Los días, todos, son iguales. Ir y venir en horarios determinados a la facultad donde uno permanece, ya no por convicción, sino por orgullo, tanto tiempo invertido no se puede aventar a la basura así porque sí.
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Mientras uno se deja encapsular por el tiempo. Marioneta empieza a ser la profesión más segura a la cual uno puede aspirar. Es sencillo y triste a la vez, sólo consiste en comportarse como una maquina que actúa bajo programación, apuntar números y letras, según lo indique un tercero. Es una solución muy rápida y amena, útil para evitar todo tipo de preocupación. Estar alerta y con los sentidos en su máxima expresión, y usando al pensamiento como bandera de vida, es inconveniente. Porque la realidad es tan maldita que al estar alerta, uno sólo busca amargarse más y más. La vida con su ritmo te vuelve un ser infeliz.
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Todo es negro. Las cosas agradables y buenas, se han convertido en un Santo Grial, se cree o se tiene la de fe de que existe, pero nadie lo ha visto, y quien jura tener felicidad, ni la presta ni la enseña, sólo crea fantasías y codicias alrededor de ella.
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México cada día se pudre más. Y no tenemos la capacidad para detener el efecto. Cada día hay más descabezados. Ya ni el deporte se puede disfrutar y para prueba lo denunciado por Ana Gabriela Guevara, por mucho nuestra deportista más importante que hemos tenido a lo largo de la historia mexicana deportiva, que decidió retirarse porque nadie quiso atenderla. Incluyendo al pendejo ratero y puto mocho Calderón.
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Y para colmo de males en estos días Carmen Aristegui, lo único que valía la pena en radio, fue expulsada por la puerta trasera del noticiero que condujo por cerca de dos años. Según que por problemas editoriales en la forma de manejar el noticiero. Pero los que saben de esto, enarbolan la idea de que se trata de un asunto más de violación a la libertad de expresión.
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Pero estás cosas sólo pasan en México. La lucha de los justos es tan interesante como ver un día entero el programa de Barney, el dinosaurio rosadamente puto.
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En fin ya ni llorar ni reír y mucho menos mentar la madre sirve.
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Nos seguimos leyendo, y si por aquí pasa una chica guapa, sería agradable saber sus datos personales, para después ir por un café.
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Mientras uno se deja encapsular por el tiempo. Marioneta empieza a ser la profesión más segura a la cual uno puede aspirar. Es sencillo y triste a la vez, sólo consiste en comportarse como una maquina que actúa bajo programación, apuntar números y letras, según lo indique un tercero. Es una solución muy rápida y amena, útil para evitar todo tipo de preocupación. Estar alerta y con los sentidos en su máxima expresión, y usando al pensamiento como bandera de vida, es inconveniente. Porque la realidad es tan maldita que al estar alerta, uno sólo busca amargarse más y más. La vida con su ritmo te vuelve un ser infeliz.
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Todo es negro. Las cosas agradables y buenas, se han convertido en un Santo Grial, se cree o se tiene la de fe de que existe, pero nadie lo ha visto, y quien jura tener felicidad, ni la presta ni la enseña, sólo crea fantasías y codicias alrededor de ella.
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México cada día se pudre más. Y no tenemos la capacidad para detener el efecto. Cada día hay más descabezados. Ya ni el deporte se puede disfrutar y para prueba lo denunciado por Ana Gabriela Guevara, por mucho nuestra deportista más importante que hemos tenido a lo largo de la historia mexicana deportiva, que decidió retirarse porque nadie quiso atenderla. Incluyendo al pendejo ratero y puto mocho Calderón.
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Y para colmo de males en estos días Carmen Aristegui, lo único que valía la pena en radio, fue expulsada por la puerta trasera del noticiero que condujo por cerca de dos años. Según que por problemas editoriales en la forma de manejar el noticiero. Pero los que saben de esto, enarbolan la idea de que se trata de un asunto más de violación a la libertad de expresión.
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Pero estás cosas sólo pasan en México. La lucha de los justos es tan interesante como ver un día entero el programa de Barney, el dinosaurio rosadamente puto.
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En fin ya ni llorar ni reír y mucho menos mentar la madre sirve.
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Nos seguimos leyendo, y si por aquí pasa una chica guapa, sería agradable saber sus datos personales, para después ir por un café.