lunes, noviembre 16, 2009

La semana: pensamientos, sensaciones y situaciones que nacieron

Estás sentado, frente a ti todo un mundo se puede recorrer con un simple click. Virgilio pasó de moda, ahora eres, somos, conducidos por Google y a estas alturas la mayoría ha dejado de creer en Beatriz con la misma facilidad con que de grande se pierde la ilusión por Santa Claus, los Reyes Magos o el ratón de los dientes.
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Sin embargo, tú, te mantienes en pie de lucha, aún crees en los cuentos infantiles. Y por qué no, en el amor a primera, segunda o tercera vista. No importa desde dónde se vea, pero si no se cree en el amor, de qué serviría llamarnos humanos.
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Ya madura es la petición social. Pero ¿para qué?, ¿para andar vagando por la vida temiéndole a las relaciones, a los fracasos?, es mejor seguirse atreviendo a arriesgar que optar por la amargura, el verdadero regalo que da la adultez. Ser adulto no siempre conlleva a la maduración. La maduración viene con las experiencias, los fracasos, los madrazos, los amores y los desamores, los triunfos; siempre y cuando cada acto vaya inundado de amor y convencimiento propio, si no, será mejor quedarse viendo la televisión.
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La vida es más que eso, lo sabes, lo presientes, pero no logras vislumbrarlo; la misma hija de la chingada se encarga de esconderte su vino. Puta envidiosa que es la vida, piensas y lo gritas en tu cuarto rodeado de libros.
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Por muy extraño que parezca, la muy cabrona te sorprendió con un regalo, de esos que no se dan cualquier día, ni se venden en los aparadores. De puta o cabrona, la vida paso a ser bendita, amada. De eso se trata a veces la vida, un día estás aquí, otro allá; la diferencia recae en que unos se deslindan y borran su historial de vida, en cambio los valientes que siempre son los menos, cambian de página sin olvidar lo que las anteriores les dejaron y les quitaron.
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Ella cayó del cielo y te deslumbró con sus ojos-rayo; luego sus ojos-pistola te mataron de una corazonada, pura y transparente, cada una de tus máscaras. Ahora estás, desarmado y con las entrañas de fuera.
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No tienes miedo, lo sabes y te extraña.
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A veces la vida se debe afrontar con todo y el miedo, de repente nos exige ser valientes.
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Y heme aquí, aceptando el reto sin ninguna arma.

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