miércoles, diciembre 05, 2007

El público le dio el avión a Xavier Velasco

El autor presenta hoy su más reciente libro
Xavier le da una mirada a Velasco

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Xavier Velasco tenía seis años y era un remolino en el salón de clases. Entonces, vino la sentencia de la miss: “Solamente las niñas cantan”.
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Y la afirmación vino acompañada de una advertencia: el próximo al que viera cantando se ganaría un moño de niña en la cabeza. “Como tantas y tantas veces me pasaría después en días de escuela, el próximo fui yo”, consigna el escritor en su libro Éste que ves, volumen publicado este año y que ofrece una mirada a la infancia del también autor de Diablo guardián, que asistirá a la Feria Internacional del Libro para presentar el libro en Guadalajara
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La presentación del volumen, publicado por Alfaguara, va incluso en contra de las costumbres de Velasco. “No pienso tanto en cómo le ha ido al libro. Éste que ves ya está publicado, está en las librerías. Lo que me preocupa, lo que realmente me desvela, es el libro que estoy haciendo. Uno hace un esfuerzo para dar marcha atrás y presentar un libro que escribió hace tiempo, pero ese libro ya acabó, ese desafío ya está terminado”.
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Sin embargo, el autor de Materialismo histérico acudirá a Expo Guadalajara para charlar con el público sobre el libro, que ha definido como “la historia más íntima que he escrito”.
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Éste que ves recopila una serie de anécdotas de la infancia de Xavier Velasco, contadas a partir del retrato que sirve como ilustración para la portada del libro, y que cubren toda la etapa de la primaria, en la que vive atormentado por la amenaza constante de ir a parar a un hospicio y, después, al infierno, así como parte de la adolescencia, cuando comienza su gusto por escribir historias.
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Así, quienes acudan a la presentación del volumen se toparán de frente con un escritor que sigue marcado por esas experiencias. “En el libro cuento que a los seis años dejé de escuchar música porque una maestra nos dijo que era cosa de niñas. Entonces la escuchaba en privado y con un gran remordimiento. Durante cuatro años fue una religión secreta y vergonzosa, por eso hasta la fecha la disfruto tanto como otros disfrutan hacer herejías. Javier Marías dice que no escucha música cuando escribe porque le rompe el ritmo, pero a mí me gusta escribir con la música prendida y a todo volumen”, cuenta Velasco.
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“A un niño se le puede describir según sus miedos o sus entusiasmos. Enlistemos por separado sus monstruos y sus héroes y obtendremos dos caras de un mismo retrato”, escribe Xavier Velasco en las primeras páginas del libro. Hoy, el autor presentará a ese niño y, también, al escritor que asegura que la literatura “es una fechoría, un malandraje, y por eso me gusta mucho hablar de ella. Odio a esos gaznápiros que hablan de la literatura como un deber, como algo que ‘se tiene que hacer’. Claro que no se tiene que hacer. Es un placer”.
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Este que ves
Sábado 24 17:00 horas, salón 1
Édgar Velasco

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Xavier Velasco llegó, ayer, a la Feria Internacional del Libro. Vino para hablar sobre su más reciente libro, Éste que ves. Y se topó con un público que, a partir de la segunda mitad de la charla, se dedicó a darle el avión. No, no era un público maleducado: previo a la llegada del escritor, se repartieron entre los asistentes volantes con la portada del volumen para que, usándolos como avioncitos de papel, cada quien hiciera llegar sus dudas al escritor. De este modo, la charla fue divertida tanto para Velasco como para sus seguidores.
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Minutos antes de la llegada del escritor, el salón ya estaba lleno. “¡Hola, Xavier!”, fue el grito que anunció que Velasco había ingresado al recinto, vestido como un buen Charly Brown. A partir de entonces, la charla dirigida por el escritor fue un ir y venir de reflexiones sobre la infancia, sobre su oficio de escritor y, por sobre todas las cosas, recuerdos de la niñez. “Este libro me ahorró un dineral en psicoanálisis”, dijo Velasco. El público, entregado desde el principio, reía con las anécdotas, escuchaba atento las reflexiones, asentía ante sentencias del autor.
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Y llegó la hora de los avioncitos, momento que representó, literalmente, la hora del recreo. ¿Por qué el personaje se llama Xavier? ¿Quiénes eran tus héroes y tus villanos? ¿Cuándo naciste? ¿De veras terminaste la primaria? ¿En qué te inspiraste para escribir El materialismo histérico? “Ese lo escribió Marx, pero tengo entendido que se inspiró en la lucha de clases”. A todas las preguntas Xavier Velasco contestó: unas veces con chascarrillos, otras con reflexiones, unas más con anécdotas. ¿Escribes encuerado o para encuerarte? “Esta persona me sabe algo. El oficio de la escritura es como un streap tease permanente. Si no te quitas la ropa, la gente no aplaude”.
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Los aviones seguían volando y Xavier contestando. Algunos, mal hechos, chocaban justo en la cabeza del vecino de enfrente. Tres, más ágiles, llegaron con vuelo impecable hasta la tarima. Otros, menos doctos en la papiroflexia, optaron por simplemente hacer bolas de papel y lanzarlas directamente al escritor. ¿Sabes qué hacer con la vida? “Pues donde no sea hacer libros, no. No me interesa saber: me interesa averiguar”. Una de las últimas preguntas no vino ni en avión ni en bola de papel. Salió de viva voz de una de las asistentes. “¿Quieres ser mi diablo guardián?”. “No te conviene, porque empezaría por ponerte los cuernos”. El tiempo de Velasco se agotó. No así el interés de sus seguidores, que lo siguieron buscando su autógrafo. Ésa ya fue otra historia.
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Édgar Velasco Barajas
Foto: Giorgio Viera

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesante lo que relatas... encuanto a la tipa que le dijo que si queria ser su diablo guardia... (slut) hahaha.