Cuantas noches de insomnio
transcurren sin poder escribirte
algo digno de ti.
Ayer, me senté con el Bukowsky a la derecha,
el Sánchez Prado a la izquierda,
y en frente tenía a Cirlot.
Consejos les pedí,
para poder crear todo un poemario
que hablara de ti.
La noche avanzó y junto con Sabina,
nos dieron las diez, las once, las doce,
la una, las dos y las tres.
Seguimos sin poder avanzar.
La hoja sigue virgen.
Hoy decidí sentarme a escribir,
teniendo como única arma a mi soledad
y de consejera a la radio que en el fondo
sonaba el Quien fuera de Silvio.
Por fin una conclusión en la hoja escribí:
ya derrame versos ínfimos, evocándote.
Es suficiente, nuestro amor fue cosa de un sueño.
Los sueños inenarrables nos hacen caminar
por laberintos sin salida.
Sólo una bala pondría fin a esta pesadilla
de escribir versos a un fantasma decembrino
que osa en robarme las noches y perderme los días.
Pero soy demasiado cobarde,
para buscar un renacimiento
en la muerte.
2 comentarios:
POR AQUÍ, SABOREANDO TUS LETRAS :)
BESITO!
Bueno, pues gracias por la refencia.
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