martes, enero 17, 2006

Un día después de hoy, antes de mañana.

Así como Joaquín Sabina, me pido primero para morir por leer.
Me pido primero para que la Coca-cola gobierne mi sangre, mi soledad no se llame Amén.
Y firmo mi acta de renuncia a todo aquello que me obligue a verme obligado.
A veces quisiera no sentir, me evitaría muchos problemas, ahorraría dinero y no me vendería a mi mismo falsas quimeras. Pero me reniego a dejar de sentir. Tengo derecho al dolor por gusto.
Ya no me preocuparé por cuanto, como y donde me duela, mejor ahorro eso para cuando ya no sienta tantas apuñaladas, porque entonces seguro en el infierno y no en el de Dante caminaré eternamente.
      

1 comentario:

Sovka dijo...

HEY ALFREDO, YA SE EXTRAÑABAN TUS LETRAS...
SALUDOS DESDE AQUÍ.
UN ABRAZOTE