miércoles, diciembre 20, 2006

Introspección XVIII.

El tiempo avanza tremendamente lento. Nadie corretea al conejo relojero. Esta vez, sí tiene tiempo. Son fechas de calma, de paz. Dice el calendario, afirma la sociedad y lo confirma el ambiente que se siente en las casas y en una ciudad como Puebla. Es época de estancia familiar, de dar y recibir, de compartir y agradecer.
Y sin embargo, yo habito en la desesperación. Me deprime la calma. Necesito el ruido, el vaivén citadino.
Antes me faltaba tiempo, ahora que me sobra, no sé que hacer con él.
Mis horas libres, ahora son días enteros. Me está asfixiando la calma. Es más deprimente estar en casa que permanecer sentado en la banca de mi facultad. Aquí, me siento con el León en un zoológico. Me metamorfoseo en algo así como una chacha, me deprimen las novelas, me divierten los programas de chismes y me siento culturizado viendo las noticias.
Mi único escape es este espacio que deambula entre lo personal y lo literario. Aunque no todo es tan malo, he empezado a leer El Evangelio según Jesucristo de José Saramago. Es tremendamente poético. Cansando en cuanto a la estructura pues mezcla en una forma perfecta la narración y el diálogo que llega a existir en esta. Estaba buscando un momento adecuado para acercarme el libro, apenas me acepto y me sentí preparado para tomar la invitación hecha. Una lectura buena para estas épocas navideñas y de mi búsqueda de lo religioso y lo espiritual. Quizá la depresión sólo sea causa de la conclusión de año

4 comentarios:

Ana Corvera dijo...

Quizá sí sea esta cuestión del fin de año el motivo, cada diciembre aparece un sabor a final, aunque en realidad nada termine, supongo que es cosa de mercadotecnia, pero claro que duele dejar cosas atrás. Pero también dicen que luego de la tormenta llega la calma, yo estoy segura de que el próximo año llegarán muchas cosas buenas a tu vida, lo sé, entre ellas una buena musa y muchos buenos poemas. Te deseo unas muy felices fiestas, ha sido un gusto conocerte este año, muchas gracias por no abandonar mi blog y por todas tus palabras. Un gran gran abrazo mi querido Alfredo

Indianguman dijo...

Uf, a mí también me está desesperando la calma este fin de anio

Un abrazo y felicidades!

Rosa Silverio dijo...

Hola, Alfredo.

Paso por aquí para desearte feliz navidad y que la pases bien junto a los tuyos.

Un gran abrazo.

Cuidate mucho y no dejes de escribir nunca.

Ro

Clarice Baricco dijo...

En esta calma total, me he refugiado demasido en el cine....embriagada de películas.

Abrazos sin calma...