jueves, agosto 22, 2013

Una novela árida-(Sexenio-Puebla 16/07/13)

Muchas veces se ha repetido –hablando de literatura- que ya todo está dicho. No hay nada nuevo que contar, afirman. Que la innovación vendrá en el cómo se cuenta una historia, difícilmente en el qué. Sin embargo, hay novelas capaces de tumbar cualquier afirmación o teoría.
El cielo árido (ganadora del XXVIII Premio Jaén de Novela) de Emiliano Monge es una de esas novelas que vienen a recordarnos que aún faltan muchos qué y demasiados cómo por descubrir.

El cielo árido cuenta la vida de Germán Alcántara Carnero, quien a lo largo de la novela se llamará: Nuestrombre, Quienasciende, Elquetiembla, etc. Nombres que aparecerán  según el momento que se esté contando, nombres que servirán para darle fuerza a los hechos que marcaron y cambiaron para siempre a Germán Alcántara Carnero. También es la historia de la Meseta Madre Buena y de cada uno de los co-protagonistas de la historia: Will David Glover, Anne Lucretius Ford, Camilo Mónico el Demónico Macías Osorio, entre otros. Todos ellos son mártires de las decisiones de Germán Alcántara Carnero, quien a su vez es víctima de  la soledad, el rencor, el odio y de un pasado que constantemente lo persigue para recordarle quién es y de dónde proviene, donde la lealtad –quizá- es lo único que une a Germán Alcántara con el mundo. La historia de Germán Alcántara Carnero ha sido fragmentada, pues no importa el todo, sino los múltiples por qué de la vida del protagonista de la historia, como son: el nacimiento de su primogénito enfermo, la desaparición de su hermana, el enfrentamiento con su padre, el encañonarse asimismo un arma, el soportar ver cómo sus perros mueren quemados o el contemplar el asesinato de un hombre.

El cielo árido es la historia de un ser común y corriente que actúa según sus entrañas se lo piden.

El cielo árido de Monge es una novela que convive con varias tradiciones o escuelas literarias. La fragmentación de la historia guarda un diálogo muy cercano con Faulkner y su ¡Absalón, Absalón!; el humor y el trato de los personajes remiten al querido Daniel Sada y sus paisajes; y los personajes, casi fantasmales podría asegurar que son herencia directa de Rulfo.

El cielo árido es una novela compleja, donde el lector puede quedar atrapado por la historia o ser botado por su estructura y estilo narrativo.

Una novela que refresca el mapa literario de México y demuestra que las “nuevas generaciones” están apostando por una mezcla entre la tradición y lo contemporáneo.