domingo, julio 08, 2007

Ni modo.

Debo confesarlo.
A estas alturas tengo que aceptar como mías las palabras de Borges:
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

¿Alguien sabe con qué se cura este pinche dolor?

Te tengo tan adentro
que mi estomago decidió protestar
por tanta soledad.

Espero al corazón no se le ocurra entrar en paro,
porque de esa no salgo.

Me afecta verte como no hablarte con la misma naturalidad
con que lo hacía antes.

Y esto no es nada, sólo una misiva dolorosa
o ¿solorosa?

2 comentarios:

Sybila dijo...

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(polvo enamorado)

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Un saludo y un abrazo también desde los rumbos poblanos =)

hpons dijo...

A veces me parece que casi he llegado a olvidar la sensación de desesperación por no tener mujer, por dormir solo

Muchos años sentí lo que tú o algo similar, que una especie de fatalismo me obligaba a estar sólo por siempre. Interpretaba entonces el mundo con referentes a esa compañera que nunca llegó y a las cosas que finalmente no viví, la vida en pareja, crecer junto a alguien, tener una confidente, cómplice, amante, amiga, enemiga

No tener mujer me hacía sentir menospreciado, desdichado, rebuscada y deliciosamente melancólico

La lectura de tus líneas me recuerda todo eso, y me recuerda también que en mi desdicha tampoco fui capaz de expresarme con semejante belleza

No sé si desearte esta falta de deseo de que la ahora gozo, y por la que vivo tan bien paz, sin anhelos, sin necesidades del cuerpo y del alma. Y aún sin mujer