domingo, diciembre 21, 2014

La poesía después de Tesauro-(Revista 360°-Puebla 13/01/14)

¿Cuándo se volvió solemne la literatura? ¿Quién se encargó de jodernos el mundo literario? Seguro existen muchas respuestas para ello y podría armarse un debate, donde los sombrerazos, cachetadas, mentadas de madre y descalificaciones no faltarán.

La academia y la crítica literaria son los principales culpables. Sus fórmulas, sus métodos para analizar un texto han jodido la existencia de la literatura. Si entra en “x” procedimiento es buena obra; si se apega a cierta estética: trascenderá. Hay poco espacio para los experimentos, para la transgresión.

A lo anterior, debe sumársele que el mundo de la poesía está lleno de muchos “cuasi poetas” y vedetismo. Es el género que más ha sufrido por culpa de las academias y/o las tradiciones. Pareciera que hay tres banderas a seguir: escribir a lo Paz, a lo Sabines o a lo Bukowsky; en caso de que ambicionen. Otros se conformarán escribiendo tal cual se lo diga su mentor o compañeros de taller. Pocos se atreven a jugar con la poesía y a buscar ser “ellos mismos” en el ámbito poético. Casi ninguno es capaz de generar su propio universo poético, ya no digamos simbólico.

Un caso extraordinario y disfrutable es Karen Villeda con su poemario Tesauro. Ha construido un poemario –a modo de diccionario- donde se cuenta la historia de sus protagonistas: Femenino y Masculino, que son re-significados. Un poemario que por su estructura rigurosa daría aires de seriedad, sin embargo regala divertimentos cargados de ironía sobre lo que puede significar la pareja. Un poemario que juega con las estructuras propias del género. Desconstruye para generar su propio universo donde la matemática y la lingüística se convierten en sirvientes de la poesía.

Tesauro es un poemario que demuestra que aún no está todo dicho en la poesía mexicana.

Karen Villeda no proviene de academias literarias, no pertenece a ningún grupo y está forjando su propia voz; por algo ha sido acreedora del Premio Estatal Dolores Castro (2007) y el IV Premio Nacional para niños Narciso Mendoza (2005); incluso pocos son los poetas que se animan a escribirle a los niños, por mucho el lector más exigente.

Originalidad, exigencia al lector, experimentación, construcción poética e irreverencia son las razones por las cuales debe leerse Tesauro.
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*Tesauro. Karen Villeda. Tierra Adentro: 2010. México 

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