sábado, enero 21, 2006

Malherido en el oscuro silencio.

Malheridos de Palou y A pesar del oscuro silencio de  Volpi. La primera retrata una historia de amor y desamor de pareja, pero también de exilio, al igual que una historia de amor entre padre e hijo, entre experimento y científico y también es la historia dentro de la historia: los últimos días de Ovidio, la novela-biográfica que escribe Phillipe, pero nadie en ninguna de las historias gana, tampoco pierden sólo sencillamente el tiempo pone las cosas en su lugar correcto. Pero también es la demostración de una fidelidad y la valentía para cumplir una promesa a pesar de los pesares. Es el amor como tumba, faro, fracaso y modo de vivir. La belleza como posible escapatoria de una realidad que nos persigue. Con una narrativa perfecta, una estructura bien cuidada, una influencia notoria de Faulkner. La segunda la primer obra del autor de En busca de Klingsor, nos deja ver una gran habilidad para mezclar dos biografías, dos vidas: la de Cuesta y la de Volpi, los dos Jorges de la historia, que no existiría ninguno de los dos sin el otro, acá cumple narrativamente talvez uno de los cánones del Crack: las amistades se potencian, jamás se anulan. Los amigos se destrozan, se hieren, se quieren, así es como Palou en el libro del Crack. Instrucciones de uso (Mondadori, 2004); definió a la amistad;  Volpi habla de Cuesta como si fuese su amigo de años y al mismo tiempo que cuenta la vida lo hace con la suya, pero en el camino se da cuenta que le destroza saber cosas de Cuesta que a la mayoría no le interesaron, le duele la muerte y quiere comprenderlo.
Ambas novelas se antojan para ser leídas más de una vez, porque siempre dirán algo nuevo. No son libros de entrada por salida.
Recomiendo ampliamente leer estas dos obras.      

Constancia de fascinación.

Un homenaje cirlotiano para una mujer barroca.

Cada presencia rosa que veo
es tu reflejo que me persigue.

Cada pato que escucho
es el graznido que en mi mente te rememora.

Cada rayo de luna que alumbra mi cuarto
es tu silueta que el sueño me rapta.

Cada cuadra que caminamos
es un tango con tendencias barrocas.

Cada hola con que saludo
es una forma de homenajearte.

Cada verso escrito, risa, mirada
es mi manera de tocarte.

Cada oscuro silencio
es lo más cercano a un no.

Y estás son mis cenizas
que el tiempo dejó, son tuyas.






jueves, enero 19, 2006

Fragmentos de novela.

Un intento de novela, atorada, fragmentos que sirven en una probabilidad cercana, espero para definir los vacíos que en ella sobreviven.

I

Escribo porque no tengo más expresión que esta pluma fácil de seducir ante una hoja en blanco y rápida de domar por mis manos con aspecto a desierto mexicano: tristes y secas.
Ayer intente empatarme con la luna, sólo conseguí prolongar el sueño y multiplicar por cien los bostezos. La ignominia particular inundó a la pública.
Mis deseos son inconstantes, parecen hermanos de la constitución: se sabe que existe, pero está tan alterada, luego nadie la respeta ni la conoce. Así, mis deseos, realmente el humano o mejor dicho mi triste figura actúa contra si. La rutina y el deseo global toman decisiones por mí. A veces uno llega a ser todo aquello de lo que siempre huíamos.
Hay caminos, metas, puertas, subidas y bajadas, pero nunca sabemos abordarlas con propiedad, el libre albedrío gobierna la mente.
Un día quise flores y me conforme con plastilina, Ayer quise soñar y no tuve mas que anhelos. Nunca tenemos lo que queremos y siempre ambicionamos más. He ahí la razón de tanta guerra y tristeza. El hambre por el poder y la tenencia.

II

Sentado frente a su escritorio sobre-poblado de papeles con torres de libros y plumas a la deriva, así es el escenario que Friedrich tiene todas las madrugadas cuando se sienta a escribir miles de notas inconexas, inconclusas, al eterna novela que años lleva en el tintero. Algún célebre fragmento ha dado a luz en  su columna que ha mantenido por diez años en un periódicos local, fragmentos como ya dijimos de una novela que ha pasado desapercibida, pero él los sigue publicando, nunca entendió ni entenderá por qué, no ha intentado responder dicho cuestionamiento. No le interesa. La vida para él perdió sentido. Tal vez nunca lo tuvo, tampoco repara en ellos. La vida es corta como para detenerse en semejantes tonterías.
Está sólo, así lo quiso. Siempre pensó que para ser un escritor se necesita permanecer en soledad. Ahora se arrepiente. No ha podido dejar de hacer textos melancólicos, ¡va!, hay que decirlo: ni siquiera la melancolía aparece en sus textos. Tampoco sabe el significado del verbo extrañar. Las personas son como cosas: van y vienen. Tal vez nunca estuvieron, por lo tanto nunca se fueron.
El escritor no sólo necesita tener algo que decir, también debe tener hambre de sentir y haberla saciado en algún momento. Él lo sabe, pero jamás intentó nada por remediar su soledad. Por eso el negro en su casa, en su ropa piensa, talvez viste como vive, se responde.

martes, enero 17, 2006

Blog´s nuevos.

Quienes se han unido a la comunidad del blog son:

http://blogs.prisacom.com/volpi Blog de Jorge Volpi, escritor de la generación del Crack.
http://rodrigofresan.blogspot.com Blog de Rodrigo Fresán,

http://www.area.com.mx/jordi Jordi Soler, aquí podemos ver una reunión de sus artículos que ha publicado en diversas revistas y periódicos.

Visítenlos sin duda no se arrepentirán.

Un día después de hoy, antes de mañana.

Así como Joaquín Sabina, me pido primero para morir por leer.
Me pido primero para que la Coca-cola gobierne mi sangre, mi soledad no se llame Amén.
Y firmo mi acta de renuncia a todo aquello que me obligue a verme obligado.
A veces quisiera no sentir, me evitaría muchos problemas, ahorraría dinero y no me vendería a mi mismo falsas quimeras. Pero me reniego a dejar de sentir. Tengo derecho al dolor por gusto.
Ya no me preocuparé por cuanto, como y donde me duela, mejor ahorro eso para cuando ya no sienta tantas apuñaladas, porque entonces seguro en el infierno y no en el de Dante caminaré eternamente.
      

17 de Enero

Inmerso en un mar de ideas inconclusas escribo esta nota que amenaza con ser parte de un diario. La mañana en mí, tiene el efecto que la noche no hace: me provoca sueño, tal vez por eso mi amor al noctambulismo y mi pasión por ser un licántropo.
La cabeza me da vueltas, a veces las ideas son tantas que no recuerdo ninguna y de me asaltan el sueño violando así mi intento por descansar,  a veces escribo más cuando intento dormir que cuando me siento en la computadora a redactar por mera disciplina. En el curso que alguna vez me dio Pedro Ángel Palou, llego a decir que para ser escritor se necesita de dos cosas: tener algo que decir y saber decirlo. Pero a veces he llegado a creer que siempre se tiene algo que decir y en el camino encontraré el como, por que la única manera de llegar es experimentando.
Mis escritos están llenos de intentos casi siempre malogrados, no por ello menos servibles.
No tiene mucho que me encuentro atorado en mis dos campos: poesía y narración. El lenguaje periodístico que intento plasmar en mi columna semanal, la cual aparece casi siempre todos los jueves en el Diario Cambio de Puebla, suele apropiarse de mi cuando intento hacer literatura, talvez por eso mi inundan mucho los silencios literarios.
Cirlot un poeta español y que conocí por recomendación de Palou, no deja de pasmarme he releído tres cuartas partes de ese gran poemario hecho por amor o adoración a una actriz, y cada lectura me dice algo nuevo. Poeta surrealista que ha venido a darme una nueva manera de escribir y de la cual por cierto he hecho intentos varios que en este blog he dejado aparecer continuamente, sólo que suenan algo cursis. Odio la cursilería, pero talvez ese odio me permite mantener un alejamiento a mi escritura y así le doy su independencia necesaria a cada texto que hago.
En fin, ahora en estos silencios leo a Pitol, Palou, sigo con Cirlot y pronto Padilla será mi siguiente víctima.