domingo, diciembre 21, 2014

La liebre no es como la pintan-(Revista 360°-Puebla 22/02/14)

Hay voces que aseguran que los grandes narradores se han forjado en el periodismo, precisando más: en la nota roja. Un absolutismo que no comparto del todo, pero en ocasiones coincido. Fernanda Melchor en su libro de crónicas: Aquí no es Miami (Almadía, 2013) ya había ofrecido grandes avisos de una calidad narrativa portentosa y viene a confirmarlo con su primera novela: Falsa liebre. Una novela que nos recuerda a Luis Estrada, los Hermanos Grimm y la nueva generación de series televisivas de las cadenas norteamericanas.

A lo largo de doscientas dos páginas, Fernanda Melchor nos cuenta dos historias centrales: la de los hermanos Andrik y Zahir que anhelan la libertad, pues el primero padece sexual y mentalmente los abusos de su amante, cuyo placer está en proteger y lastimar a Andrik al mismo tiempo; el segundo hermano necesita librarse del yugo de una mujer nefasta: la tía Idalia, que le ha pegado un sinfín de veces y lo ha dejado sin comer en varias jornadas. Por el otro lado están Vinicio y Pachi, un par de amigos que necesitan escapar de la tediosa rutina que ha invadido sus días: el primero es un sobreviviente del dengue y un aspirante a la escuela de arte, donde sigue sin ver un futuro prometedor; mientras que el segundo está harto de su esposa que ha decidido enjaretarle la responsabilidad de su hijastra. Ambos han encontrado en el alcohol y las drogas la solución para hacerle frente a sus problemas. Al final, estas historias se cruzaran de forma trepidante para darle una vuelta de tuerca al final que parecía vislumbrarse.

Fernanda Melchor tiene varios atinos: la fluidez narrativa, el recurso estético de fraccionar e intercambiar las dos historias centrales, su habilidad para mezclar con fineza y humor fuertes escenas cargadas de sexo, muerte y violencia, su exactitud narrativa y su originalidad; lo que hace atractiva la novela para el lector.

Un libro del que es imposible salir bien librado porque perturba, causa repulsión y al mismo tiempo entretiene, divierte, atrapa.

Una novela que por su calidad invita a tener una lectura continua, pero por su temática es necesario hacerse descansos repentinos.

Al final, Falsa liebre nos recuerda que en el día a día no hay finales felices ni destinos trazados, sino decisiones que van trazando el camino.
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*Falsa liebre. Fernanda Melchor. Almadía: 2013. México. 

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