miércoles, julio 27, 2011

El látigo magenta del alma (Diario Milenio/Opinión 26/07/11)

La poeta canadiense Lisa Robertson ha reparado en un mineral, la lucita, para de ahí generar un conjunto de textos que responden a su gran inquietud por la experimenetación literaria


El látigo magenta del alma de Lisa Robertson, el libro que la poeta canadiense llamada Lisa Roberston publicó en el 2009, inicia con una referencia a un mineral de difícil descripción pero de relativo fácil acceso conocido como lucita. Una forma transparente de plástico. Un polímero. Algo cuyos componentes podrían encontrarse en la naturaleza pero que pudiera ser también manufacturado. Sobre todo: un nombre. “Siéntanos gentilmente sobre la lucita y te diremos cómo nos llegó el conocimiento./ Primero el lodo informe se suavizó, produciendo putrefacción, lujuria e inteligencia, glóbulos de perla, montones de cosas enjoyadas como hurones, pequeños teatros de mica, una bolsa que contiene todos los horribles olores del día. Luego sólo esa vocal, pronunciada y aludida y a punto de expirar; inclinándose, abrazando, mirando fijamente. Con nuestra garra diseñó la identidad por el bien de la comida. Yos, dice, alimentándonos, los adoro, lo saben bien. Como un niño soplando desde un árbol, decidimos que esto lo arreglaba todo, que éramos libres. Nos preparábamos para el futuro de manera incesante”. Que de ahí, de esa lucita original, las páginas nos conduzcan por una serie de textos que igual pueden responder al nombre de poemas, cartas, confesiones, proyectos, traducciones, lamentos, utopías, o ensayos, no es extraño del todo en una poeta que se ha asociado a la experimentación con los límites del lenguaje, igualmente influenciada por los así llamados language poets (especialmente Leslie Scalapino y Lyn Hejinian) que por la enunciación peculiar del latín cuando se incorpora a las iteraciones del inglés. Algunos de los textos de su látigo del alma, de hecho, son re-escrituras o intervenciones directas a textos de, entre otros, Lucrecio. Pero ésta no es la escritura de una experta en los clásicos (a la manera de Anne Carson, por ejemplo), sino más bien de alguien a quien le interesa ver a través de otra lengua, construirse a través de otras enunciaciones, y ante todo fabricar un léxico desde su presente para su presente. Erudita es una palabra que aparece con frecuencia en las críticas de su poesía, pero también respladenciente. Aquí apenas una sección del inicio de este libro que recoge textos publicados en los últimos 15 años de su producción.

EDUCACIÓN TEMPRANA

Diseñé mi propia pasividad. Te la presento por mi cara, por tus entrañas, y en nombre del espacio humano. Nací en una pequeña ciudad bronca, sitio de invenciones rápidas que se disolvían activamente en el cielo de acero. La ciudad era una ruina centelleante y chupada hacia arriba.

I.
las grandes virtudes son numerosas y la sabiduría tiene una magnitud risible. la circunferencia de la criatura humana es su propio testimonium, su gran resistencia mortal en tanto criatura es una puerta líquida. nuestros corazones son inteligibles. para excitarte e incitarte te contaré los modos de mi infelicidad pasada. ¿debería invocar a la necesidad o al destino? el elemento del quomodo que invoco es increíble. todos los dioses son dioses de una tumba. ¿qué es sin el predicado? cantemos para el dios que lo requiera. cantemos también para nuestros enemigos. quarem te, invocans te et inventaré credens in te: un predicado es un enemigo noble y mi fidelidad es mi propio desastre, inspirasti mihi per sentimiento humanitatem con su discurso.

(Otra versión del mismo inicio es más simple y más directo: en la larga ciencia de la sumisión es la mente la que, de una quieta manera espectacular, desabrocha los cuerpos y abre la cara).

II.

el dominante está acunado dentro de mí: ¿cómo le llamarías a eso? cuando discutimos y cuando festejamos, ¿cómo le llamarías a eso? puesto que tua quid quid se desvanece, se ha desvanecido, este quidquid que es tu nombre.

todo lo que es feral en mí, cualquier ser que soy, roe mi docencia. invoco al dominio para desatarme.

no tenía enemigos, ni familiares, ni reloj. el tú dominante llenaba los senos de la enfermera y me enseñaba a beber abundantemente. te cuento de cosas que no recuerdo, sólo esto, fabulando y sorbiendo, sorbiendo y fabulando, muy similares. et cum non intellecto me obsessit, non subditus indignation, no servitude. quam sientes es mi nutriente. dominant qui est samper vivus y nada en nosotros tu creasti et realmente instavilium et immutable. quam illa intra matriz visceral? dominante mi palabra suave, ninguna memoria me pudo haber preparado para tu tierra. soy la primera amamantada entre multa, tu artificio, tu animal, chillón con sus gritos, chillón con su hambre y amoroso con su hambre y hambre.

III.

escucha a las mentirijillas humanas. el misterio dicta. recuerdo las mentirijillas de mi infancia, una mentirijilla por cada latido del corazón preparado por la tierra. ¿me conmemorará esto? ¿dominante me recuerdas? mi ego está hecho de leche, abundantes fuentes de leche, mis dominantes, mis propias, que se dedican al illuminant corpus, instructoras de los sentidos, de tal manera que les hablo en las sílabas de tu nombre dominante y como algo extra hago para ti un nido de mis muslos ordinarios, tu, forma et lege.

ergo dominant para ti tengo la fidelidad de la zorra un lechón un enemigo un nombre multum tantas fidelidades y olvidos para ti son sombras y concepto sin memoria sin vestigio sin necesidad.

(CONTINUARÁ)

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