Recientemente
se ha estado hablando de una nueva generación literaria. De igual forma, se
dice que la literatura mexicana está teniendo un “renacimiento” o
“resurgimiento” y que ésta tiene nuevos y mejores embajadores que sus
antecesores.
No creo en tal
renacimiento o resurgimiento.
La literatura
mexicana nunca ha estado muerta, está muy viva. Más bien, hay autores
comerciales, otros son marginales y unos más han entendido que es posible
contar historias que atrapen, sin necesidad de sacrificar ritmo, contenido,
verosimilitud, actualidad temática y funcionalidad con dos tipos de lectores:
los críticos y académicos que quieren novelas que entren dentro de sus rasgos
“estéticos” y los que necesitan una historia capaz de mantenerlos pegados al
libro y dejarles un grato sabor, como lo es Yuri Herrera y su novela La transmigración de los cuerpos
(Periférica, 2013).
En medio de
una ciudad paralizada, gracias a una epidemia que ha azotado a un país entero,
viven las familias Fonseca y Castro; peleadas entre sí y en búsqueda de uno de
sus miembros: Romeo Fonseca y la Muñe Castro, respectivamente. Ambas familias
recurrirán al Alfaqueque para que logre localizarlos y él será quien les informe
que por azares del destino: están muertos y en posesión de su familia enemiga.
A partir de aquí se desarrollarán una serie de vericuetos donde las mentiras,
la tragedia, el sexo y la redención serán los ingredientes de una historia que
se desarrollará en los lugares más sórdidos y donde el tugurio o la vecindad
abandonada parecerán los espacios más idóneos para encontrar un poco de paz.
Junto a esta historia central, está una secundaria: la del Alfaqueque y La Tres Veces Rubia, en la cual el verbo y el
sexo son los componentes que mantienen la relación.
Con un ritmo
avasallador Yuri Herrera relata una historia que acaricia al género
detectivesco y donde la ficción roza con la realidad, debido a la crudeza con
la cual es contada, aunado a la utilización de un lenguaje cotidiano.
Una novela que
recuerda el estilo narrativo de Daniel Sada, pero que el autor logra esconder a
la perfección, gracias a la brevedad y velocidad propias de la historia.
La transmigración de los cuerpos es una de esas novelas que toma amplios elementos de la triste
realidad que envuelve a países como México, para apropiarse de la misma y así
lograr construir ficciones universales.
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