viernes, diciembre 16, 2005

Nos vemos en el infierno.

Cada día que pasa me dan ganas de escapar de este mundo, que mi alma vuele sola, sin rumbo, ni camino. Simplemente que mi cuerpo deje este mundo agobiante, lleno de presiones. Mi madre es una de ellas. Regresar a casa nunca ha sido la mejor decisión de mi vida. Ha sido la mejor forma para demostrar mi inmensurable derrota. A veces estar en casa es lo más parecido al infierno que retrata la iglesia en sus escritos.
Quisiera ser sombra y así estar ausente de ella, de todos, para evitar los cuestionarios de rutina ¿Adonde vas? ¿Con quién? ¿Regresas a qué hora? Bien podía responder ¿Te callas? ¿Cuándo asisto a tu entierro? ¿Prefieres que de café y galletas u optamos por atole y tamales para los asistentes al sepelio? Sería un juego justo, pero claro, sería pedirle demasiado a un Dios que se ha encargado a lo largo de mi vida en quitarme todo lo que realmente me importaba. Sin Susana la vida es un simple paseo por un aburrido abismo.
Mis días con Susana, sólo eran comparables con la sensación que sentí por vez primera al leer a Nietzsche: una sensación de miedo, pero a la vez de protección, de odio, pero de una pasión que escupía fuego por debajo de los suelos. Los años fueron siglos. Alonso Quijano al haber conocido a mi Susana hubiera abandonado a su inalcanzable Dulcinea. Mientras él luchaba contra molinos para poder sentirse digno de un amor inexistente, nosotros convertíamos la cama en guerras mundiales. Tocar su cuerpo era ser Dios por un rato, luego sería un recuerdo del paraíso. Siempre fue así cada noche.
Pero las cosas buenas nunca duran. Las mujeres tampoco son eternas y el deseo se sale del mismo modo en que entró, siempre sin avisar. Para eternidades los recuerdos y con ello las noches en vela. Tal vez por eso escribo estás líneas, para recordarla, pero también para escapar del mundo. Los psicólogos nunca han recomendado vivir en el pasado, por que afecta la estabilidad del individuo, ¿qué será más enfermo vivir en el pasado o dedicarse a analizar la vida de otros seres desconocidos a quienes les cobran por interpretarles sus sufrimientos y darles salidas rápidas pero jamás la solución idónea? No me imagino recostado, teniendo al lado a un tipo con facha de intelectual pero con lecturas de libros de superación personal, preguntándole como hacerle para olvidar a una mujer. Nunca he creído en esos charlatanes vendedores de falsas quimeras.
Es viernes y llueve a cántaros, las calles se han convertido en ríos, la basura pasea por ellas como si fueran unos ricos peces, listos para ser asados. No tengo a donde salir, mi vida nocturna se esfumó junto con ella. Todo me recuerda a ella. Necesito mudar de ciudad o jamás podré salir de este cuarto, me siento tonto al verme solo pensando en ella y escribiendo sobre ella.
Sabina en una de sus canciones decía: cuántos besos no perdí por no saber decir te necesito. No es mi caso, no aplica en mí, nunca dejé de darle muestras de mi amor, en casa nunca faltaron flores, chocolates, cenas románticas en lujosos restaurantes, en fin todos esos lugares comunes en los que caen las parejas cuando estás enamoradas, vaya hasta aprendí a cocinar para cuando ella estuviera cansada, yo poder devolverle una de sus tantas atenciones.
Siempre me he preguntado cómo paso, pero no recuerdo del todo. Hoy por la mañana me puse a recapitular la escena con ayuda de las notas del periódico, uno de ellos en el que escribía en mis tiempos de juventud, decía: viernes tres de diciembre Susana Domínguez, esposa de Roberto Flores apareció muerta el viernes en la mañana a causa de siete puñaladas por la espalda, se presume murió en la tarde del jueves, no hay indicios del asesino. No se ven rastros de robo, pero tampoco ha dejado huellas el posible asesino, según el forense.
Otro periódico más manejaba la misma información agregándole que se presume crimen pasional como móvil. Pero ninguno ha descifrado nada nuevo.
Al revisar tantas notas, de paso me encontré con muchas esquelas dándome el pésame por la perdida reciente que sufrí. Hasta mis enemigos se acordaron de mí. Pero muy pocos de esos que gastaron dinero en esquelas enormes, asistieron al sepelio de Susana. Farsantes, la mayoría deseaba mi derrota en algún ámbito y ahí la tienen.
Fue un jueves de hace dos meses cuando murió Susana. Le cancelé una cita que teníamos para celebrar el primer día en que nos conocimos, era la primera vez que el trabajo me impedía poder estar con ella. Me sentí terrible, las horas extras en el trabajo se me hicieron siglos en le infierno. Ella molesta por mi cancelación colgó la bocina. En el transcurso intenté llamar, pero nadie contestaba. Seguro se fue a casa de Mónica, su mejor amiga a quejarse, le hablé, pero ella afirmó por cielo, mar y tierra que Susana para nada se había comunicado con ella.
Mi madre ha regresado de su jornada y me regaña por seguir viendo los recortes de las notas periodísticas: Mientras más sigas viendo eso, jamás vas a poder olvidarla. Deja ya de recordar o te vas a morir lentamente.
Ella tiene razón, pero soy terco y no hago caso, me gusta el dolor, soy afecto a el. Desde que ella no está es la única manera que tengo para poder sentirla cerca.
Ese día en que murió yo regrese a casa a las tres de la mañana. La casa se veía sola, inhabitada. Pero había algo raro en ella. Fuera se encontraba un coche extraño, todas las luces se encontraban apagadas excepto la de nuestro cuarto. Entre sigilosamente, ningún ruido, pero sí un vino tinto a medio vaciar, dos copas con las huellas de haber sido utilizadas. Al llegar a la puerta de mi cuarto veo a un hombre que no soy yo debajo de ella, que desnuda se mueve encima de él como toda una estrella porno en acción, grita como nunca gritó conmigo. Lo disfruta. No han captado mi presencia. Doy media vuelta, vuelvo a salir de casa, esperando que todo vuelva a su normalidad. A que Susana se desocupe. A mi regreso, ella descansa en la cama, agotada, como si hubiera regresado de escalar el Everest. Yo me acuesto a su lado y pienso la razón del engaño que acabo de sufrir: mi tierna Susana, en mi ausencia el día de nuestro aniversario, se acostó con otro hombre. ¿Desde cuando lo vendrá haciendo? Se movían con tanta naturalidad, como si llevarán meses de conocerse juntos en la cama.
Otro día de trabajo me espera. Salgo de casa como si nada. Antes Susana me había hecho el desayuno que disfrute y le di su regalo de aniversario. Sonrió, tiene una risa que mata. Su cara tenía una sonrisa, al menos eso vi cuando la encontré muerta en mi cama, nuestra cama. Las siete puñaladas eran el significado de una traición, los traidores mueren apuñalados por la espalda. No son dignos de mirar a su enemigo, su asesino, su ajusticiador. Recuerdo que ese jueves por la noche, regresé a casa en taxi porque había dejado las llaves dentro del carro y el repuesto estaba en uno de los buros de la recamara. No había nadie cerca de la casa. Eran horas de trabajo para los esposos y de gimnasio o café para las esposas. Ella estaba durmiendo así que no hice ruido para despertarla. Entre a la cocina, busqué un cuchillo de esos nuevos que compró ella para partir el pavo en navidad, subí lentamente las escaleras, abrí la puerta sin el menor ruido. Y entonces, me trepe sobre su espalda, le dije al oído te amo y por eso tengo que hacerlo, no puedo permitir te comportes como una puta. Ella forcejeo al sentir la primera puñalada, pero fue inútil. Y el cuchillo entre sietes veces y salió otras ocho de su cuerpo. La colcha estaba llena de sangre. Yo también, pero era necesario salir antes de que llegará alguien. La ropa y el cuchillo las guarde en una bolsa que incineré. Cuando regresé al trabajo, nadie se había enterado que salí a casa, pues sabían que tenía una comida con mi esposa, pero nunca llegó al restaurante donde la espere por media hora.
La policía nunca halló los culpables o él culpable. Declararon carpetazo al asunto. Nadie había visto nada extraño ese jueves en mi casa, el asesino no dejó huellas y en mi trabajo todos sabían que son mis horas acostumbradas de trabajo.
Hasta la fecha sigo sin entender cuando fue que Susana me dejó de amar. Tal vez en el infierno me lo pueda explicar, porque halla van las putas y los asesinos.

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