jueves, enero 28, 2010

El balance de Obama-Pedro Ángel Palou (El Universal/Opinión-28/01/10)

Anoche todo Estados Unidos —y buena parte del mundo— detuvo la marcha para escuchar el primer State of the Union, el discurso ante el Congreso de los Estados Unidos cuya historia se remonta a George Washington.
-
Muchos eran los retos que Obama debía cumplir en ese discurso, según los analistas y, más aún, según la gente. Los temas que debía cubrir, además, eran amplios: la economía, Afganistán e Irán, su política –demasiado a la izquierda, según los republicanos- en materia de salud y de trabajo. Se trata, es cierto, de un acto protocolario pero que cumple un profundo papel simbólico. Para mí el reto mayor, sin embargo, no estaba en el discurso, sino en la posibilidad de que Obama recuperara la confianza en un electorado y un enorme grupo de votantes independientes que se sienten frustrados o incluso traicionados un año después y que lo castigaron con la reciente votación en Massachusets. Lo importante era saber si esa confianza podía recuperarse porque el ciudadano crea que al día siguiente Obama iba a empezar a trabajar en los términos de lo hablado. Obama es un excelente orador, pero eso ya no es parte de la expectativa. La verdadera esperanza es que ordene la situación económica, recupere los trabajos perdidos y, curioso o no, que se vea como un líder fuerte frente a la guerra contra el terrorismo que, curiosamente él heredó pero es inevitablemente parte de su agenda.
-
Muchos, pues, escuchamos con algo más que atención este primer Estado de la Unión que, curiosamente, es coyuntural (como todos los discursos). En la mañana del miércoles dijo algo interesante como prueba de lo que vendría: “Prefiero ser un buen presidente de un solo periodo que el mediocre presidente de dos periodos”.
-
Ese hombre, aparentemente sereno pero prematuramente encanecido entró a un escenario que conoce –dos veces antes estuvo allí ante las dos cámaras- y calmó su nerviosismo saludando amable y lentamente mientras se conducía al podium entre los aplausos. Era una mezcla de Obama y del presidente de los Estados Unidos, si se me permite: de quien ha sido votado y de quien aún es candidato. Esa mezcla le otorga carisma. Su sonrisa lo vuelve humano.
-
No es gratuito que hablara de historia, de los 220 años de la costumbre. De los presidentes hablando en medio de la paz y la tranquilidad, pero también en momentos de guerra y depresión. Esas dos palabras traen la historia al presente, a un presente difícil y parecido “de nuevo hemos sido probados y debemos responder”, dijo Obama para empezar a hablar de economía (¡Es la economía, estúpido, había dicho alguna vez Clinton!). Por eso la estadística: uno de cada diez americanos ha perdido el empleo. Y con ello han perdido por lo que ha trabajado duramente. Es algo que conozco, les dijo a quienes lo escuchaban, es por esa lucha que quise ser presidente: el cambio no ha venido rápido.
-
La capacidad de empatía de Obama es una de sus marcas. Y ha trabajado ese elemento. Por eso debía defender el bipartisanismo que lo ha caracterizado, la unión que ha predicado. Muchos pensaban que iba a cambiar de táctica. No. Es el hombre que dijo que los estadounidenses quieren un gobierno decente. Y con decencia respondió a sus críticos, de dentro y fuera de su propio partido.
-
Esa palabra decencia, la repitió tantas veces como fue necesario. Es la palabra que definirá su política y su papel en la historia. Por decencia, como dijo, aceptó ayudar a los bancos. No por gusto, pero gobierna con lo que es efectivo, no necesariamente lo popular. “Hemos recuperado lo invertido en los bancos y cobraremos una cuota especial a los bancos, una cuota que se devuelva a los contribuyentes”. Es algo que muchos norteamericanos querían escuchar. Por eso habló de inmediato sobre el hecho de cortar impuestos, algo que obviamente los republicanos no aceptaban. Se permitió incluso una y otra vez algo de humor. La base: “circulación” del capital, nada de izquierda.
-
Por eso el llamado a una nueva ley sobre empleo, el tema central de 2010. Nada de populismo. Comercio, comercio, comercio.
-
Estos datos no serían lo que fueron en el discurso sin los ejemplos con los que Obama salpicaba su retórica. (la solución, utilizar 30 billones del dinero los bancos para el estímulo a la pequeña y mediana empresa, un nuevo estímulo para la pequeña empresa que contrate y obviamente obra pública y estimular a las empresas que usen trabajadores norteamericanos, lo que incluso fue alabado por los republicanos que aplaudían). ¿El Recovery act será el New deal del siglo XXI?, me preguntaba mientras lo oía.
-
La segunda parte del discurso era la de un ciudadano más. No esperar, cambiar al sistema, actuar ya. No esperar para no convertirse en segundo o tercer plato mientras otras economías no esperan. El argumento no podía ser más prístino y entendible para todo norteamericano. Reforma financiera, ya. Decencia frente a falta de escrúpulos. Si, reforma pero con innovación. Otra palabra mágica para Obama. Dinero para investigación en energía limpia: y creación de plantas nucleares. Desarrollo en gas y biocombustibles, todo esto ya estaba en su campaña. Y eso no hay que dejar de mencionarlo. Metido en plena crisis no pudo, dijo ahora, pero esta vez no dejará que pase el tiempo sin responder.
-
En tercer lugar: exportación. Nuevos mercados agresivamente buscado. El new deal obamiano consiste en producir en Estados Unidos, no en el extranjero. Y para ello hay que invertir en educación, su cuarta prioridad. Obama habla ya de una verdadera reforma educativa inaplazable, revitalizar los comunity collages, la única esperanza de muchos estadounidenses para mejorar su vida y conseguir trabajo. En Estados Unidos nadie debe entrar en bancarrota por estudiar la universidad. Por cierto que cuando habló de tratados de libre comercio hablo de Asia, de Panamá, de Colombia, pero no mencionó a México en ningún momento.
-
El siguiente momento del discurso era esencia: la clase media (recordemos que en Estados Unidos nadie se llama clase obrera o popular y que clase media es en realidad el término para la clase menos favorecida).
-
Otra vez con humor: dejemos en claro algunas cosas. Y habló obviamente de la reforma de salud. Y habló mal, obviamente, de las aseguradoras. No podía no tomar el tema de reducir el déficit público para que no se distrajera su argumento (y agradeció a Michelle Obama, convirtiendo el tema en asunto familiar). El llamado al bipartisanismo que esa noche lanzó el presidente de la decencia no puede pasarse por alto.
-
Y aquí, por razones de espacio me detengo. Me parece que no sólo fue claro, humilde, carismático. Mostró su liderazgo, su fuerza sin soberbia alguna pero puso el dedo en la llaga de lo que hará a partir de ahora, de lo que pedirá a partir de ahora. Y lo dijo claramente. No sólo es mi responsabilidad, el Congreso no puede eludir la suya. Nadie le gritó esta vez: You lie (Mentiste). Nadie podía actuar indecentemente frente a un presidente que ha madurado significativamente en su primer año de gobierno. No hablaré ahora del tema de la seguridad que tocó al final, porque no tengo espacio y porque sale de mi objetivo central (aunque el anuncio de que saldrán las tropas en agosto de 2010 de Iraq no deja de ser excepcional). Hablar de lo que podemos aprender de ciertos actos verdaderamente civiles, republicanos, decentes, en nuestra propia política mexicana que para todos los electores se ha vuelto, hay que decirlo, indecente.
-
El presidente de la decencia por eso volvió a poner el énfasis en que sólo el bipartisanismo puede salvar y mover a un país (la democracia no es ponerse de acuerdo, es aprender a negociar), algo que en nuestro propio país, México, es crucial ya. No somos un país parlamentario, seguimos siendo un país presidencial, como los Estados Unidos, pero o nos ponemos de acuerdo en algunos mínimos comunes múltiplos o no creceremos. El ejemplo de Obama nos enseña que se puede gobernar sin herir a los partidos de oposición, aprendiendo a actuar con la oposición, sin ser rehenes, como él mismo dijo, de una situación de campaña permanente en la cual todos los días son días de elección.

No hay comentarios.: