jueves, febrero 15, 2007

Sampedro habla de "Carne propia" de Miguel Maldonado

Diario Milenio-Puebla (15/02/07)
Paisajes de la Memoria
Juan Gerardo Sampedro

Como la carne propia, la poesía guarda silencio. Para Rafael Argullol la poesía está esencialmente vinculada al silencio. Incluso, dice, en un sentido anatómico. Escribe: “la poesía es un goteo verbal desde el silencio”. Y esto, lo dice, es importante porque el momento en el que nos movemos es el del vértigo del ruido.

He leído el libro de poesía La carne propia de Miguel Maldonado. Me queda el asombro y el silencio. En efecto: el silencio. Coeditado por Colibrí y la Universidad de las Américas-Puebla en su colección As de Oros (2006), La carne propia abre sus páginas con un referente a Jaime Sabines: “Vamos a ponernos diúrex/ en la boca/ y sólo vernos”. No es todo. Poesía del erotismo sigiloso: “Y cuando vuelven a vestirse/ siempre hay uno/ con los botones de la camisa chuecos/ en el que se desvía del cauce/ el que siempre piensa/ en abandonarlo todo.”

En esta colección As de Oros de Colibrí han publicado Rubén Bonifaz Nuño, Francisco Cervantes, Francisco Hernández, Gaspar Aguilera, Marco Antonio Campos y Vicente Quirarte, entre otros muchos poetas importantes. Lo hace ahora Miguel Maldonado con La carne propia.

Para Pedro Ángel Palou, en su poesía Maldonado “ha elegido escapar del lugar común desde las metáforas de la vida cotidiana, lo que hace este salto al vacío aún más arriesgado. Se ha retirado el paracaídas, ha visto el abismo y desea regresar a contárnoslo. El humor nos salva, parece repetirnos en cada una de sus páginas (…) Bitácora de una vida vivida para el amor, éste es sin duda uno de los libros de poesía más tristes que se han escrito en México. Y más lúcidos”.

Miguel Maldonado nació en Puebla en 1976. Es poeta, traductor y ensayista. Estudió ciencias políticas. Ha publicado Poesía magia corriente.

Cuando se va avanzando en la lectura de La carne propia se va dando cuenta uno de que poco a poco se adentra en la persona amada. Es por eso que este libro de Maldonado es un homenaje a Jaime Sabines, a la poesía, al silencio de la poesía solamente igualable al silencio que queda después del acto amoroso. El acto de amor, como la poesía, es –efectivamente– silencio.

Volviendo a Rafael Argullol: el nexo esencial de la poesía convierte en obsoletas las clasificaciones habituales sobre el tradicionalismo de un poema. Y agrega: “en esta condición la palabra va por el filo de la navaja: por un lado el absoluto, por el otro la nada”.

La poesía de Maldonado transita por una navaja que por un lado lleva la nada, el absoluto; y por el otro lleva el silencio del erotismo, la comunión de los cuerpos: el silencio que no puede romperse. Con Argullol: El silencio del origen. Poesía de la cotidianidad amorosa.

Los dejo frente a estos versos. Luego el silencio:

“No hay porqués/ no importan/ Los amorosos/ después de hacer el amor/ sudorosos sofocados/ sólo deberían saber/ que el lado de la almohada/ pegado al colchón/ es el más frío”.

Y el silencio.

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