jueves, mayo 31, 2007

Sampedro recordando a Donoso.

Paisajes de la memoria (Diario Milenio-Puebla 31/05/)
Juan Gerardo Sampedro
Cuento mexicano de los setenta.

Comenzaré estos días a impartir un curso abierto de verano en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla sobre el cuento mexicano de los años setenta. La idea es hacer un recuento de la producción literaria que se comenzó a gestar a partir de la creación de los talleres literarios –en 1975– a iniciativa del INBA, mismos que fueron coordinados por el novelista ecuatoriano Miguel Donoso Pareja en las ciudades de Aguascalientes y San Luis Potosí.
He comenzado a revisar la bibliografía del tema y es amplia, muy amplia. La década de los setenta fue prolífica en todo. Se han cumplido ya, como se ve, más de treinta años de la fundación de los talleres literarios en México y mi amigo Ignacio Betancourt está investigando en El Colegio de San Luis sobre el panorama de la literatura mexicana –concretamente la que se produjo en los talleres– durante ese periodo. Ardua tarea a la que se ha enfrentado porque (me imagino que eso mismo sucede con cualquier etapa histórica) hay mucho material por ahí escondido en las hemerotecas o en revistas que sólo publicaron un par de números y en suplementos culturales de efímera vida.
Creo que alguna vez aquí mismo dije que Guillermo Samperio hablaba de un proyecto para reeditar todas aquellas obras de autores que comenzaron a publicar en los años setenta y que, una vez agotadas, nunca más se supo de ellas. Las comenzamos a anotar en una libreta y la lista es larga. Por supuesto que Guillermo Samperio tomaba en cuenta la novela, la poesía, el ensayo y el cuento.
La generación que publica a mediados de los setenta es la que viene poco después de La Onda. Por lo tanto, en la narrativa encontramos muchas influencias de esta corriente literaria. José Agustín publica “Se está haciendo tarde (final en Laguna)” en 1973 y “Círculo vicioso” en 1974. José Agustín es una influencia muy marcada en muchos jóvenes que comienzan a escribir en los talleres literarios.
Sin embargo, no es la única influencia. Habrá que recordar (y tomar en cuenta) que por el Boom literario la literatura latinoamericana llega a Europa y que sus representantes también serían una influencia decisiva en muchos narradores y poetas. Habrá que esperar los resultados de la investigación de Betancourt, para analizar y detenerse en esas influencias.
Decía Miguel Donoso Pareja que en los talleres que impartió, había luchado para que sus alumnos no fueran malas copias de García Márquez, de Carlos Fuentes, de Octavio Paz, de Julio Cortázar, de Juan Rulfo o de las innumerables copias de los autores de La Onda, como Parménides García Saldaña o Gustavo Sainz.
La editorial Extemporáneos, a través de la revista "Cambio", dejó constancia de la producción de los talleres de los setenta. El trabajo titánico de rastrear las obras es de Ignacio Betancourt. Nuestros investigadores se han olvidado un poco de los que he llamado constantemente los dorados setenta, pero material existe, y en abundancia.

1 comentario:

Verena Sánchez Doering dijo...

me alegro, te felicito y que salga todo bien
ademas si estas en verano mas lindo sera
te dejo muchos cariños y que estes muy bien
gracias por tus saludos, ahora si te linkeare, estaba mal mi cuento
besitos


besos y sueños