martes, agosto 31, 2010

Adiós a Sergio Pitol y sus letras-Xavier Rosas (El Columnista 30/08/10)

Leyendo unas líneas en las que refería a su amigo y recientemente fallecido escritor, Carlos Monsiváis, el escritor condecorado el viernes por la noche con la Cédula Real, Sergio Pitol, se despedía de todos sus lectores y seguidores, dejando con su obra “Una autobiografía soterrada”, las últimas líneas que compartirá al mundo de su escritura.

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Escritor nacido en la ciudad de Puebla que cursó estudios de Derecho y Filosofía en la Ciudad de México en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Reconocido por su trayectoria intelectual, tanto en el campo de la creación literaria como en el de la difusión de la cultura, promoviendo el patrimonio artístico e histórico mexicano en el exterior. Estudiante en Roma, traductor en Pekín y en Barcelona, profesor universitario en Xalapa y en Bristol, y diplomático en Varsovia, Budapest, París, Moscú y Praga. En sus libros se encuentran escritos autobiográficos, sueños con su perro, fragmentos de diarios, reflexiones sobre el arte, crónicas sobre la actualidad, viajes y homenajes a sus autores preferidos.

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“Puebla y Veracruz son mis raíces”, comentaba al momento de dar su discurso en la entrega de la condecoración que se les da a los poblanos distinguidos, aunque a decir verdad, más tiempo ha pasado en el extranjero y sobre todo en Xalapa, lugar actual de residencia, del que se han desprendido una infinidad de ideas y letras que constituyen la obra del autor poblano.

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“Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos siempre, algún triunfo (…), escribir se volvió una sola obsesión para mí…”, comentaba a todos los presentes que lo acompañaron en la entrega de la Cédula Real, dejando en espera de escuchar las palabras que referiría de su última obra; sin embargo, el Carolino se quedó esperando más del autor, ya que sólo leyó unas cuantas líneas que duraron al menos 5 minutos, en las que daba por finalizada su genialidad.

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Los que acompañaron a Sergio Pitol en el presidio, no dejaron de recordarle a los presentes la obra grandiosa que deja el autor al mundo, pero sobre todo a México, destacando esa capacidad para dejar en quienes tienen sus relatos en sus manos, la experiencia de leer “textos vivos”, llenos de una pasión que parte de ese sentir, de sus vivencias, de todo lo que lo conforma y lo ha llevado a recorrer el lenguaje y las letras; pero sobre todo a releer y dejar en el imaginario una fuerza interna de la utopía, de aquel querer ser y estar en aquellas descripciones que lo han hecho merecedor de los más prestigiados premios en Europa y México, como el premio Herralde en 1984, el premio Xavier Villaurrutia en 1981, el premio Juan Rulfo en 1999 y el premio Cervantes en 2005.

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Con la obra de Sergio Pitol, uno puede entender una de las frases que enmarcaron aquella pequeña exposición de los ponentes ante su última obra, que destaca la facilidad con la que cuenta el autor al plasmar con las letras sentires, aromas, esencias y colores, dejándonos entender a quienes lo hemos leído que “su patria es el lenguaje”.

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