miércoles, octubre 19, 2005

Añoranzas.

Añoranzas

Lleva dos copas de vino, la hoja sigue en blanco. El tiempo avanza con la misma brusquedad que marcó tu partida. Necesita viajar, lo sabe. Estar en los mismos lugares de siempre, es como tomar balium y no recibir alivio a cambio. Su vida es un recuerdo. Sólo conoce los lugares donde caminó de la mano con Laura, de piel clara, ojos de mar y boca de sal.
Y las horas pasaban de prisa, entre el humo y la risa, todos los días era así. A veces el silencio se adueñaba de los dos, pero era como escuchar la novena sinfonía de Bethoveen, siempre armonioso. La vista se encargada de decir lo que la boca olvidada o simplemente no quería.
La luna serena, ilumina el cuarto donde Ángel escribe. Una pluma sin usar, cien hojas vírgenes y demasiadas ideas que se confunden con recuerdos. No, quiere soy un escritor del no. Tampoco un Bartleby, sólo son espasmos, piensa a sus adentros.
Cuatro copas de vino y el reloj se detuvo: dos de la mañana del diez de noviembre, fue lanzado por la desesperación de Ángel. El delirio se apodera de la escritura. Empieza a escribir incongruentes y desesperados textos:

I
No hay peor nostalgia que añorar lo que nunca jamás sucedió. Ya lo sé. No necesitas repetírmelo, tampoco quiero que me digas por enésima vez que es letra de Joaquín Sabina. Pero tengo y debo aclararte que yo no ando Con la frente marchita, más bien yo tengo el corazón podrido de latir. Mi alma también llegó a un hartazgo imposible de evadir y mi ser se encuentra cayendo lentamente en un precipicio del cual ni vi su inicio ni vislumbro su final.

II
Otra noche más pensando en ella, la Santa. No quiero, pero no puedo evitarlo. Se metió, no, perdón, penetró en mi ser. Su mirada fue la que me atrapó. Debo de parar, estoy escribiendo muy meloso, más bien muy desesperado.

III
Calla, por favor, cállate, shhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Mejor ponte a escribir. Y deja de molestarme con tus asuntos  del corazón, ni a mí que soy tu parte interior ni al lector le va interesar lo que sientas, sólo a ti y tal vez a ella. Olvídala. Además, no sabes de amor.

IV
Ja, ¿Qué no sé de amor? Claro que sé, pero no ando por la vida como idiota, presumiendo mis logros amorosos. Y tampoco te haré caso, mejor voy a leer algún buen libro. No, mejor no. Porque acabaré leyendo a ese autor que tanto admiro. Y su personaje femenino de su gran novela, me puede recordar mucho a la que deseo querer, pero no puedo ni me atrevo a informárselo.

V
¡Ya, Carajo! Cierro los ojos y la imagino a mi lado, conversando acerca de libros y autores de poesía y narrativa, de todo y de nada.

VI
Un poeta llamado Eduardo Casar, dijo alguna vez en un poema: Quisiera estar a dos pasos de ti. Y que uno fuera mío y el otro fuera tuyo.

VII
Yo, un intento de poeta, pregunto: ¿Cómo puedo decirte que me gustas, sin que corras ni dejes de tratarme?

VIII
Mi memoria no da ni para el día, ni para la noche. Se va, se pierde. Así como yo me pierdo cuando de repente pienso en ti.

IX
Un trovador poblano de nombre Gerardo Pablo, amigo mío escribió: Dime cómo hacerle ¿cómo encontrarte?/ Si son quimeras o primaveras / tardes de ayuno estas ganas de esperarte.

X
Mi poesía se carga de lejanía, tristeza y de la agonía de no tener entre mi vida a la Musa que un día vino para quedarse, pero también para irse. Pero tú no eres lejanía, pero tampoco vives en la cercanía, sólo rondas por la vereda de mi levedad del alma, del ser, de la que narra Kundera.

Ocho copas de vino, treinta hojas convertidas en bombas invadieron el territorio del bote de basura. Un reloj que no anuncio la llegada de la mañana pues se detuvo a las dos de la madrugada del diez de noviembre, una pluma que murió en el campo de batalla y a su paso mató a treinta hojas, hirió a otras treinta violó a otro tanto y conquisto a diez más.
Un espasmo que se convirtió en añoranza.

2 comentarios:

Alejandro Badillo dijo...

Muchacho, cuidado con tu columna del Cambio, se está pareciendo más a un anuncio propagandístico de Pedro Ángel Palou, de Agüera, o de Sampedro.

Saludos

Judith Castañeda dijo...

Me uno a la protesta...