martes, noviembre 15, 2011

Un fantasma perdido en Juárez (Diario Milenio/Opinión 15/11/11)

La propuesta editorial Atelos se fundó en 1995 como parte del proyecto Hip’s Road. Tenía como finalidad publicar, bajo el signo de la poesía, todo tipo de escritura que retara las definiciones limitadas de la poesía. Ahí, en un listado de 50 libros, apareció el trabajo de Rae Armantrout, Leslie Scalapino, Rodrigo Toscano, Tan Lin, entre tantos otros. The Popedology of an Ambient Language, de Edwin Torres —poeta nacido en Nueva York de padres puertorriqueños— fue publicado en esta serie curada por Lyn Hejinian y Travis Ortiz en el 2007. Torres ha participado en un buen número de performances donde se combina la improvisación vocal y física con el teatro visual. Es coeditor de la revista /DVD Rattapallax. Aquí apenas dos poemas rápidos, nerviosos, extraídos como sin querer de las enunciaciones del lenguaje oral que los contiene y los libera.

La invitación de Pedro

mira, te llamaré porque tengo/ tu número y te juro que deberías conocer/ a alguien, ¿no? esa persona de la que te hablé, ¿recuerdas?/ ¿como hace 2 años? Debería ser la próxima/ persona que conocieras y esto es una imposibilidad no-humana/ lo sé, pero lo que te estoy diciendo es que/ a alguien así le gustaría conocerte a ti/ o a alguien como tú, o al menos tener el chance/ de una conversación telefónica con todo eso de la esencia de/ lo que eres, ¿no? Así que, mira/ tengo tu número de teléfono, te lo juro/ tienes que conocer a esta persona de la que te hablo, va/ porque oye, tengo tu número de teléfono/ y como hace 2 años te conté de esta/ persona, ¿no? tengo tu número de teléfono/ ¿verdad? te hablaré, mira, hazme un favor,/ anótame tu número de teléfono/ sí tengo tu número pero anótalo/ porque tienes que conocer esta persona, ¿no?/ mira te llamaré porque esta persona/ que tienes que conocer y este número funciona, ¿verdad?/ bien, bueno mira, hace como, como 2 años...

Un fantasma perdido en Juárez

era el muchacho hermoso de Juárez, estábamos en Juárez/y él ÉL era un muchacho en Juárez, pero hermoso/ como si fuera de otro lugar, como si fuera de allá o de otro planeta u otro país/ que no imaginábamos los pudiera fabricar [fabricar a estos muchachitos]/ algo tan hermoso, pensamos, podría salvar el mundo/ algo así, un hermoso muchacho de belleza inconcebible…//

fue lo que nos reunió [al menos a nosotros dos] sentados allá,/ en aquél café de Juárez, después de ahorrarnos tanto dinero/ en el mercado, ese mercado mexicano fronterizo lleno de viejos nombres en inglés/ pintarrajeados sobre cantinas desechas, comprando cobijas por dos dólares/ y jugo de nopal de a dólar, o tal vez era al contrario,/ las sandalias las cambiamos por una oportunidad de hacernos de fama…//

el precio de la belleza era conocido en Juárez, el muchacho que vimos, él/ ÉL fue lo que nos deslumbró [si la belleza deslumbrara] la orilla/ del pueblo fronterizo es sólo un territorio de fantasmas perdidos, [si el océano va más allá de su golfo]/ como el río que nos atrevimos a bajar a pie, aquel pequeño ángulo de luz,/ tocó sus mejillas y nos dejó ver no la poesía diseminada, no, la pobreza/ [sus mangas rotas] de la que estaba hecho, la hechura de él//

incluso más [esto es lo que es, lo sabes, la aparición de la belleza cuando es/ vista por la belleza] que es lo que lo hizo incluso más hermoso,/ mientras NOSOTROS lo construíamos a cada ojeada [así lo construimos tú y yo]/ un país a la orilla de un monstruo, un monstruo patriótico que vestía/ su arrogancia como una malteada de cuatro dólares [fue eso, el ángulo del sol fue lo/ que volvió lo normal imposible] lo que puedes comprar con una cartera así…//

o era imposible [en lo posible] imaginar a algo tan joven,/ apenas formado dentro de nuestros ojos, completando nuestra visión/ algo tan foráneo debería ser inalcanzable, debería recordarnos/ el dormir eterno, y salvar al mundo [ese algo/

tan inalcanzable podría salvar al mundo, porque/ no podrías tocarlo, lo sabes] TÚ sabes lo que quiero decir//

lo que puede darnos un pueblo por sólo estar a la orilla de algo, algo/ tan algo en su algo más, lo que nos podría traer a Juárez/ un pueblo fronterizo [uno más de ésos, ya sabes lo que quiero decir]/ sin piedad, tendrías que verlo, no a la piedad sino a él/ miles de caras hermosas, nosotros, no ÉL, los miles de nosotros que algunas vez fuimos él,/ nunca podríamos haber llegado a ser una cara así, detenida//

como un despertar de rasgos esparcidos en el olvido, tan viejos como nosotros/ y lo que éramos [lo conocimos] conociéndonos, estábamos en presencia/ de un perplejo resbalón del tiempo, un reacomodo en la posición del lugar/ [en nuestro tiempo, así éramos] resbalábamos, sorbíamos nuestro café de 25 centavos/ descalzos, al final del día en Juárez, en este acabado café de las afueras y tú/ tu hermosa nariz, el perfil angular, robándose las miradas…//

en aquella sombra cálida [si la sombra se dejara tentar] robándose una mirada/ de la cicatriz de un sol bajuno/ en lo que queda, en lo que eventualmente nos dejará, a los dos, ciegos...

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