I
Las palabras han muerto,
el poeta se las llevo
y sus herederos, los lectores,
las prostituyen, sin recato.
En el pasillo de cualquier
calle se oyen las ofertas
y las invitaciones a consumirlas:
¡pásele, güerita, güerito
hoy, solo hoy, dos por uno,
con metáforas!
¡Pásele, pásele hay de todos los
modelos: Kafkianas, Proustianas,
Bolañescas, Pitolescas y sobre
Todo, las de moda, aquellas que
son crepusculares.
-
II
El poeta se murió
¡ay qué dolor, qué pena!
Sus lectores le lloran,
le extrañan
y erigen coloquios, congresos
y antologías.
Luego vendrán las estatuas de bronce,
primero las de oro.
si las palabras,
que deben de implantarse
antes de que el viento se las lleve.
¡Ay el viento y el tiempo!
¿Qué harán con sus cenizas?
-
III
Antes de escribir
vomite, el asco me inundaba
y salieron palabras,
ahí amontonadas yacían
en el escusado, sentí pena,
pobrecitas palabras,
llorar quería,
incluso pensé en organizar
un congreso que hablara
sobre la muerte de la palabra,
imagine ponentes,
y a los asistentes
pero algo me invito
a jalar la cadena.
Extrañamente el dolor
se había ido junto con
No hay comentarios.:
Publicar un comentario