sábado, octubre 21, 2006

Introspección X.

Es viernes casi ya con frontera del sábado y no encuentro otra cosa que hacer, sólo esta: escribir. Quizá porque no se hacer nada más que esto. Es final de semana y no tengo a donde ir, me la pase dando de vueltas en la cama, buscando un espacio donde no me diera el sol y el aire me refrescará. De repente veía la hora, no sé para qué si no iba a salir ni nada, quizá esperaba una llamada sorpresa que me dijera: voy a tu casa o ven te invito a comer, a dar la vuelta, a platicar o a ir por un café; tal vez me estaba buscando en cada segundo que no aparece marcado en el reloj de mi celular.
Qué deprimente es mi vida. Hoy me la pase viendo cuanta novela pude, es el colmo, casi lloro con una y suspiro con otra. Al apagar la televisión y sentarme frente al monitor de la computadora esperando ver si se conectaba x o y persona, entendí una cosa, una misiva es la que mi mente me dictó: que solo estás.
Ya ven, no tengo mucho que decir. Tanta palabrería para mostrar mi inmensa soledad. Hasta un poemario escribí y aún no sé la opinión de más de la mitad de los consultados.
En la espera leo la novela de un maestro del Collhi, Felipe Galván y se titula Autor anónimo, habla sobre el 68, voy a casi la mitad, espero acabarla en este fin para empezar con el análisis de la de Sandrita Becerril, pero por lo que he ojeado y hojeado, se ve bastante bien y suficiente para aseverar que será una voz narrativa muy fuerte en los próximos años.