sábado, julio 15, 2006

Noches derramadas.

Cuantas noches de insomnio
transcurren sin poder escribirte
algo digno de ti.

Ayer, me senté con el Bukowsky a la derecha,
el Sánchez Prado a la izquierda,
y en frente tenía a Cirlot.

Consejos les pedí,
para poder crear todo un poemario
que hablara de ti.

La noche avanzó y junto con Sabina,
nos dieron las diez, las once, las doce,
la una, las dos y las tres.
Seguimos sin poder avanzar.
La hoja sigue virgen.

Hoy decidí sentarme a escribir,
teniendo como única arma a mi soledad
y de consejera a la radio que en el fondo
sonaba el Quien fuera de Silvio.

Por fin una conclusión en la hoja escribí:

ya derrame versos ínfimos, evocándote.
Es suficiente, nuestro amor fue cosa de un sueño.
Los sueños inenarrables nos hacen caminar
por laberintos sin salida.
Sólo una bala pondría fin a esta pesadilla
de escribir versos a un fantasma decembrino
que osa en robarme las noches y perderme los días.

Pero soy demasiado cobarde,
para buscar un renacimiento
en la muerte.

      

2 comentarios:

Sovka dijo...

POR AQUÍ, SABOREANDO TUS LETRAS :)

BESITO!

Ignacio dijo...

Bueno, pues gracias por la refencia.