lunes, diciembre 12, 2005

Padre amigo que caminas en el infierno.

A la partida de Adrián Mellado Ulloa a tierras regias.

Hemos caminado por la sinuosa vida,
preferiríamos no haberlo hecho
y henos aquí mamando el sagrado elixir
de la rutina, sentados sin alimento
y esperando la llegada de la noche, siempre.

Una complicidad disfrazada de hambre,
camuflajeada por el vino tinto, fina
sangre de dioses embotellada para inexpertos
hijos de la mendicidad, herencia de una poesía
en proceso, que abraza la soledad
y nos abrasa las entrañas.

Andamos sobre las llamas del amor
nacidas en las Beatrices antiguas y
desembocantes en las contemporáneas
Violettas, violadoras de sueños,
ladronas de libertad, hacedoras del
lev motiv de cada verso.

Saludamos a las damas,
que amábamos en secreto, lejanas,
pero la imaginación nunca faltó.

Otra voces hablaron en nosotros,
jamás ahondamos en ello,
pero florecieron como primavera
en ese albergador invierno de mañana
a noche, eterno resguardo de las constantes
guerras individuales.

Pero nuestras cartas de la vida
cambiaron el sonido del aire
por un Crack que retumbó de
la mítica Edad Media, hasta llegar
al barroco de una ciudad de ángeles,
pero también de demonios.

Siempre una estela de humo guaraní
acompañó nuestros pasos,
confluyó nuestras incoherencias,
mientras permanecíamos como mausoleos
soportando la ausencia de la musa.

Libros sin escribir, muchos más por leer,
archipiélago de soledades, victorias perdidas,
derrotas triunfantes, manifiestos de una unión.

Fuimos mucho, Sabines lo sabía, por
Eso A estás horas, aquí,
dejo su solitario cuarto, para bajar
a bailar con borrachos, nosotros.

Pero debo aceptarlo esto
jamás será un poema,
como Sabines, supimos, supiste
que sin mujer, aburrido, pensando,
acostado en la cama, sólo pensando
uno se ve tonto, se es tonto.

También sabías o te dijo Sabines:
que no tenías hambre amor,
pero tampoco pensabas permanecer
mirando las estrellas con guitarra en mano.

Por eso ahora has entonado junto a Sabines:
¡Que bueno que se quedara mi cuarto (tu cuarto)
toda la noche (las siguientes) solo,
hecho un tonto, mirando!

Es momento de cambiar de poeta,
es hora de evocar y parodiar
a Joaquín Sabina: de momento nada de adiós muchachos
todavía no te duermes en los entierros de tu generación, nuestra.
Cada noche invéntate, invéntanos.
Emborráchate, emborráchanos.
Tú el más joven y el más viejo, like a Rolling Stone.

Reitero, esto no es un poema,
pobre de ti, si te vas con la finta.
Es un reclamo a tu partida,
porque no te vas por amor,
partes por haber leído a Sabines.

Ahora que lo sé, tus pasos
quiero imitar, aunque sea
con la mujer de nadie, pero
me iré, para no estar solo pensando
en esa cama incomoda, en ese cuarto neobarroco,
en esa vida de escritor que no escogí,
pero heme aquí, henos aquí caminando
por la turbia vida, preferiríamos no hacerlo,
pero a estas alturas y sin más vueltas de tuerca,
jamás dejaremos la rutina, aunque
la hueva nos gobierne,
por los siglos de los infernales sueños.
Amén.

Puebla de los ángeles y los demonios también a trece días del mes de diciembre del dos mil cinco.

1 comentario:

Sovka dijo...

Alfred, en mi blog hay unas preguntas para ti.
Besitos.