sábado, octubre 20, 2007

De regreso en los diarios.

Por única ocasión publicaré aquí la columna La Fuga re-inventada que desde el jueves pasado está siendo publicada en el Diario Intolerencia de Puebla en la sección de Cultura. Pero la podrán ver cada semana ya sea en la compra de dicho diario, como en su página de internet: wwww.intoleranciadiario.com o en mi blog: www.inventario-juvenil.blogspot.com

La Fuga re-inventada.

Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condottiere del siglo XX.
“Che”, despedida a sus padres.
Vuelve esta humilde pluma, que aspira a ser grata para el amable y sincero lector, resucitando del olvido y el descanso. Cambio de bríos, porque me identifico con la fuga: huir de un lado a otro. Los cambios siempre son buenos, indican el cierre e inicio de un ciclo. El anterior fue excelente. Este tendrá que ser igual o mejor.
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De aniversarios no comprendidos
Sé que es tarde, pero llego para hablar de un aniversario no agradable para muchos, al fin y al cabo uno más en la lista, sólo que éste no aparece en el calendario comercial, sino que se encuentra en la memoria colectiva de aquellas personas que aún somos conscientes y tenemos memoria social e histórica.
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La semana pasada se cumplieron 40 años del asesinato de Ernesto “Che” Guevara de la Serna. La mayoría osa decir que son 40 años de su muerte, pero él no murió, ¡lo mataron! De ser un guerrillero libertario, una incomodidad para el gobierno de los Estados Unidos, un ejemplo a seguir para los jóvenes de esa época, un ser que sólo buscaba la igualdad de la humanidad y darle voz al oprimido; con esos balazos expulsados de la pistola del sub-oficial Mario Terán -quien recibió ordenes de un tal Félix Rodríguez, que a su vez fue ordenado por el presidente de Bolivia: Barrientos-, se convirtió en un héroe latinoamericano y un icono a nivel mundial.
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La astucia de Ernesto Guevara fue entender, como lo hicieran en su tiempo Hidalgo, Morelos, Zapata y muchos más, que los grandes cambios, al menos en Latinoamérica, se dan después de una revolución armada. Si el “Che” viviera hoy, seguramente Bush tendría un gran dolor de cabeza constante.
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Hoy, desgraciadamente, ese admirable personaje se ha convertido en una simple imagen. La culpa no la tuvo Korda, la hemos tenido nosotros que sin el menor recato nos atrevimos a convertir una preciada imagen en un simple eslogan de luchas sociales, de esnobismo juvenil (como dijo David Bañuelos el pasado viernes en su columna El Búnker del Milenio Diario-Puebla), sin entender la magnitud de ello.
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No hemos aprendido la lección que la Historia nos ha intentado enseñar: entiende el pasado, comprende tu presente y mejora tu futuro.
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El sentimentalismo fugaz
En este silencio largo y profundo acontecieron demasiadas cosas.
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Pedro Ángel Palou, el mejor escritor poblano y uno de los mejores a nivel nacional, pese a quien le pese, sacó la segunda obra, Morelos: morir es nada, de su tetralogía de novelas históricas. La publicó Planeta dentro de la colección Autores Españoles e Iberoamericanos. También en días pasados estuvo el Mtro. Sergio Pitol en Puebla para recibir un homenaje de parte de la BUAP y la UDLA-P. Evento que contó con la participación del Dr. Alfonso Montelongo (UDLA-P), Mtra. Alma Corona (BUAP), Lili Atala García (UDLA-P), el que esto escribe, y desde luego con el Mtro. Sergio. La moderación estuvo a cargo de Israel Aguilar. Gracias a los medios por cubrir dicho evento, a Nacho Padilla, Miguel Maldonado, Jesús Villegas y Daniel Alcántara por el apoyo y confianza brindada. Fue un éxito rotundo.
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Este regreso va con dedicatoria a mi querido mentor y amigo Pedro Ángel Palou, y para Juan Carlos, el nuevo integrante de la familia García Godínez.

viernes, octubre 19, 2007

Bajo el Sol

Diario Cambio de Puebla y e-consulta periódico digital de Puebla(18/10/07)
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DEL THEATRO DE VIRTUDES AL DE LA VULGARIDAD OMNIPRESENTE
Por Roberto Martínez Garcilazo.
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Las virtudes que deben constituir al príncipe, de las que profusamente habló D. Carlos de Siguenza y Góngora en su Theatro de virtudes políticas (Impreso por la Viuda de Bernardo Calderón en México en el 1680 y por Porrúa en 1944), dedicado a D. Tomás Antonio Lorenzo Manuel Manrique de la Cerda Enríquez Afán de Ribera Portocarrero y Cárdenas, mismo que, entre otros títulos poseyó los de virrey lugarteniente, gobernador y capitán de la Nueva España, en estos tragicómicos tiempos nuestros, son rasgos humanos en extinción.
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Porque hoy los hombres dedicados a la búsqueda y ejercicio del poder carecen de modelos de imitación virtuosa, de vidas ejemplares que normen sus actos cotidianos en el desempeño público, trátese de funcionarios, políticos o periodistas.
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Sobre esto último conviene citar, para diversión del lector, estas palabras del Preludio del Theatro: "...confieso que me holgara el que se practicase la pena que es consiguiente a la censura y que estableció el Papa Adriano en el Canon Qui in Alterius, donde dijo: Quien públicamente invente escritos o palabras injuriosas a la fama de otro, y descubierto no pruebe lo escrito, sea flagelado" Debe verse, improbable lector, que esta disposición pontificia no sólo penaliza la injuria sino también la alabanza inmerecida.
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Volviendo a la patria incógnita –sin lugar tal vez- , cantada por Góngora en el Theatro, escribe, el que expulsado fue del Colegio del Espíritu Santo –hoy Carolino- por sus nocturnas aficiones- que las heroicas virtudes ejemplares de los Mexicanos Emperadores, desde Acamapich hasta Cuauhtemoc, adornar con sus verdades deben los actos del hombre del poder.
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Virtudes que según Claudiano, citado por Góngora, "Ni se erigen con antorchas, ni resplandecen con el aplauso del vulgo..."
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De Huitzilopochtli, la valentía.
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De Acamapich, la esperanza.
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De Huitzilihuitl, la clemencia.
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De Chimalpopocatzin, el servicio (y aquí es útil citar a Góngora citando a Jo. Altus: "Ni la república ni el reino son para el rey, sino que el rey o cualquier otro magistrado son para el reino y la ciudad. Pues el pueblo es por naturaleza y por tiempo anterior, mejor y superior que sus gobernantes, así como los componentes son anteriores y superiores al compuesto").
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De Itzcohuatl, la prudencia (lea el lector esta joya del aforismo: Stote prudentes sicut serpentes/ Sed prudentes como las serpientes).
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De Motecohzuma Ilhuicaminan, la piedad religiosa.
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De Axayacatzin, la fortaleza.
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De Tizoctzin, la serenidad.
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De Ahuitzotl, la sabiduría.
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De Motecohzuma Xocoyotzin, el honor.
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De Cuitlahuatzin, la audacia.
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Y de Cuauhtemoc, la grandeza ante la adversidad (traigo el epigrama de Góngora: La columna diamantina, / que este rey con persistencia / abraza, no a la violencia, / no al infortunio se inclina; / porque la guerra, la muerte, / y el hambre, sin contrastarles, sirven sólo de aumentarle / prerrogativas de suerte).
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Lector improbable, una vez ojeado este breve catálogo de monarcas indianos y de lejanas virtudes, una certidumbre comienza a brotar en el jardín de nuestras creencias: De la vulgaridad política (zafia cleptocracia rampante) es el teatro nuestro de todos los días, ya no de virtud alguna. Incógnito lector. Y una pregunta también: ¿Será posible aún la ejemplaridad y la justicia –poética y procesal- en nuestra vida pública?

El metafórico caníbal



Milenio Diario-Puebla (18/10/07)
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Ya cuando pensaba cerrar un ciclo con el tratamiento de los temas que tienen que ver con los asesinos seriales, brinca a nivel nacional –conmociona a la sociedad, se dice en los diarios– el caso del ya bautizado por la prensa como el “Poeta caníbal”. Los primeros datos recopilados han dejado constancia que se trata de una persona de cuarenta años aproximadamente y se dice dramaturgo, periodista y poeta. Su nombre es José Luis Calva Zepeda, amante del género de terror y admirador de Anthony Hopkins en su papel de Hannibal Lecter. Zepeda es el presunto asesino de por lo menos ocho mujeres y, por las condiciones y las evidencias del caso, se convierte en el primer homicida antropófago de la ciudad de México.
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Sin duda estamos ante un caso verdaderamente de excepción: un poeta que también, en sus ratos libres y luego de impartir clases de literatura, escribía versos para sus novias ocasionales, a las que después descuartizaba, como al propio lenguaje al escribir sus versos. Eso él no lo ha dicho, porque a la policía no se le ha ocurrido preguntárselo. Es decir: lo que hacía José Luis Calva Zepeda era construir metáforas con palabras y con el cuerpo ajeno.
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Cuando la policía llegó a investigar en su morada por la denuncia de la desaparición –desde el 6 de octubre pasado– de Alejandra Galeana, de 30 años, él se tira de una ventana que da a la calle lastimándose la cabeza. Es por eso que las primeras fotografías que se dieron a conocer del metafórico y bestial caníbal poeta, lo muestran con sangre en la frente y con la mirada extraviada.
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En el programa radiofónico matutino de Carmen Aristegui, al entrevistar a la autora de Mentes asesinas el día 15 de este mes, la doctora Feggy Osttrosky-Solís, licenciada en psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo más o menos lo que ya había escrito en un capítulo del citado libro. Los asesinos seriales pueden –lo son– personas que pueden pasar como absolutamente “normales” y que aún no se sabe qué parte de la mente desencadena este tipo de violencia hacia los demás.
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Es un hecho que no leeré (si los hay, porque no tengo la mínima referencia) los poemas de José Luis Calva Zepeda. Qué gran flojera me da leer a los poetastros. Lo que consigno solamente es el hecho de que jamás se había dado quizá en México un caso semejante donde se combinen estos hechos: un poeta, dramaturgo, periodista y taxista (por lo menos eso es lo que él ha declarado a la prensa) que mata mujeres para guardar parte de su cuerpo en un clóset y la otra en su refrigerador, junto con sus Carta Blanca y otra más aderezarla con pimienta, sal y limón para degustarla quizá viendo en Canal de las Estrellas.
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Sin duda es síntoma de la enfermedad del mundo.
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¿Y cómo los poetas construyen sus metáforas? Así: de conceptos aislados. Pero una pregunta me hago: ¿Es verdaderamente un poeta José Luis Calva Zepeda, como para comenzar a trabajar en una tesis que hable de la relación entre la poesía y la mente de un asesino en serie? O es sólo un poetastro que pretendía de manera inconsciente hacer metáforas con los cuerpos… No lo sé aún. Veo en las noticias que acepta que asesinó a sus víctimas pero no acepta jamás ser un caníbal, dice que eso se le hace horripilante.