sábado, junio 14, 2008

Efectos que una droga debe provocar, según Carmen.

  1. Debe hacerte alucinar de lo lindo.
  2. Aunque al principio te resistes a ella, terminará atrapándote.
  3. Siempre que no hay, darías lo que fuera por conseguir un poco más.
  4. Realmente no te molestaría morirte a la mitad del viaje al que te indujo.
  5. Y de hecho, piensas: porqué no me muero ahora?

Una manera extraña de perder el tiempo productivamente, escribiendo.

Mantener un blog no es cosa sencilla, ya me lo había dicho alguna vez Pedro Ángel Palou. Y vaya que es cierto. Subir textos de autoría propia no es tarea fácil. No siempre se tiene la disciplina o el tiempo suficiente. Aunque también la necesidad y las ganas de aprovechar para vivir las pocas oportunidades que nos otorga nuestra existencia son un motivo de absoluta distracción. Quizá en una de esas encuentre uno la oportunidad de obtener el material suficiente para crear la novela deseada, el poema o el cuento anhelados.
-
El asunto de tener un blog, dicen algunos, tiene que ver con una necesidad de expresión (muy cierto), pero también es un monumento al Narciso, nada lejano de lo posible. Pero yo prefiero irme por la idea que alguna vez el mismo Pedro me expreso: es la necesidad de alcanzar una omnipresencia. Un ejercicio por demás narrativo-existencial que nos hace sentir lo que un Dios siente. Uno al escribir ya novelas, cuentos, poemas o blog se vuelve creador de vidas y mundos. Dios creó al mundo, según reza el Antiguo Testamento, en 7 días. He ahí la desventaja, un escritor puede tardarse en crear el texto esperado 7 semanas, 7 meses, 7 años, etc. Lo que carnaliza al escritor y lo aleja de una posible divinidad. Sin embargo, la posibilidad de alcanzar la divinidad terrenal es la que mantiene a tantos escribiendo novelas, cuentos o poemas. Aunque claro, también es motivo de grandes ausencias de expresión, pues el escritor escribe porque es lo único que sabe -o cree- hacer mejor. El escritor es el ser más tímido que pueda existir sobre la tierra.
-
Posmodernidad. f. Movimiento artístico y cultural de fines del siglo XX, caracterizado por su oposición al racionalismo y por su culto predominante de las formas, el individualismo y la falta de compromiso social. (Según la RAE).
-
A esa definición quizá deban agregarse una serie de características, con el fin de ampliar la definición, que en clase con el poeta Alí Calderón llegamos a encontrar:

1. Nace después de la 2da Guerra Mundial,
2. es una convivencia de visiones del mundo,
3. es el dominio de los mass-media,
4. es un absoluto desencanto del mundo,
5. existe una ruptura del eurocentrismo,
6. hay simultaneidad,
7. hay incertidumbre,
8. es excéntrico,
9. es absurdo,
10. existe una pérdida de centro y
11. está llena de contrastes
-
Peco -creo- de ser posmodernista, entonces. Soy absurdo, excéntrico, estoy desencantando del mundo, no tengo un centro (aunque, algunos dicen que, narrativamente se llama Crack), considero que la televisión, el internet y demás tecnologías son algo maravilloso, sin esto me sentiría incomunicado, pero estoy consciente que causan dependencia, adicción. Además que mientras escribo esto, escucho a Filio cantando Brazos de Sol, platicó con Carmen –mi mujer morena a la que amo, que no pide nada, o casi nada, y no soy Silvio, pero da igual-, chateo con otro amiga: Jennifer Mi Felicidad Kim Cancián, que para más posmodernidad, ella, pues nació en Brasil, es de Paraguay, vive en México en estos momentos y tiene ascendencia coreana y argelina, y para acabarla de amolar me encuentro buscando imágenes de Martha Higareda.
-
A mi lado tengo una novela que se anuncia como monstruosamente posmoderna, La muerte me da de Cristina Rivera Garza.
Una muestra, texto ubicado en la página 140:
-
39
El abandono en que me tuvo se lo cobro caro

No quiero hablar de él.
No me interesa.
Tenía años sin verlo.
El abandono en que me tuvo, se lo cobro caro.
Imperdonable. Inconmovible. Irreversible.
Así se ha de haber portado.

No quiero hablar de mi hijo.
No quiero.

Tengo un hijo muerto. Eso es todo.
Pero ya estaba muerto desde antes.
-
¿Por qué se anuncia posmoderna? No sé, pero supongo que si el posmodernismo es la simultaneidad, los contrastes y lo excéntrico, será por eso, porque esta novela es ensayo, poesía, y claro, por supuesto, una novela.
-
Y bueno, ya me canse.

El narrador presenta su nuevo libro Novela, mentiras verdaderas: Volpi

Diario Milenio-México (14/06/08)
---
Editado por Páginas de espuma, la obra destaca la función de ese género narrativo.
--
Alguna vez Umberto Eco predijo la muerte de la novela. El escritor estadunidense Paul Auster, cuando ganó el Premio Príncipe de Asturias, dijo que era muy feliz con la escritura de novelas “porque no servían para nada”.
-
Jorge Volpi responde, sin así pensarlo desde el origen, en un libro de ensayos que tiene como propósito principal destacar la importancia que tiene la novela en la sociedad contemporánea: Mentiras contagiosas (Editorial Páginas de espuma, 2008).
-
“Es un libro que me ha acompañado a lo largo de los años. Lo estructuré de una manera que fuera capaz de dar cierta unidad a una reflexión sobre novelas, novelistas y el papel de la novela en la sociedad, mediante ensayos que tienen siempre algún elemento de ficción”, explica el escritor a MILENIO.
-
Los ensayos parten de una idea, al mismo tiempo problema, central: nunca se han publicado tantas novelas como en nuestro tiempo y tampoco se han leído tantas, pero esa multiplicación viene de lo que llama como la “novela virus”, mientras el núcleo de lectores de “la otra novela, llámese profunda, artística o como se quiera”, se ha mantenido constante en el mundo.
-
“Están las novelas que te infectan como el virus de la gripe, que las lees y te entretienes durante ese tiempo y después no te vuelves a acordar de ellas. En el otro lado, están aquellas novelas que lees y luego sus personajes, sus temas o sus problemas, siguen presentes, contaminan tu imaginación durante semanas, meses o toda la vida. Estas son las que importa escribir, aunque no siempre se logre.”
-
A su parecer, se debe reflexionar sobre el fenómeno para tratar de ampliar a los lectores dentro de esa especie de huevo estrellado, según la metáfora de Alessandro Barico, para quien la clara es el espacio en el que se expanden los lectores de la novela banal, aunque los de la yema, donde se encuentran los lectores de obras complejas, se mantienen igual.
-
“No es fácil y tampoco es algo que vaya a ocurrir necesariamente. Lo importante es que la yema sea capaz de multiplicarse y en lugar de pensar en una estructura central, de una yema y una clara, lograr que pueda dividirse y se logre una relevancia social cada vez mayor.”
--
Acercamiento al ser humano
-
Sin hallar una explicación clara, Jorge Volpi reconoce que en sus novelas siempre ha querido romper los límites con el ensayo; ahora, Mentiras contagiosas se nutre con elementos de ficción, sea en la creación del tema, del personaje o en guiños de otro tipo.
-
A lo largo de los años, el también director de Canal 22 ha pensado sobre el significado de dedicarse a la escritura de novelas, de “contar mentiras de la manera más burda”, y cómo esas historias se han vuelto significativas y contribuyen a la creación de otras verdades: “cómo tienen una función real en la sociedad actual”.
-
“Si la especie humana ha sido capaz de crear el arte de la novela es porque tiene una función clara en todos sentidos: para enfrentarnos unos a otros, para conocer lo que significa ser humano.
-
“Pocos instrumentos permiten a las personas, durante unos cuantos momentos, creer que son capaces de comprender o acercarse a la conciencia, a las decisiones, los problemas de otros, como con la lectura de la ficción y eso ya es una función importante de la novela.”
-Él mismo encontró en la novela la herramienta para investigar al ser humano, en el contexto general del conocimiento y de lo que el mismo ser humano ha sido capaz de generar para tratar de comprenderse.
-
“Quisiera que quien leyera mis novelas pudiera identificarse con ciertos personajes o sentirse cercano a ellos, involucrarse en las decisiones que toman, en los problemas que tienen, en lo que sufren, en lo que los perturba y, a partir de ahí, resulte para ellos una experiencia humana interesante, apasionante y también perturbadora.”
-
Con una visión, un tanto lúdica, por comprender la novela en el contexto de conocimiento humano, los dos ensayos centrales del libro son los que relacionan la novela con biología y con la física, de los cuales han surgido sus novelas En busca de Klingsor y No será la Tierra.
-
“No me parece que la novela, como género, esté en vías de extinción. Resulta reduccionista pensar que las nuevas tecnologías, la brevedad que exigen y la rapidez a la que estamos sometidos, sea contradictoria con la existencia de las novelas clásicas, decimonónicas, que en algún sentido parecen casi dinosaurios pero aún tienen una enorme capacidad para sobrevivir.”
---
México. Jesús Alejo, seccion("Cultura").
-o-o-o-o-o-o-o-
La novela no morirá: Jorge Volpi
Juan Solís
El Universal-Cultura-México (14/06/08)
-
Con el libro Mentiras contagiosas, el escritor intenta develar los secretos de este género
-
Hay novelas virus, como El código Da Vinci, que se extienden como epidemia entre millones de lectores. Hay novelas híbrido, surgidas de la mezcla cromosómica de diversos géneros, pero también hay novelas complejas, cuyo ADN no es nada fácil descifrar.
-
De todas ellas escribe Jorge Volpi en su más reciente libro Mentiras contagiosas. El tomo editado por Páginas de Espuma contiene una selección de textos que mezclan el ensayo con la ficción, pero cuyo común denominador es la intención de pensar la novela.
-
“No solamente hay que escribir novelas sino tratar de saber para qué sirven, cómo funcionan y cuál es su tradición. Esta serie de ensayos intentan reflexionar —de una manera lúdica— sobre el arte de la novela, su relación con otras ciencias y algunos momentos clave de la tradición novelística latinoamericana”, dice en entrevista el director de Canal 22.
-
Terra Nostra, de Carlos Fuentes; Pedro Páramo, de Juan Rulfo; Guillermo Cabrera Infante y La Habana para un infante difunto son algunas de las paradas obligadas de Volpi en su travesía, en la que, sin embargo, hay una ausencia: Borges, y una constante: El Quijote, considerada la primera novela moderna, pero que en el primer ensayo del libro marca la muerte de la novela.
-
“Yo no creo que vaya a morir la novela en ningún sentido. El núcleo de lectores de novela artística es lo que no crece, frente a la banalidad de tantas novelas que no buscan otra cosa que el entretenimiento. No creo que ocurra la muerte de la novela. Nunca se han publicado ni leído tantas novelas como ahora.”
-
El éxito del género se debe en parte a novelas como El código Da Vinci, de Dan Brown, autor que, a decir de Volpi, “incluyó material genético proveniente de otros lados, como el tema de lo femenino en la religión católica, las conspiraciones.”
-
“Si se juntas estos elementos en una envoltura de novela, se gesta este virus capaz de contaminar a millones de lectores. Esto raras veces pasa con una novela artística, es el caso de Cien años de soledad, que es producto de una mutación de muchas cosas.”
-
Volpi es un lector confeso de novelas. Abrevó más en la tradición rusa del siglo XIX, que en la francesa, que es la que le inculcaba su padre. Y como a todo buen lector, hubo novelas a las que le costó trabajo entrar, como Ulises, de James Joyce.
-
Desde que es director de Canal 22, Jorge Volpi escribe en las mañanas. En octubre presentará una novela breve, El jardín devastado.
-
“El novelista es un dios limitado por el lenguaje y por muchas cosas. Más que Dios, es un dictador, en la medida en que cualquiera que escribe un libro lo que está buscando en realidad es que sus ideas contaminen al mayor número posible de lectores. Siempre que uno escribe comete un acto de soberbia que se asocia con lo divino.”
-o-o-o-o-o-o-o-
Cada ficción es un ensayo
---
Intorelancia diario-Puebla (14/06/08)
Juan Carlos Castellanos
Foto: Jorge González
México
--
Con voz suave y hablar sereno, el escritor Jorge Volpi comentó que su libro "Mentiras contagiosas" se puede leer de corrido o por partes saltadas, "porque cada fracción es un ensayo completo y único".
-
El libro, que ya circula en el mercado, será presentado ante el público el 4 de julio próximo en la Biblioteca Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica (FCE), en el Centro Cultural Bella Epoca, por sus homólogos Juan Villoro y Martín Solares, informó Volpi.
-
En entrevista, el también director del Canal 22 de Televisión subrayó que el volumen se integra de ensayos de reciente factura y de hace años, en los que el hilo conductor es la novela, con sus aristas y sus protagonistas.
-
"Mentiras contagiosas", explicó, "aborda el tema de la novela, su arte, novelistas latinoamericanos y otros aspectos en torno a ese género literario, a través de ensayos que reuní y editó la casa española Paginas de Espuma".
-
A lo largo del libro, dijo, se puede encontrar una mezcla de elementos de ficción en los temas, las tramas y todos los apartados que conforman el texto. Sin embargo, aclaró que el libro es de lectura accesible para todos.
-
En los artículos, indicó, se hace algunas preguntas, como ¿qué son las novelas?, ¿para qué sirven? o ¿cuál es su papel dentro de la sociedad?, a las que haya respuesta y las expone en el volumen que se encuentra a la venta en librerías.
--
Un todo literario
-
La selección de textos sobre novela y arte escritos por el autor se rigió bajo un criterio de crear un todo literario, aunque cada uno de sus capítulos y ensayos puede ser disfrutado de manera aislada, y en conjunto hacen una reflexión magistral.
-
En sus páginas, el volumen presenta ensayos sobre libros, editores, libreros y escritores; algo de novela física; El Quijote y la forma como lo abordó Orson Welles en el cine; así como la misma obra cervantina y su posible existencia real. También, los nuevos novelistas latinoamericanos, explicó el autor.
-
Al respecto, precisó que algunos de los autores comentados, y sus obras, son Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Guillermo Cabrera Infante, Sergio Pitol y otros de esta región continental, de quienes habla de su trayectoria y su desarrollo en las letras.
-
El libro, que se presentará también en la próxima Feria del Libro en Guadalajara, luce en su portada una espléndida fotografía de Lola Alvarez Bravo, titulada "Uno suben y otros bajan", imagen emblemática de esa artista de la lente.
--
Desmenuza límites de la novela
-
"Mentiras contagiosas" reúne textos que exploran los límites de la novela y desmenuzan sus múltiples posibilidades de supervivencia, desafiando a quienes la consideran un entretenimiento inútil o certifican su inevitable y próxima extinción.
-
Llama la atención, al leer el libro, la referencia de que desde la publicación de "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", las novelas "infectan y contagian y a veces se convierten en auténticas epidemias".
-
Jugando de modo provocador con este enfoque evolutivo, Volpi coloca estos organismos literarios bajo la lente del microscopio, a fin de estudiar su naturaleza y revelar su enorme poder de adaptación.
-
En su reflexión sobre la genealogía de la narrativa latinoamericana, desde Rulfo hasta Pitol y desde Fuentes hasta Roberto Bolaño, Volpi se declara enemigo de toda clase de fronteras y se arriesga a imaginar la suerte de las generaciones futuras.
-
"Frente a la plaga de novelas banales que nos invade es necesario combatir por la novela compleja, aquella que no se rinde a la imitación, que desafía las convenciones, que busca superarse a sí misma.
-
"A lo largo de los siglos el arte de la novela ha sido una de las mayores fuentes del conocimiento humano: Nos corresponde mantenerlo con vida", puntualiza el autor en el volumen.

jueves, junio 12, 2008

Gustavo Sainz hoy aquí

Diario Milenio-Puebla (12/06/08)
---
Gustavo Sainz es uno de los escritores más representativos de México que comenzaron a publicar su obra a mediados de los sesenta.
-
“Gazapo”, su primera novela apareció bajo el sello de Joaquín Mortiz en 1965.
-
Contemporáneo de José Agustín, Gerardo de la Torre, René Avilés Fabila y Parménides García Saldaña, a Gustavo Sainz nunca le agradó que lo encasillaran en lo que Margo Glanz marcó para siempre como la generación de la Onda.
-
Sin embargo muchos de sus críticos, pese a todo, lo identifican en la Onda.
-
Explica Reinhard Teichmann en su libro “De la Onda en adelante” que la Onda no era un movimiento literario con fines ideológicos o estéticos, sino de un grupo de jóvenes (incluye a Gustavo Sainz) que se dedicaron a escribir en su propio lenguaje y de manera casual y que esa etiqueta de la Onda les fue impuesta sin ser cabalmente aceptada por ellos, quienes siempre la consideraron limitada.
-
Los temas de la Onda están marcados por el jazz, el rock, el existencialismo y el caló de la generación.
-
Hoy Gustavo Sainz estará en Puebla invitado por la editorial Atemporia y la Revista Broca.
-
La dinámica organización ha corrido a cuenta de Yussel Dardón, quien ha enviado la invitación a todos sus contactos.
-Nacido en la ciudad de México en 1940, Sainz ha publicado, aparte de su clásico “Gazapo” otros títulos como son:
-
“Obsesivos días circulares”, “Compadre Lobo”, “La princesa del Palacio de Hierro” y “Fantasmas aztecas”.
-
De acuerdo al Diccionario Biobibliográfico de Escritores de México, Gustavo Sainz Estudió leyes y filosofía y letras en la UNAM.
-
Ha sido asesor editorial de la SEP; fundador de la colección SEPSetentas, el calendario Ramón López Velarde y La Semana de Bellas Artes; profesor en la FCPyS de la UNAM y la University of New Mexico; jefe del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UNAM.
-
Asimismo, conductor y director de programas de televisión; director literario de la editorial Grijalbo; director de literatura del INBA; jefe de redacción de “Visión”; fundador y director de “Eclipse y Siete”; editor de “Caso Clínico”; director artístico de la “Revista de Bellas Artes”; asesor de “Últimas Noticias”.
-
Hoy estará en la Casa del Escritor (5 Oriente 201) a las 17:00 horas, para hablar de su más reciente novela “El tango del desasosiego (Perplejidad)”, editada por Atemporia, editorial de Coahuila creada en el 2006 básicamente por jóvenes dedicados a la expresión literaria.
-
La novela trata el tema de un profesor de literatura francesa que quiere escribir una historia de amor y en el proceso va perdiendo la confianza original y su inocencia.
-
La ciudad es la mujer o, como se dice en la cuarta de forros, “ojos nuevos, hechizo, abandono, rechazo (…) las palabras hacen su aparición para cuidar de un interior que gime”.
-
Si quiere dialogar con el autor de “Gazapo” ahí nos veremos.

martes, junio 10, 2008

El guiño de lo real / I



Diario Milenio-México (10/06/07)
---
En el mundo posmo que nos rodea, donde todo ser pensante sospecha de las meta-narrativas y la posibilidad misma de lo real, resulta realmente fácil atacar el realismo
-
Everything factual is already theory Goethe. Frase también utilizada por Walter Benjamin, carta a Martin Buber, Febrero 23, 1927
--
Decía Oscar Wilde que el misterio del mundo no se encontraba en lo invisible, sino en lo visible: en las apariencias. Quisiera retomar esta crítica implícita en contra de una visión dicotómica que separa y jerarquiza a lo invisible como lo profundo y, luego entonces, superior; y a lo visible como lo superficial y, en tanto tal, de menor status, para formular un alegato a favor de la peculiar forma de realismo que alimenta lo que podría llamarse nueva novela histórica. Utilizo, para llegar a ese punto, algunas ideas de Walter Benjamin sobre la fotografía como método de conocimiento histórico: una forma de desmitificación y, a la vez, de re-encantación de lo real; así como también algunas observaciones sobre el acenso de la historia social y la nueva historia cultural. Lo que me interesa es examinar ciertas interconexiones entre la fotografía y la narrativa que van más allá de los productos acabados —los artefactos que de hecho reciben el nombre de fotografía y narrativa— y se internan, en cambio, en los procesos de conocimiento de lo real y su representación que ambos campos comparten. Si estas anotaciones son mínimamente afortunadas, lograré al menos crear algunas inquietudes acerca del status de realismo que a veces de manera facilona y acrítica se le da tanto al quehacer fotográfico como a la novela histórica.
-
En el mundo posmo que nos rodea, donde todo ser pensante sospecha de las meta-narrativas y la posibilidad misma de lo real, resulta realmente fácil atacar el realismo–una cierta forma de realismo. Entre las más comunes y válidas acusaciones, se cuentan: la división entre sujeto y objeto de conocimiento; la presuposición de que el sujeto tiene acceso sensorial al objeto y, luego entonces, a lo real; la creencia de que la representación del objeto —ocurrida dentro de la conciencia del sujeto— es, en términos generales, directa y mimética. En conjunto estas acusaciones atacan una noción rígida y transparente de la representación que, lógicamente, contribuye a crear, en términos sociales, el efecto de naturalidad del progreso, propiciando a su vez la elaboración de narraciones lineales en el sentido aristotélico —con principio, crisis y resolución— las cuales, al reflejar tal “progreso”, lo validarían. Resulta innegable que algunas novelas históricas, en su afán por reproducir lo que realmente pasó han padecido de estos, y otros, males; multiplicándolos a su vez. Pero es igualmente innegable que hay una plétora de novelas históricas cuyo vocación realista problematiza y escapa —escapa porque problematiza— tales presuposiciones. Pienso en las novelas de Michael Ondaatje o Anne Michaels —esta última sugerentemente titulada Piezas fugitivas— donde el regodeo realista con el detalle y el hecho histórico no produce, ni promueve, narrativas lineales ni aprobación de status quo alguno. Son éstas novelas que, partiendo del realismo más plagado de evidencias, conducen a la incertidumbre más que a la corroboración. Y lo logran porque antes que, o en lugar de, proponerse contar una historia de la manera en que pasó, lo hacen desde la óptica del estado de emergencia de todo lo que decae y desaparece. Lo hacen, en otras palabras, desde detrás de la cámara, en el justo momento de peligro que es toda iluminación del flash. Esta manera de contar en estado de emergencia ha promovido mayor reflexión sobre los estilos narrativos; sobre lo que realmente implica contar, más precisamente: narrar, una historia. En este sentido no sería equivocado tratarlas, como lo hacen los teóricos del poscolonialismo, como novelas meta-históricas.
--
La imagen de lo real: lo que conoce la fotografía
-
Una de las preocupaciones más evidentes en los escritos de Walter Benjamin era el tratar de llegar a lo que el denominaba la más suprema de la concreciones o lo concreto supremo. Para hacerlo, Benjamin se propuso leer el lenguaje de los objetos –un lenguaje que al ser objectual, tal como lo había argumentado Goehte, era ya teórico, aserción con la que liquidaba la separación entre sujeto y objeto de estudio. Llegar a lo real se convertía entonces, por lo mismo, una tarea ardua que se basaba más en el detenimiento del pensamiento que en el desdoblamiento de una idea. De ahí que haya utilizado en muy variadas ocasiones metáforas fotográficas para explicar su método de conocimiento. A Benjamin no le interesaba conocer el pasado, o lo real, tal como había sucedido; al contrario, su interés radicaba en capturarlo —detenerlo y actualizarlo— en el momento de peligro iluminado por el flash. En sus estudios sobre la reproducción mecánica del arte, dentro de los cuales privilegiaba al fotográfico como el momento inaugural de la modernidad, Benjamin insistía —como también lo haría después Roland Barthes— que la fotografía no era una reproducción de lo que estaba ahí, sino de lo que no estaba. La fotografía lograba capturar, de hecho, el no-estar-ahí de las cosas. En otras palabras: la imagen era un largo luto; la imagen era una ausencia; la imagen era un anhelo. Estudiosos de la obra de Benjamin han denominado su proceso de conocimiento como una hermenéutica alternativa: es un proceso que no busca lo que hay debajo o detrás de lo que aparece, sino que intenta detenerse ahí, en esa superficie tersa, claramente objectual, aún cuando, o precisamente porque, ese ahí es el preciso lugar de su desaparición.
-
Si la fotografía captura lo que no está o, para decirlo con los propios términos de Benjamin, captura lo que sabemos que pronto no estará ahí; si más que reproducir anuncia, y de hecho evoca, la muerte y la ausencia de lo fotografiado, entonces la imagen se convierte en la tumba de los muertos vivientes y, como tal, cuenta su historia —una historia de fantasmas y sombras. En este sentido, la calca de lo real que frecuentemente se le achaca al realismo narrativo y a la fotografía, se torna, luego entonces, en la tarea menos “realista” posible.
-
Y en esto, Benjamin se parece mucho al Michel Foucault de Arqueología del saber, donde hace un llamado a detenerse en las prácticas discursivas —al discurso tratado como y cuando ocurre— en lugar de andar merodeando sus alrededores, en el misterio del origen, en busca de teleologías facilonas y totalizaciones totalitarias. Y se parece mucho también a lo que alguna vez Susan Sontag defendió en su ensayo Contra la interpretación donde pedía que se dejara de buscar ese contenido misterioso de la obra artística y se pusiera un poco de atención en la forma que, de hecho, era la constancia más exacta de lo que contenía. La lista de teóricos podría crecer, pero lo que interesa aquí es remarcar esa continua problematización de lo real como lo que aparece, lo que es visible, y las maneras en que algunos autores han previsto accesos a eso. Si la apariencia es misteriosa, la reproducción de esa apariencia no puede ser una tarea realista ni en la fotografía ni en la literatura.

Nadal sobrenatural



Diario Milenio-México (09/06/08)
---
Algo hay de esotérico en la raqueta épica de Rafa Nadal. Un drama de absoluta intensidad ante el cual sólo son sensatos los perplejos
--
Narrar a golpe de aliento
-
Quisiera uno escribir siempre sobre lo extraordinario, y hasta puede que escriba sólo por el prurito de encontrarlo. Nada parecerá ordinario a partir del momento en que el usuario de la pluma comience a secretar adrenalina por el puro pavor a no ser suficiente para atrapar esos instantes raros, trepado como está sobre esa ola de perplejidad que de cualquier manera lo rebasará. La gracia no radica en la proeza hueca de evitar despeinarse, como en darse a sudar en la certeza de que una sola distracción podría ser bastante para arruinar el final de la historia. Los detalles, los gestos, las palabras, los números, todo cuenta en el marcador abstracto que se alza frente a quien se ha propuesto estirar el espectro de lo creíble para intentar el juego de narrar lo inenarrable. Tiene, quien gusta de esta suerte de experiencias limítrofes, algún instinto para dar con ellas, si bien no se precisa un olfato esotérico para encontrarlas en la épica arrasadora de Rafa Nadal.
-
Parecería que hablo de un narrador; no descarto que a su modo lo sea. Da hasta miedo pensar en un novelista capaz de aplicar dosis semejantes de poder animal en todas sus líneas, como si cada una fuera la última y de ella dependiese su pellejo. Es probable que crea, quien haya visto sólo sus números contra siete impotentes oponentes durante las últimas dos semanas, al extremo de virtualmente robarse su cuarto trofeo en Roland Garros, que semejante exhibición de poderío sucede en detrimento del drama narrativo, pero si he confundido a personaje con narrador es porque basta con mirarlo estallar en la cancha para asistir a un thriller de proporciones homéricas. Cuando no sofoclianas, como sería romperle ocho de once servicios al Soberano Federer y excluirlo virtualmente de la cancha durante una final de Grand Slam. Duele ver eso. Lastima incluso mirar hacia atrás y regatearle méritos a la perplejidad, si desde varios partidos atrás el Expreso Nadal anunciaba fatales dividendos para quien se atreviera a atravesarse en su carrera a la devastación.
--
Puntillosa barbarie
-
Bestia salvaje, lo apoda la tenista Mary Carrillo, a cargo de la crónica televisiva al lado de John McEnroe, que no pierde oportunidad para elogiar sus cualidades poco menos que sobrenaturales. En la primera fila, justo encima de la cabeza de Nadal, se aprecia la presencia ya mero fantasmal de Bjorn Borg, que hacía veintisiete años no pisaba el estadio. ¿Quién, que alguna vez haya participado de la taquicardia propia de asistir a un buen juego de tenis —experiencia dichosa, por sufrida— querría quedarse afuera de la pelea viva entre Nadal y Federer, a todo esto los dos más grandes de la historia? Extraña que otro rey, el de los españoles, no esté allí junto al sueco, injertado otra vez en Real Fan de Rafa. Vamos, yo en su lugar estaría ahí con la erre pintada a media jeta.
-
Roland Garros es un torneo tortuoso. Los partidos son largos, la consistencia difícil, cada cancha de arcilla se convierte en arena para gladiadores entre el cuarto y el quinto set. No fue así para Borg, que en su momento barrió con quien se le puso enfrente; como no lo parece ya para Nadal, quien apenas en la semifinal ha tenido que emplear más de dos horas en ganar y nunca en el torneo ha sido derrotado o siquiera orillado a jugar un quinto set. Pero ni Novak Djokovic —quien durante algunos juegos, al final del partido, consiguió figurar sobre la cancha— pudo quitarle un set a esa bestia salvaje que los juega como una muerte súbita y pelea cada bola como un championship point. Once errores no forzados en tres sets: ya quiero ver qué bestia, salvaje o doméstica, es capaz de esa consistencia mental que armoniza poder devastador con sensibilidad defensiva, estrategia con intimidación, voracidad con toque, flash con foco. Técnicamente, un monstruo. Nada que hayamos visto o siquiera pensado. Nada que el mismo Federer pudiera predecir, pues en el ya tortuoso Roland Garros no hay destino más trágico y fulminante que tener que enfrentar a Rafa Nadal.
--
Gladiador en jornada intensiva
-
Si el papel del sentido común es considerar winners a las bolas que no aceptan respuesta, la gracia de las cosas extraordinarias se manifiesta a veces en su capacidad para hacernos reír a las costillas del sentido común. En el último punto de la semifinal contra Djokovic, éste le zorrajó a Nadal tres golpes contundentes que en cualquier otra circunstancia habrían sido winners, exceptuando el inenarrable caso de la raqueta que está en todas partes y dispara certeros escopetazos desde las posiciones más insólitas y comprometidas: juego, set y partido para Nadal. No exagera John McEnroe cuando lo imagina convertido en la estrella de un videojuego. Un contrincante que horas antes del juego ya está en el juego, de modo que al llegar a los casilleros corre, salta, choca con las paredes y se arenga a sí mismo para la pelea. A ver quién va a poder pelear contra eso.
-
Todos hablan de profesionalismo. Mientras, Nadal lo está reinventando. Uno entre los tenistas entrevistados durante la transmisión televisiva, decía que la diferencia entre el profesional y el amateur consiste en que éste puede descuidarse unos juegos y aún así ganar el partido, mientras al otro le bastará con dejarse distraer un par de minutos para perder el set y muy probablemente el partido. “Nunca da un mal partido”, ha dicho Borg, luego de soportar con el estadio entero la pena de ver a Federer unir su nombre a los de Almagro, Nieminen, Djokovic y los otros tenistas importantes a los que Rafael Nadal ha hecho ver extraviados y hasta patéticos. “No quiere uno ni estar ahí”, observa McEnroe una vez que ve a Rafa arrebatar otros ocho juegos seguidos al todavía mayor tenista de la historia. Al noveno, se acaba el partido. El espectáculo es en tal modo despiadado que el vencedor ni siquiera celebra. Todos, incluso él, boquiabiertos. Al signo que precede a este pasmo sin nombre se le conoce como punto final.