El
descanso y la paz, tuvieron lugar. Mis padres salieron a Atlixco, yo me quedé.
Necesitaba paz, un día para mí solito en casa.
Terminé,
por fin el libro de Felipe Soto Viterbo: Conspiración
de las cosas. Buena novela, sostiene bien sus personajes, pero acelera su final,
aunque si logra atraparte. Sin embargo, me gusta más su anterior novela Verloso, está mejor lograda.
Inmediatamente
empecé con la nueva novela de Cristina Rivera Garza: El mal de la Taiga, de un jalón leí la mitad del libro. Ha
regresado a su brevedad, por ende a una narrativa más impactante, más profunda.
Atrapa y duele. Una novela de partidas y lejanías, algunas frases me remiten a
Dulce y esa característica extraña que tiene de no poder permanecer inmóvil.
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