martes, diciembre 30, 2008

Es Navidad, Oliver Sacks

Diario Milenio-Puebla (25/12/08)
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Buen día, lectores, feliz Navidad. Sólo estamos a una semana para comenzar el 2009. Ya no me haré promesas de año nuevo; para qué si, como la gran mayoría de la gente, no llego a cumplirlas. He terminado de leer la edición actualizada, corregida y aumentada de Migraña, el clásico libro de Oliver Sacks. Estoy, como lo estuve hace un año, en medio de un clima helado.
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Las mañanas se hacen más lentas que de costumbre, pero he descubierto que este clima y, quizá con la lectura de Migraña, se ha aligerado un poco mi dolor de cabeza.
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Dice Oliver Sacks que los millones en el mundo que sufren de algún tipo de migraña deben evitar las tensiones, y aconseja el recurso de ir descubriendo algún motivo que sea a la vez un reto para lanzar a la vida.
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Es verdad: no lo dice Oliver Sacks, lo dice un paciente en uno de los múltiples testimonios que el libro contiene. ¿Qué deseo para este 2009 que comienza? Sólo que haya menos desesperanza y más oportunidades en la vida. He buscado en el libro de Sacks algo que haga referencia a la vida cotidiana, donde abundan por todas partes los demonios, pero no dice gran cosa. ¿No hay alguna alternativa para aquellos que verdaderamente la necesitan que pueda llegar a su vida diaria? No lo he encontrado –por lo menos yo no lo he encontrado— en las fórmulas que ofrece la terapia convencional.
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Sigue siendo muy fácil deshacerse de los pacientes reexplicándoles que todo lo que sienten, que todos sus síntomas y miedos se deben a la tensión y que pierden kilos (como un personaje de Stephen King), porque es la tensión lo que provoca que el cuerpo queme calorías.
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Las terapias se convierten así en parte de la ficción.
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Escribo estas cuantas líneas porque hemos dejado otro año allá, en la parte de atrás; no así lo que uno retendrá en la mente durante el tiempo que de vida nos reste. Ojalá sean muchos años para todos nosotros. Y escribo esto precisamente porque tenemos un año más por delante. Venzamos los retos que se nos imponen. Es cuestión, como lo aconsejan los terapeutas, de querer, de fijarse metas. Yo lo tengo presente, aunque sé bien que no es fácil.
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La lectura de Migraña me ha dejado un sentimiento de relajación espiritual, algo así como cuando salía de mis rutinas de yoga. Lo que no sé es si esto será transitorio. Por lo pronto hay que esperar un buen 2009, sin asesinatos en el país y sin impunidad en donde quiera que se presente la injusticia.
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Oliver Sacks, a través de Migraña, me ha dejado una enseñanza enorme: ahora entiendo muchas cosas y trato de –simplonamente, si se quiere— “vivir con lo que me toca vivir”.
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Nada es mágico.
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Qué hacer –independientemente de lo que plantea Oliver Sacks– ante todo lo que nos daña?
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Los libros de autoayuda, que han dejado de funcionar. No hay recetas para ser felices. Para muchas cosas no hay remedio.
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Todo habrá que buscarlo. Que este próximo 2009 seamos un poco más felices. Ante el dolor creer, cada quien a su manera, en Oliver Sacks. Bueno, si el lector cree conveniente leerlo. En mi caso ha funcionado bien.

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