel Ángel, el de la primera generación de La Academia. Lo insisto: es más interesante, sin duda, encontrarse con un paquidermo.
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Me encuentro un poco recluido últimamente porque, tal y como se lo dijo Pita Amor a Daniela Romo en una entrevista, ya no soporto a mucha gente. Estoy recluido y creo que no tengo posibilidades de toparme con un paquidermo. Sin embargo, pienso que para mí sería mucho mejor lo último que sortear las mesas del Italian del Portal Morelos los domingos que hay ruedas de prensa organizada por políticos monotemáticos. Mejor sería fotografiar a un paquidermo en el centro.

miércoles, septiembre 24, 2008

Notas varias sobre "Cuauhtémoc. La defensa del quinto sol" la reciente novela de Pedro Ángel Palou

Se declara Palou a favor del Quinto Sol (Diario Intolerancia-Cultura- 24/09/08)
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Cuauhtémoc es un texto que busca encarar la historia desde la perspectiva de la narrativa, pero sin la libertad de la ficción”, dice el exsecretario de Cultura, ahora radicado en París
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El escritor poblano, Pedro Ángel Palou García, quien se considera “un verdadero ecléctico a la hora de leer”, puso en circulación su reciente novela Cuauhtémoc. La defensa del Quinto Sol, que completa la trilogía de héroes mexicanos, junto con Zapata y Morelos.
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El novelista y editor, quien tiene entre sus lecturas favoritas las obras de los autores más disímbolos, desde Juan Rulfo hasta Marguerite Yourcenar; de Carlos Fuentes a Raymond Chandler y de Salvador Elizondo hasta Klossowski, habló de su nueva publicación.
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“Es un texto que busca encarar la historia desde la perspectiva de la narrativa, pero sin la libertad de la ficción. Aquí todo está documentado con una rigurosa investigación. Decidí el tono y el narrador sin alterar la cronología, con el fin de devolver la confianza al lector y develar el lado humano de los héroes”, dijo. El título Cuauhtémoc. La defensa del Quinto Sol completa la trilogía Sacrificios Históricos, junto con Emiliano Zapata y José María Morelos y Pavón.
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“El tono, porque los novelistas perseguimos eternamente tonos, fue básico para lograr una novela con verdad, entretenimiento y poesía”, refirió.
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Amplio reconocimiento
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Palou García, también investigador del Centro de Estudios de lo Actual y lo Cotidiano en la Sorbona, en París, tiene más de 30 libros publicados. Entre ellos destaca En la alcoba de un mundo, Una vida de Xavier Villaurrutia, Memoria de los días, Amores enormes y Los placeres del dolor. Igualmente es autor de Con la muerte en los puños, El diván del diablo y La ciudad crítica.
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A la fecha ha recibido numerosos reconocimientos y no pocos premios dentro y fuera del país. Su obra ha sido traducida a diversos idiomas, sobre todo al inglés, al francés y al italiano.
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Acerca de su nuevo libro comentó que “la gran Tenochtitlan está en ruinas, la ciudad ha quedado desolada luego de que Cuauhtémoc, incapaz de aceptar su destino de ser prisionero, y buscando evitar la tragedia que se cernía sobre su gente, intentó librar la última batalla con la esperanza de conseguir lo imposible”.
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A lo largo del libro, editado por Planeta, el lector se encuentra con una fascinante historia. “Ahora que la guerra ha terminado, Ocuilin, sirviente cercano al emperador azteca, relata fielmente los convulsos días de la Conquista, cuando los dioses no tuvieron más nada que decir.”
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Agrega el autor que “nada dijeron, porque la caída del Quinto Sol ocultó para siempre el esplendor de su imperio”. Con esta novela, Palou ha conseguido contemplar, más allá de la derrota, el destino de un hombre y el hundimiento de uno de los más grandes imperios de la historia.
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Método de trabajo
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“Decidí el tono y el narrador sin alterar la cronología, con el fin de devolver la confianza al lector y develar el lado humano de los héroes”, afirma el también autor de El diván del diablo.
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Pedro Ángel Palou, “Cuauhtémoc: La defensa del Quinto Sol”-(Correo. Diario del Estado de Guanajuato 27/09/08)
Por: Eduardo Estala Rojas
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Pedro Ángel Palou García (Puebla, 1966) es doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de Michoacán. Escritor, novelista, editor, periodista e investigador del Centro de Estudios de lo Actual y lo Cotidiano en la Sorbona, París, Francia.
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Entre sus más de 30 libros destacan las novelas: En la Alcoba de un Mundo, Una Vida de Xavier Villaurrutia (finalista del Premio Internacional Pegaso), Memoria de los Días (Joaquín Mortiz, 1995), así como los libros de cuentos Amores Enormes (Premio Jorge Ibargüengoitia, 1991) y Los Placeres del Dolor. Otras novelas recientes: Con la muerte en los puños (Alfaguara, 2002), El Diván del Diablo (Ediciones B, 2005). Además de La Ciudad Crítica (Premio René Uribe Ferrer, Las Imágenes de América Latina 1998), cuya obra ha sido traducida al inglés, francés e italiano.
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Su nueva novela Cuauhtémoc: La Defensa del Quinto Sol, forma parte de la trilogía de héroes mexicanos publicada por la Editorial Planeta y que se completa con los títulos Zapata y Morelos.
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En esta entrevista el Pedro Ángel Palou García, habla de su obra literaria-histórica, el origen de su última novela titulada Cuauhtémoc: La Defensa del Quinto Sol. Al mismo tiempo, dialoga sobre cuál es la importancia de una educación literaria temprana en México. Además nos comenta cuántas horas le dedica a la lectura. Según cita el escritor Guillermo Samperio: "Si algo caracteriza la escritura de Pedro Ángel Palou es su diversidad de tonos, sus múltiples registros, sin aliarse con ninguna corriente literaria…".
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¿Cómo definiría su obra literaria-histórica?
Se trata de un esfuerzo por encarar la historia desde la narrativa pero sin la libertad de la ficción. Me explico: todo debe estar documentado, hay una rigurosa investigación. El novelista escoge el tono, quién habla, pero ni siquiera altera la cronología. La razón es sencilla: devolverle la confianza al lector, develar en serio la parte humana de los héroes."
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¿Cómo y dónde se origina su novela "Cuauhtémoc: La Defensa del Quinto Sol"?
En la trilogía Sacrificios Históricos. Junto con Zapata y Morelos, los tres grandes derrotados. El tono (los novelistas perseguimos tonos) en la Crónica Mexicayotl y en la Crónica de la Guerra Tolteca-Chichimeca."
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¿Qué encontrará el lector en este libro?
Verdad, entretenimiento. Poesía.
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¿Qué piensa de la educación literaria en México?
No se deberían dejar leer fragmentos en la primaria y secundaria, sólo obras completas. Tendríamos lectores.
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¿Cuáles cree que son los retos actuales y futuros de los escritores en Latinoamérica?
Es una pregunta que cada escritor latinoamericano contestará distinto. No creo que nadie se plantee, además, algo tan general cuando escribe. Yo no me digo ¡qué retos latinoamericanos!, sino qué retos míos: escribir en el mejor español posible para un lector ávido que tiene un conocimiento complejo de la novela, que le viene de lecturas, pero también del cine y la televisión.
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¿Qué escritores han influido en su obra?
Joyce, Rulfo, Elizondo, Fuentes, Onetti, Henry James, Patricia Highsmith. Soy muy ecléctico: Robert Graves y Marguerite Yourcenar para la novela histórica. Georges Simenon y Raymond Chandler en la negra. García Ponce y Pierre Klossowski en la erótica. Junichiro Tanizaki y Kenzaburo Oé, en mi recorrido permanente por Japón y casi todos los escritores del budismo zen con Dogen Zenji, a la cabeza, pero el dramaturgo Zeami Motokiyo también. Ah... y Pascal Quignard, ese es el verdadero maestro contemporáneo.
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¿Hay alguna novela o poemario en particular, que usted sienta es el que más le ha satisfecho como lector y que le ha contribuido en su obra?
"Muerte Sin Fin (José Gorostiza) en poesía y, Los Demonios de Dostoievski en novela".
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¿Cuántas horas a la semana le dedica a la lectura?
Entre treinta y cuarenta. Leo todo el tiempo, en todos lados. De noche, pero también cuando viajo, cuando como incluso.
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Por último, ¿Cuál es la frase que más le ha marcado en su vida hasta el día de hoy? ¿Y por qué?
Es del novelista norteamericano Washington Irving: «Las grandes mentes tienen propósitos, las mentes pequeñas, tienen deseos»".
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Y así finaliza esta entrevista con Ángel Palou García.
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Cuauhtémoc fue la figura más trágica de México: Ángel Palou-(La Crónica de Hoy/Culturas 06/09/08 )
Por: Adrián Figueroa
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Cuauhtémoc, el último emperador azteca, es un personaje más complejo de lo referido por la historia oficial y es, al mismo tiempo, la figura más trágica de México, al significar su muerte el fin de una civilización, apunta el escritor Pedro Ángel Palou.
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En su reciente libro Cuauhtémoc, La defensa del Quinto Sol, presenta en voz de un narrador —Ocuilin, a quien ubica como su sirviente más cercano—, el relato de la intimidad del tlatoani, sus visiones, ideas y la férrea lucha por defender a su pueblo de la invasión de Hernán Cortés y sus tropas.
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“Hay algunos velos que no dejan ver la figura del último Señor de los Hombres, porque aún persisten las deformaciones que la historia oficial puso sobre él. Su pensamiento, ideas políticas y sociales, concepción del mundo y desarrollo están olvidados”, agrega.
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Una de ellas, explica, es el nombre: Águila que cae, cuando en realidad Cuauhtémoc significa Águila del crepúsculo. La distorsión tiene que ver con la derrota.
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En realidad, su nombre denomina al ocaso del sol que sale nuevamente al día siguiente. Es la forma cíclica como pensaban los aztecas para referirse al quinto sol. No es la terminación del mundo, sino la forma de renacer. Eso chocaba contra la visión cristiana.
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Palou García va entretejiendo la historia de Cuauhtémoc desde su niñez, su adiestramiento como guerrero, el tiempo como sacerdote, al líder de la rebelión contra Moctezuma y las batallas contra españoles y su muerte a manos de Cortés.
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En ese periplo, el escritor señala sus diferencias con Moctezuma, a quien critica su excesivo afán de proseguir la guerra, no sólo para obtener prisioneros y destinarlos al sacrificio, sino como una tendencia alimentada por la superstición.
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Precisa que Cuauhtémoc rechazaba que Cortés era el divino. “La matanza en Cholula que perpetró con sus tropas estaba muy alejado de esa mención. Lo que no sabía el último Señor de los Hombres, es que la guerra no la perdería con el español, sino con sus enemigos naturales: los tlaxcaltecas, huexotzincas y mayas. La habilidad de Cortés para adherirlos a su causa, fue la razón principal”.
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Establece que Cuauhtémoc se da cuenta que su fracaso es el fin de una forma de ver la vida.Es ahí donde comienza el olvido y la falta de memoria del mexicano. En la Colonia había argumentos para ocultar la historia, pero en la Independencia y época liberal se decidió que los aztecas eran una sociedad de bárbaros que no debían conocerse.
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Las fantasías de que le quemaron los pies porque buscaban su tesoro. ¡El tesoro de Cuauhtémoc nunca existió! Es como el que ahora nos dicen que hay en el fondo del mar. “La realidad hay que construirla día a día y no vivir su mitologización”.
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Por eso, añade, escribo novelas históricas para no olvidar el pasado y reflexionar sobre el presente.
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La historia de México es la de una derrota: Pedro Palou (Organización Editorial Mexicana 15/09/08)
DPA
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Ciudad de México.- "La historia de México es la historia de una derrota", afirma el escritor mexicano Pedro Ángel Palou (Puebla, 1966), que acaba de publicar su novela histórica "Cuauhtémoc, la defensa del Quinto Sol".
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"Los grandes héroes de la historia de mi país, que son descritos como grandes héroes en las escuelas mexicanas, son los derrotados. La quintaesencia de esa épica de la derrota nacional es Juan Escutia, el soldado que en la Batalla de Chapultepec se envuelve en la bandera mexicana y se suicida al ver la superioridad numérica del enemigo", cuenta.
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Palou, que ya había transitado la novela histórica con "Zapata" y "Morelos, morir es nada", narra en "Cuauhtémoc" la caída del último emperador azteca, quien ante la imposibilidad de vencer a Hernán Cortés se entregó al conquistador español, de quien quedó prisionero. La revisión exhaustiva de códices y crónicas de la época le permitieron al autor caer en la cuenta de las versiones encontradas que la historia mexicana conserva en torno a la figura de Cuauhtémoc.
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"Algunos códices dicen que es primo y otros que es sobrino de Moctezuma; en unos mata a Moctezuma, en otros no; a veces lo vemos como gobernador militar de Tlatelolco y otras como sacerdote que se corta el pelo para poder convertirse en guerrero y combatir a los españoles", expresa Palou. "Frente a esa diversidad absoluta de visiones del propio Cuauhtémoc como figura, el mayor desafío era determinar quién iba a contar la historia del último soberano azteca", agrega.
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La inspiración llegó de una novela que Palou considera una de sus favoritas: "Zama", del argentino Antonio di Benedetto, publicada en 1953 y considerada una de las obras fundamentales de la literatura latinoamericana, así como de "El entenado", del también argentino Juan José Saer.
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"Las dos novelas tienen sentido de crónica y utilizan un lenguaje que está a caballo entre la contemporaneidad y la época colonial cuyos hechos narran. 'El entenado', además, es una confesión no pedida a un tribunal inexistente, la nada escrita a la nada", explica el escritor mexicano. "Para contar la vida de Cuauhtémoc necesitaba poder contar también yo la nada escrita a la nada, el puro lenguaje y por eso hay un testigo que habla en nombre del soberano azteca", señala.
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Palou afirma que para él "toda la novela es una novela de aventuras hasta que Cuauhtémoc llega a la celda y comienza una tragedia mexicana que nos ha atravesado hasta nuestros días". "Fue muy importante descubrir que, a pesar de que se cree popularmente que la cultura azteca fue sanguinaria, en realidad, como verdadero reino agrícola que era, propiciaba una cultura de la vida y no de la muerte", explica.
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"La verdad es que para cualquier mexicano, por más que te sientas mexicano, si hay algo ajeno a nosotros es la cultura azteca pues no fuimos formados en ella", concluye.
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Retrato literario de ‘grandes idealistas’Pedro Ángel Palou culmina la saga con la historia de Cuauhtémoc -(El Universal 16/09/08)
Por Yanet Aguilar Sosa
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Si Emiliano Zapata fue prócer de la Revolución y José María Morelos luchador de la Independencia, Cuauhtémoc fue cabeza de una rebelión sacerdotal que llevó hasta las últimas consecuencias la guerra contra los españoles.
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Aunque protagonistas de distintas etapas en la historia de México, los tres personajes que el escritor Pedro Ángel Palou llevó a la novela histórica tienen características comunes: eran grandes idealistas que nunca buscaron el poder. “Lucharon porque un grupo de hombres los eligió y definió su destino”.
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El escritor poblano, nacido en el año 1966, aseguró que con la novela Cuauhtémoc: la defensa del quinto sol (Planeta, 2008), cierra una trilogía sobre los “grandes sacrificios históricos”, que inició con las novelas Zapata y Morelos.
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Su propuesta fue contar la historia de hombres cuyas muertes no representaron un gran avance en la historia de México; y además confirmó que tenía razón en su proyecto de escribir las tres novelas desde la verdad histórica. “Tenía la convicción de no mentir, sino que debía ir a los documentos, estudiarlos con cuidado y apegarme a los hechos; creo que el papel del novelista histórico en México en este momento particular del país, es devolverle la palabra confianza al lector”.
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Así descubrió que Cuauhtémoc, Zapata y Morelos no buscaron el poder, fueron elegidos; y que ante esa responsabilidad sólo les quedó defender un ideal; en ese sentido “fueron profundamente idealistas” y aunque los tres murieron de forma terrible, la historia de Cuauhtémoc es la más trágica porque su muerte es también el final de un modo de ver, decir y pensar.
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“No es el sacrificio de un individuo o de una comunidad, es el sacrificio de un México. A partir de entonces estamos atrapados en esa especie de búsqueda perpetua del tesoro de Moctezuma: entre el dorado que no tuvimos y el tesoro que ya perdimos, entre el cielo de la añoranza y la tierra de la esperanza; seguimos viviendo en una especie de tiempo suspendido, que es el tiempo mexicano”.

martes, septiembre 23, 2008

2da Lectura de inéditos en Centro de Lectura Condesa del INBA. Organizan Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura de Puebla y la Fuga

25 de septiembre (19:30-21:00).
Centro de Lectura Condesa del INBA ubicado en Nuevo León 91, Col. Condesa. México, D.F
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Abigail Rodríguez
3 de junio de 1990
Estudia Música en el Colegio de Artes de la BUAP
Narradora.
Ha sido alumna de Verónica Estay, Mempo Giardinelli, Roberto Corea Torres y Gerardo Horacio Porcayo. Actualmente se encuentra estudiando en la Escuela de escritores de SOGEM-Puebla.
Apareció publicada en la Antología de Poesía y Narrativa "El Eco Hecho Carne" (Septiembre, 2003) con el cuento “Esnifar” de la Casa del Escritor Puebla y “Evocándote” (Periódica Literatura, páginas de divulgación literaria de la Casa del Escritor, Abril-Mayo 2004, Núm. 1), “Las caderas de violeta" en la revista “Desde abajo”.
Le gusta la literatura de Rafael Bernal, Salvador Elizondo, Kundera, Borges, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, José Saramago, Kerouac, André bretón, Arreola, Rulfo, la historia, la música, los pedos sociales, el arte, Su cerebro es un procesador de imágenes y masturbaciones mentales.
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Viridiana Carreto Castillo
27 de abril de 1987.
Prófuga del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP y actualmente alumna del Colegio de Artes del Estado de Puebla.
Poeta.
Disfruta de leer novelas del realismo, el surrealismo, así como se deleita con la poesía erótica. Participó en el 8avo Festival Internacional de Puebla leyendo algunos de sus poemas.
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Indira Díaz Hernández
31 de octubre de 1988.
Alumna del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Narradora.
Goza leyendo a Dostoievski, Turgueniev, Gogol, Púshkin, Lérmontov, Andreiév, Búnin, Korolenko, Kuprín, Gorki, Goncharóv, Tolstoi, por una parte, también Kerouac, Bukowski, Burroughs, Miller, y sin separar; Sade, Arreola, Julio Cortázar, Juan Marsé, Goethe, Shakespeare, Hesse, Isaac Asimov, Paul Auster, Bataille, Chéjov.
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Gersom Mercado Chan
25 de noviembre de 1982.
Alumno del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Poeta.
En la ciudad y puerto de Coatzacoalcos, Veracruz, pega el grito él; sus padres Doña Elizabeth Chan Taylor y Don Miguel Mercado Mercado, oriundos de los estados de Tabasco y Estado de México respectivamente. Ha participado en diversas lecturas, por mencionar, los veinticincos de noviembre de cada año y en el Centro Cultural Creciente organizada por Óclesis. También es Integrante de los Poetas de lo Terrible, grupo literario-bohemio, más bohemio que otra cosa, quienes de manera conjunta crean el blog http://poetasdeloterrible.blogspot.com, donde publican periódicamente sus obras y malos viajes. Inspirado sobre todo por las coplas y ritmos propios del son jarocho, Gersom Mercado ha desarrollado una poética sincrética, que combina los ritmos y la ironía propios de las calles y autores como Neruda, con sus 20 poemas de amor de juventud, Gorostiza, con la muerte siempre presente, y el casi sublime Hölderling.
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Juan de Jesús Ramírez Rivas
28 de abril de 1987.
Alumno del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Narrador.
Sus influencias literarias en cuento vienen, principalmente del género del horror y lo fantástico, de: E. A. Poe, Sade, Maupassant, Horacio Quiroga, Francisco Tario, H. P. Lovecraft, Ray Bradbury, Gerardo Bloomerfield, Eduardo Zamacois, Ambrose Bierce y Conan Doyle, entre otros. A un nivel más general: Oscar Wilde, Milan Kundera, Homero, Rulfo y Cortázar.
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Mónica Álvarez Fernández
12 de junio de 1986
Alumna del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Poeta.
Disfruta de leer a Heidegger, Sartre, Milan Kundera, Nietzsche, Schopenhauer, Jack Kerouac, Gonzalo Arango, Silvia Plath, Cioran y Saki.
Ha participado en los eventos Poesía-erotismo- existencialismo, Lectura poética que se realizó en el Carolino (sala de proyecciones) y Poesía no eres tú, Lectura poética que se realizó en el auditorio Elena Garro de la Facultad de Filosofía y Letras-BUAP.
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Arturo Romero Meneses
15 de diciembre de 1986.
Alumno del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.
Narrador.
Goza leyendo a Amélie Nothomb, Federico Nietzsche, Berhand Schlink, Théophile Gautier, René Avilés Fabila, Sergio Pitol, Jhumpa Lahiri, Álvaro Mutis, Alessandro Barricco, Michael Ende, entre otros.

El cuerpo que no está

Diario Milenio-México (23/09/08)
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Mike Davies, el agudo crítico estadunidense y autor, entre otros tantos libros, del ya clásico City of Quartz, alguna vez sostuvo que el muro fronterizo no es más que una especie de espeluznante espectáculo político. Eficaz sólo para justificar la violencia del cruce y para reforzar, luego entonces, las dinámicas del poder generadas por el imperio, el muro no ha podido hacer lo que hacen los muros: suspender el flujo, detener el paso, contener la materia. El muro fronterizo no ha podido ni podrá evitar el cruce incesante de los hombres y mujeres que requiere la economía y el estilo de vida de los Estados Unidos. Esto lo saben muy bien los migrantes oaxaqueños, para quienes el viaje hacia el norte se ha ido convirtiendo al paso de los años y las generaciones en una forma de vida para comunidades enteras. Reitero: una forma de vida. Porque a los riesgos reales del tránsito entre los dos países, a las dificultades propias del destierro y la saña de la explotación, muchos de estos migrantes, como lo analiza la socióloga Laura Ortiz Velasco en “Agentes étnicos transnacionales: las organizaciones de indígenas migrantes en la frontera México-Estados Unidos”, han antepuesto sus propias formas de organización comunitaria para apropiarse de las realidades que su trabajo contribuye a reproducir. Aunque las estadísticas de Oaxaqueños en Estados Unidos varían (las cifras en diversas fuentes van desde los 30 hasta 500 mil migrantes), la mayoría de ellos se concentra en California. Introduciendo no sólo un lenguaje, o en muchas ocasiones dos, sino también formas de socialidad y protesta en los campos y ciudades del vecino del norte, la comunidad oaxaqueña forma parte de lo que tanto militantes como analistas han denominado la mexicanización de Estados Unidos –ese procese paulatino pero inexorable que a muchos provoca ansiedad y a otros tantos, no siempre los más, expectación.
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Pero toda esa fuerza y tradición que ha asegurado, a pesar de las circunstancias adversas, la sobrevivencia dignificada de la transmigración oaxaqueña ha sido posible sólo a expensas de su presencia entre intermitente y fantasmagórica en la región de origen. Sus cuerpos no están o están sólo a veces sobre las veredas que los vieron nacer. Apariciones súbitas. Sus manos no toman la herramienta que puede horadar la tierra para producir maíz, agave, frijol. Sus ojos no ven los rines oxidados de un carro que alguna vez funcionó. Aquél juguete. Sus pies no se introducen con curiosidad o devoción en las aguas curativas de Hierve el Agua –dos cascadas petrificadas de carbonato de calcio de grandes dimensiones y dos pequeños manantiales de agua carbonada (lo cual quiere decir que son verdiazules). Sus voces. Sus ecos. Los 2501 migrantes de Alejandro Salgado son, fundamentalmente, una meditación sobre esa ausencia. Los 2501 migrantes son un trabajo, en realidad, sobre los alcances del cuerpo que no está.
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Mucho se ha hablado sobre la nostalgia del que parte, pero pocas veces se ha explorado, y mucho menos con barro, la larga melancolía del que se queda. ¿Qué ve en realidad el testigo del lento proceso del deterioro, la paulatina configuración de la ruina, la siempre fugaz alegría del reencuentro? ¿Cómo se experimenta en carne propia el proceso a través del cual la realidad se vacía? Cuando uno camina por entre los cuerpos de barro de los migrantes no puede evitar pensar que se encuentra ante el trabajo del niño solitario pero inventivo que, a fuerza de puro deseo, tuvo que construir a sus propios compañeros de juego. Hay algo de esa energía infantil y voraz en el diseño de los cuerpos, especialmente en la manera en que cuelga el sexo masculino y en cómo el sexo femenino se abre en dos. Dicotomía fulgurante. Hay algo de esa energía desatada e imposible en los cuerpos de barro que nos los traen de regreso. Y para recibirlos e invocarlos al mismo tiempo, para seguir jugando ese juego tan extremo que se llama la vida, Alejandro Santiago irá colocando a sus 2501 migrantes en un pueblo que con su presencia, que es toda ausencia, dejará de ser fantasma para volverse pura intervención. Y si ese no es el poder del arte, ¿qué es? Y si esto no es una forma de resistencia ¿qué es?
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En ese largo estudio sobre las dinámicas personales y políticas del dolor humano que es The Body in Pain, especialmente en el capítulo que le dedica a la tortura, Elaine Scarry analiza con singular atención el lugar del interrogatorio en la producción de una confesión que siempre, por necesidad, será la que quiere oír el representante del poder, es decir que será, aun siendo verdadera, falsa. Una impostura que responde a una imposición. Un trueque que, según testimonios varios, termina produciendo no sólo culpa sino un sentido de traición y, aún más, de auto-traición. El interrogatorio fronterizo que tiene como objetivo producir, a través de la constante confirmación, una identidad única, pareciera cumplir, dicho sea esto guardando todas las proporciones del caso, una función similar: Yo soy ése que aparece ahí, tendrá que asegurar el migrante frente a su documento de identidad. El que aparece ahí soy yo, repetirá. Y todo eso, aunque a veces sea verdad, tendrá que ser, por necesidad, porque eso es lo que quiere escuchar el representante del poder, falso. Una impostura que responde a una imposición.
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Dice Alejandro Santiago que pocas veces se ha sentido más desnudo que frente a un oficial de migración. No dice que el interrogatorio es un arma del imperio que le hiere el cuerpo, pero lo sugiere. Lo que sí dice es que ésa es una de las razones por las cuales sus migrantes de barro van desnudos: todos ellos están ahí permanentemente, en la garita, impostándose a sí mismos, respondiendo. Todos ellos están cruzando. Gerundio eterno. Y yo que he pasado tantas veces por ese trecho y que, aún así, sigo padeciendo ese sutil desconcierto y esa suerte de horror que provoca el tener que comprobar quién soy, quién de entre todas las que soy soy, me quedo mirando a los cuerpos de barro y, súbitamente, me siento parte de ellos.
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Y es entonces que tú, que es otra forma de decir yo, nos ves.

Un pensamiento, uno.

"Cuando uno desea contar su vida, en lo primero que piensa es en una novela. Todavía no he escuchado a nadie que planee contar el cuento de su vida o el poema de su vida".
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Ana García Bergua. Un mundo pararelo.
La novela según los novelistas (FCE, 2007)

Notas sobre la presencia de Inéditos en Casa de Lectura Condesa

Escritores se abren paso (Diario "El Columnista"-Puebla-22/09/08)
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El pasado 19 de septiembre, la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura de Puebla y la Coordinación Nacional de Literatura del INBA presentaron, en la Casa de Lectura Condesa de la Ciudad de México, a un grupo de siete escritores poblanos, alumnos del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Buap, cuyo promedio de edad es de 22 años, integrado por Conrado Zepeda, Leonardo Ávila, Israel Aguilar, Verónica Xochipiltecatl, Allan Arroyo, Alfredo Godínez y Carmen Barranco.
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Un segundo contigente de otros sierte jóvenes escritores (Abigail Rodríguez, Viridiana Carreto, Indira Díaz, Mónica Álvarez, Gersom Mercado, Jesús Ramírez y Arturo Romero) se presentará en el mismo lugar el 25 de septiembre, las 19:30 horas.
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Un éxito la Lectura de inéditos en el INBA (Diario Poblanerías en línea- 22/09/08)
Siete jóvenes escritores se presentaron, el pasado 19 de septiembre, en la Casa de Lectura Condesa del INBA para dar lectura a creaciones inéditas de su autoría
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En una acción organizada por la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura de Puebla y la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, se presentaron en la Casa de Lectura Condesa de la Ciudad de México un grupo de 7 escritores jóvenes de Puebla, para dar a conocer creaciones que no han sido publicadas en libro alguno.
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Vale la pena resaltar que los jóvenes creadores son todos ellos alumnos del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la BUAP y con un promedio de 22 años de edad, integrado por Conrado Zepeda, Leonardo Ávila, Israel Aguilar, Verónica Xochipiltecatl, Allan Arroyo, Alfredo Godínez y Carmen Barranco.
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El próximo 25 de septiembre se hará la segunda presentación, en el mismo lugar, con un segundo grupo integrado por Abigail Rodríguez, Viridiana Carreto, Indira Díaz, Mónica Álvarez, Gersom Mercado, Jesús Ramírez y Arturo Romero.
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Inéditos poblanos leen en La Condesa (Diario Intolerancia-Columna "Contrareloj" de Federico Vite-22/09/08)
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El pasado viernes 19 de septiembre, en una acción organizada por la Dirección de Literatura de la Secretaría de Cultura de Puebla y la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, se presentaron en la Casa de Lectura Condesa, en el DF, un grupo de siete escritores jóvenes de Puebla, alumnos del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP). Quienes brindaron la lectura no han publicado ningún libro aún; tienen en promedio 22 años y resulta significativo que fuera de la ciudad en la que residen se les abra un espacio para mostrar su trabajo. Leyeron Conrado Zepeda, Leonardo Ávila, Israel Aguilar, Verónica Xochipiltecatl, Allan Arroyo, Alfredo Godínez y Carmen Barranco. Un segundo contigente de otros siete jóvenes escritores (Abigail Rodríguez, Viridiana Carreto, Indira Díaz, Mónica Álvarez, Gersom Mercado, Jesús Ramírez y Arturo Romero) se presentará en el mismo lugar el próximo jueves 25 de septiembre a las 19:30 horas.

lunes, septiembre 22, 2008

El mundo es de los zopencos

Diario Milenio-México (22/09/08)
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La baba que contagia
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Contra lo que presumen los arrogantes, no hay quien se mire a salvo de la estupidez. Tampoco es un secreto que la arrogancia misma nace de por sí estúpida, toda vez que supone que los demás lo somos por defecto. Cuando uno escribe, suele hacerlo tratando escrupulosamente de eludirla, pero ella es en tal modo escurridiza que consigue inmiscuirse inclusive en los párrafos que se tienen por sesudos (empezando por éste, que con algún candor pretende acorralarla). Peor resulta cuando se abre la boca para cumplir con el capricho idiota de espetar lo primero que se piensa; los labios rara vez son avispados, si hasta cuando se besan es frecuente que se les vayan los pies.
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La estupidez, aparte, resulta contagiosa, merced a su bien conocida fuerza centrípeta, que en el primer descuido captura a los más vivos en su dinámica y los lleva a decir lo que debiera ser indecible. No son pocos los zafios que gustan de introducir estupideces obvias en una discusión, para que así la rabia del oponente le lleve por sí misma a soltar las burradas más escandalosas, hijas del revanchismo irreflexivo y los complejos menos presentables; aunque ya quien se mira inmerso en esas controversias debería recordar que nadie pierde tanto en una discusión como aquél que la gana de manera evidente, y en consecuencia se hace de un enemigo que cobrará esa deuda más tarde o más temprano, a saber con qué réditos leoninos. Nada es más fácil, cuando se enfrenta un argumento idiota, que responder con la mordacidad, o de plano el insulto, que aplicados con cierta elegancia son como una estocada en el ego del otro, pero jamás alcanzan para matarlo. Y ahí está la cuestión, porque al cabo el denuesto más brillante acaba llevando agua al molino voraz de la estupidez.
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Tarugos de campeonato
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Afortunadamente para nuestra autoestima, pocos campos parecen tan competidos. Gracias a eso, la mayor parte de nuestras tonterías cotidianas pasa de noche frente a las grandes perlas de la imbecilidad, que generosamente nos permiten apuntar hacia ellas y carcajearnos cual si fuésemos inmunes a su poder viral. Un hormiguero, cantaba Chava Flores, no tiene tanto animal, pero habría que ver cuál de las demás especies comete tantas pifias gratuitas; revisa uno la historia de las propias y comprueba que con pasmante asiduidad la inteligencia sólo le ha servido para aplicarse a tratar de enmendarlas, con una discreción no siempre victoriosa. En vano puja uno por entender a aquellos perversos que, quisiera suponer, los son por causa de su estupidez; pero la estupidez no es necesariamente perversa, y la perversidad, en cambio, es digna descendiente del cretinismo supino.
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Criticada inclusive por sus más destacados exponentes, la estupidez permite ser clasificada de infinitas maneras. Si hablamos de su origen, por ejemplo, podemos distinguir tres tipos principales: adquirida, espontánea y congénita. Tildar de estúpido a quien padece la tercera es una canallada que delata en el responsable la presencia de la primera o la segunda, que en todo caso tienen la costumbre de trepar juntas al escenario. ¿Quién, que no haya adquirido y alimentado prejuicios imbéciles, desaprovecha la oportunidad de sacarlos al balcón sin que nadie tenga que provocarle? ¿No es verdad que la estupidez, por su propia aversión al discernimiento, suele ser vanidosa y ávida de ovaciones? Se la ve con frecuencia erguida y solemnísima, decidida a imponer el respeto que ni con harta suerte conseguiría ganarse más que bajo el formato de un mero simulacro. Para mejor captarla en plena acción, acudamos a las recientes palabras de Jorge Chávez, líder visible de la oposición boliviana en el departamento sureño de Tarija: “De ser necesario, habrá sangre: tenemos que frenar al comunismo y derrumbar al gobierno de este indio infeliz”.
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Zoquetes al poder
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Cualquiera que se mire en el lugar del presidente Evo Morales celebrará contar con un opositor tan imbécil como el señor Chávez, capaz de responder al fanatismo revanchista en el poder con necedades aún más trasnochadas. ¿Qué más puede pedir un vengador racista, sino el odio babeante de sus adversarios? ¿Queda lugar para cualquier modelo de sensatez, una vez que en el campo de batalla destacan solamente dos extremos vistosos por su rechazo a todo razonamiento? Se equivoca quien piensa que la estupidez peca de opaca, si al contrario, su vocación consiste en hacerse escuchar y conseguir adeptos incondicionales. Entre más sean los seguidores dispuestos a hacer coro para apoyar sus ocurrencias fáciles —más valdría llamarlas escurrencias— mejor se sentirá la estupidez, pues quedará con ello menos espacio para las ideas. Conviene, en tal sentido, apuntar que esta clase de imbecilidad —embustera, estratégica, mustia— suele ser cualquier cosa menos imbécil, y ya de entrada cuenta con las burlas ingenuas de los escépticos. Fueron en su momento legión los judíos alemanes que se refocilaron haciendo chistes a costillas de las estupideces a diario proferidas por ese tal austriaco impetuoso, a quien ni como broma concedían la posibilidad de alcanzar un día el rango de canciller. Puede uno imaginarse a Hermann Göring contando de antemano con ese menosprecio.
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Cuando la estupidez consigue articular la primera y la última palabra, su arma más eficaz consiste en imponer el tono de la agenda. Se cuelga a los posibles contrarios los peores adjetivos, se les descalifica moralmente, se les acusa de las infamias menos comprobables, se invoca la existencia soterrada de enemigos y conspiraciones omnipresentes, y al cabo de algún tiempo se aparecen los duendes convocados: gentuza lista para responder con tonterías y canalladas equivalentes o incluso mayores, que ni pintados para encajar en la caricatura precedente. ¿Qué va a hacer la mesura inteligente para alzar la cabeza entre vulgaridades tan conspicuas? ¿Quién va a querer sentarse a razonar cuando todos se paran a gritar? Nadie respeta a las risas estúpidas, pero es cierto que a veces son las últimas.

domingo, septiembre 21, 2008

"Notas de la semana"-Carlos Monsiváis-(El Universal 21/09/08)

Temor, terror y sus variantes
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No se dispone de tiempo mental para otro tema: las granadas arrojadas miserablemente a la multitud en Morelia y los 24 jóvenes albañiles asesinados en Huixquilucan y cuyos cadáveres aparecieron en La Marquesa. Esto en el centro de la obsesión evocativa; al lado:
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—Los miles de ejecutados, por lo común integrantes del narcotráfico, pero, crecientemente, personas que allí se hallaban, por esa casualidad que ya no lo es tanto.
—Los secuestros, que han desmoralizado y en gran medida desmovilizado a la sociedad y cuyo ejemplo más trágico es el del niño Fernando Martí, pero que no se confina en una clase social; abarca incluso a los habitantes de colonias populares. En días pasados, una criatura en una zona pobre fue asesinada porque, de seguro, sus padres no pudieron pagar el rescate. Caen algunas bandas, pero el mecanismo sigue inalterado.
—Los levantones, anuncios irremisibles del asesinato o de los asesinatos de los levantados, previa tortura y angustia de las familias
—Las pruebas de la prepotencia: así, por ejemplo, el joven militar herido por unos “desconocidos” (ya sinónimo del narco) al que recoge una ambulancia que huye perseguida por los asesinos frustrados; así, por ejemplo, en un número elevado de ciudades las incursiones de los narcos en las discos, que cierran y donde obligan a las jóvenes a bailar con ellos; así, por ejemplo, los asaltos en la frontera norte a restaurantes a la hora de la comida, con el despojo consiguiente y la fuga del grupo delincuencial con varios de los automóviles (choferes no les faltan).
—El aniquilamiento de la vida nocturna en las ciudades de la frontera norte, y no sólo allí. Salir a cenar, al teatro o al cine se vuelve una “aventura” al margen de las consecuencias específicas.
—La angustia de los padres de familia que aguardan la llegada de sus hijos con impaciencia creciente y que se han vuelto adictos, de otra manera, del celular. A eso se agregan los telefonemas, generalmente falsos, en los que voces como de doblaje aseguran que tienen secuestrado al hijo o la hija, y exigen del padre o de la madre que lleve una cantidad de dinero a un estacionamiento.
—La salida de México de un número significativo de personas, hartas de los chantajes, desesperadas ante la imposibilidad de pagar las “cuotas”, asfixiadas por la imposibilidad o la gran dificultad de acudir a la policía.
—La salida de las zonas agrarias de empresarios grandes o medianos que no resisten las presiones y los secuestros. Baste recordar el secuestro del hijo del cantante Vicente Fernández, y la terrible mutilación de dos dedos que se enviaron como pruebas.
—La desconfianza social ante las promesas de las autoridades y su República del Spot, donde todo se soluciona en el horario triple A del ensueño. No es tanto incredulidad como credulidad transferida a una época remota.
—El pavor en las colonias populares ante las variantes a escala del proceso: amenazas, extorsiones, secuestros, golpizas, levantones. “¿No me digan que por ser pobres se iban a escapar?”
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El conjunto da por resultado un panorama devastado por el miedo o el terror. El miedo es inevitable, y suele usarse como técnica de autopreservación; el terror es un dispositivo del aniquilamiento síquico que reduce al mínimo las posibilidades de respuesta. En ese sentido, además de las acciones de las autoridades y de las exigencias de las personas y los grupos sociales, se requiere una reflexión crítica que comience por analizar el modo en que se ha reaccionado hasta ahora a las incursiones del narco. No creo en lo afirmado por el presidente Felipe Calderón, su idea de que la sociedad ha sido cómplice; algunos, en su muy tremendo provecho, han sido cómplices y socios, pero la mayoría se han sentido rehenes de su indefensión. El cargo que lanza Calderón no tiene mayor sustento.

El rictus de mi vida


La risa, dicen, es señal de sabiduría
y la niñez hogar de pureza.
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Tu risa es una postura ante la vida
y tu niñez, la muestra de tus ganas
por saber el por qué y el cómo
del mundo y sus habitantes.
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Cuando sueles sonreír,
sin querer, mi ego alimentas,
porque es privilegio de dioses
acceder a un destello de tu felicidad.
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Si la vida tuviera un sistema de medida,
sin duda, lo serías tú.
Y si ser Dios fuera un puesto
de elección democrática,
me postularía con la propuesta
de cambiar todo el mundo,
para que siempre estés sonriendo,
aunque eso significará
obtener sólo tú voto.
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Pero no tengo más que ofrecerte,
sólo un destello de creativa imaginación,
que algún día hablará sobre un mundo
adecuado para ti,
y así, dejarnos llevar, hasta que la belleza
o la muerte nos lleve al mundo que he trazado
para ti.