jueves, noviembre 08, 2007

Poetas de agua



Diario Milenio-Puebla (08/11/07)
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Quiero hablar ahora aquí de dos poetas nacidos en Tabasco, tierra que se encuentra sumergida en el agua y cuyas imágenes causan pavor. Según la historia –de cien años para acá–, hace mucho no se había registrado una tragedia de tal magnitud. En Tabasco han nacido dos excepcionales poetas: Carlos Pellicer y José Carlos Becerra. Los dos, en alguno de sus versos, se referían a su “tierra hecha de agua”. “Voy al agua”, solía expresar Pellicer. Pellicer nació el 4 de noviembre de 1899 y murió en 1977. A partir de 1953 fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. También fue maestro de literatura e historia y director del Departamento de Bellas Artes.
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De sus sonetos postreros he extraído estos versos: “Esta barca sin remos es la mía/ A1 viento, al viento, al viento solamente/ le ha entregado su rumbo, su indolente/ desolación de estéril lejanía./ Todo ha perdido ya su jerarquía./ Estoy lleno de nada y bajo el puente/ tan sólo el lodazal, la malviviente/ ruina del agua y de su platería.”
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El agua es una constante en los poemas de Pellicer. Éste es el fragmento de otro de sus sonetos: "Vuelvo a ti, soledad, agua vacía,/ agua de mis imágenes, tan muerta,/ nube de mis palabras, tan desierta,/ noche de la indecible poesía."
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Para el psicoanálisis el agua simboliza el retorno al seno materno. El agua y la tierra dan la vida. Pellicer y José Carlos Becerra son poetas de agua. Becerra nació en Villahermosa en 1937 y murió en un accidente cerca de Brindisi, Italia en 1970. De su obra poética destaca “Oscura palabra”, “Relación de los hechos” y “El otoño recorre las islas”. En 1969, en la colección mínima de Siglo Veintiuno Editores, publicó, en un clásico libro colectivo, algunos de sus poemas al lado de Alejandro Aura, Raúl Garduño y Leopoldo Ayala: “Poesía joven de México”.
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De “Oscura palabra” extraigo estos versos: “Hoy llueve por nada, por no decir nada/ (…)/ Y hay algo ciego en el modo como golpea la lluvia en el tejado. Hay pasos precipitados, confusas exclamaciones, puertas cerrándose de golpe, escaleras por donde seres extraños suben y bajan de prisa/ (…) Esta lluvia, esta lluvia quién sabe por qué. Tanta agua repitiendo lo mismo./ (…) Telaraña de lluvia sobre la ciudad./ Hoy llueve por primera vez, ¡tan pronto!/ Hoy todo tiene tus cinco días, y yo nada sé mirando la lluvia.” Este poema lo escribió José Carlos Becerra en septiembre de 1964 en Villahermosa, Tabasco.
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Recuerdo, traigo a la memoria, a estos poetas que en sus textos dejaron en claro su obsesión por el agua. No es gratuito: el entorno y las vivencias marcan a los poetas. López Velarde hablaba de la “frialdad unánime en el ambiente” en “La bizarra capital de mi estado”.
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Y el agua que simboliza la vida y el retorno es también motivo de la poesía. La palabra, el agua y la tierra mantienen en vida a los hombres.
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Hoy que Tabasco está declarado zona de emergencia, hoy que sus habitantes sufren el peor embate de la naturaleza en su historia, traigo hasta ustedes los versos de los dos poetas más significativos de Tabasco. Tierra y agua: poesía.

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