domingo, diciembre 21, 2014

Enogea o la inexistencia de todo-(Revista 360°Puebla 08/03/14)

El cuento es un género difícil de trabajar.

Cortázar decía que el cuento debe ganarse por knockout, mientras que la novela se gana por decisión; haciendo una clara referencia al box.

Escasos son los cuentistas que ganan por knockout y pocos son los que entienden que un libro de cuentos no es un compendio y sí  una reunión de textos que por vaso comunicante tienen una temática o una experimentación estética. Esto en cuanto a escritores.

 Luego están los lectores, aquí hay de dos platos, pienso: los versátiles y los conservadores. Los primeros son felices con una reunión de textos donde las cualidades del género estén bien desarrolladas, experimentadas, mejoradas y aumentadas sin importar si son para “niños o adultos”; los segundos quieren textos que cumplan con exactitud las normas estéticas aprendidas en la academia y buscan temas “acordes a su edad”, aquí no hay espacio para la experimentación o el juego.

Recientemente el defeño -poblano por adopción-, Víctor Roberto Carrancá publicó El espejo del solitario (Ficticia-CECAP, 2014), una colección de cuentos cuya unidad temática es la fantasía y recurre a una narración socarrona para contar cada una de las historias que conforman su primera ópera prima.

El espejo del solitario reúne una serie de narraciones que suceden en un mundo distinto al nuestro: Enogea; creado por José el Solitario, donde todo es posible y la división entre el mundo narrado por José el Solitario y el “real” es mínima, así como la posibilidad de una absoluta inexistencia de todo lo que conocemos por mundo.

Las virtudes de este libro son varias: el manejo preciso de las palabras para desarrollar un serie de microhistorias, que al final se convierten en la historia de Enogea; la capacidad de resignifcar cada palabra y concepto para que funcionen en este mundo; y –sobre todo- la demostración de que hacer literatura es divertido. Carrancá juega con el lector, lo trae por donde se le antoja y le hace creer lo que él quiere. Lo engaña. Se burla de éste y de la “literatura seria”, demostrando así que no hay mayor seriedad que el juego.

El espejo del solitario es un divertimento donde el lector también es cómplice de los personajes. Al final, el lector terminará con la sensación de no saber si está caminando por el mundo “real” o se ha vuelto un habitante más de Enogea.

Aquí Carrancá está al servicio del José el solitario -creador de estas historias-, quien habla sobre Enogea y sus habitantes.

Originalidad, hilaridad, verosimilitud, experimentación y comprensión exacta de lo que significa el género del cuento son las razones que invitan a que los lectores le den una oportunidad a El espejo del solitario.
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*El espejo del solitario. Víctor Roberto Carrancá. Ficticia-CECAP: 2014. México. 

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