miércoles, julio 02, 2008

Un fragmento, un fragmento

"Vivimos en una sociedad de imágenes multiplicadas, de eslabones de nosotros mismos que se suman unos a otros en medio de una proliferación interminable de abstracciones que se parecen a nosotros –o son, incluso, idénticas a nosotros- pero que no son nosotros. Estos aborrecibles espejos ensanchan el universo, expanden nuestros límites y nos muestran –horro de horrores- cómo podría ser el infinito: la suprema derrota de la identidad. Espejos reales, centelleantes y fatuos: la fotografía, el cine, la televisión, las computadoras. Espejos humeantes arrancados a los dioses pero que sólo nos engañan: creemos vernos en ellos, reconocer nuestros rasgos –ése soy yo-, pero en realidad nos convierten en monstruos: en otros. O quizá sea al revés, y eso sea lo que mayor espanto provoca: nos imaginamos de cierta forma, creemos ser de cierto modo, y el espejo nos desmiente y nos asusta”.
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La paz de los sepulcros, Jorge Volpi

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