miércoles, diciembre 13, 2006

Cuento desesperado XVII

La noche tiene algo diferente, parece que hasta la luna me sonríe. Nunca había imaginada que me iba a volver a sentir así. Al menos, no desde la vez en que estuve con Lizbeth. Fue mágico, pero hoy, lo supera todo.

-Yo que soy un ateo, puedo afirmarte Rogelio, con absoluta certeza que Dios existe. Sí. Hoy estuve con él, fue una noche inolvidable, bah, que digo, insuperable. Ni la resurrección de Jesús en los anales de la historia se puede comparar con lo que me acaba de suceder.
- Otra vez con tus pendejadas. Pinche Roberto. Déjame adivinar, pudiste obtener la playboy donde sale Martha Higareda desnuda o se te hizo que se confirmará un concierto de Alizeé en el Auditorio Nacional. Porque conociéndote vas a salir con algo así. La otra vez dijiste exactamente lo mismo cuando las Chivas quedaron campeonas y cuando el Puebla hizo lo mismo, pero al día siguiente el Barza perdió y renegaste de Dios, ese en el que crees cada que se te hincha la suerte, la gana o lo que sea.
- No, esta vez, tienes que creerme. Es más, si esta vez te salgo con otra pendeja te invito a comer donde se le de la gana a tus pinches antojos de embarazado.
-Mmm…y ¿cómo chingados me lo piensas comprobar?
-Ah, para que veas que pienso en todo y te conozco y sabia que ibas a dudar está vez pase llave a mi puerta para que no se escape.
-No, definitivamente no. Estás más idiota de lo que creí. ¿Cómo esperas que Dios se quede ahí esperando a que regreses con tu pusilánime cuerpo? No mames. Dios, debe ser algo así como un mega mago, por aquí se aparece y cuando menos lo esperas te hace un pinche faena y así como lo viste, se larga. Hasta para inventar ya te estás volviendo pendejo. Y así querías se escritor.
-Mira, deja te explico. Es que se presentó de una forma diferente. O sea no fue una imagen ni nada. Es más ni me habló por el sueño como a Homero Simpson le pasó. A mí me beso y me hizo el amor.
-No, ahora sí debrayas a lo pendejo. Resulta que según tú, ahora Dios es puto. ¿Y qué te hizo el sexo oral más celestial del mundo, no?
-Pues sí, aunque no lo creas. En lugar de estigmatizarme como a la tarada de la película esa. A mí me aplico el Kamasutra entero.
-Bueno, a ver, nada más para reírme en tu cara de lo pendejo que eres. Anda, vamos, llévame a tu pinche cloaca.

Sabía que no me iba a creer, pero yo hablé con ella y le dije que no fuera mala onda. Que se esperara para que le presente a Rogelio mi mejor amigo y el más ateo de todos. Le juré que hasta los dos nos volvíamos creyentes si se dejaba ver ante Rogelio. Nada más falta que haya roto el pacto y seré el hazme reír del clan. Nada más de acordarme, ya me volví a excitar. Fue el mejor sexo de mi vida. Me tocó con una familiaridad que sentí que eran mis propias manos las que me tocaban, cuando en mis tiempos libres o de frió me masturbo pensando en Sophie, la tipa que más estúpido me trajo en la Universidad, pero que por miedo al rechazo jamás le hablé, y cuando lo decidí en la presentación del libro de uno mis amigos escritores, pues me dijo que ya era demasiado tarde, estaba comprometida con ese hijo de la chingada, Federico, al que tanto odie. Y para colmos y hacer mi vida una maldita canción tan repetida que ya parece disco rayado, me dijo: cuando íbamos en la Uni, me moría porque me dieras un beso. Me insinué tantas veces, pero tú sólo tenías ojos para la arrastrada esa.
¡Qué maldita suerte la mía! Pero tarde o temprano algo o alguien me iba a recompensar por tanta espera. Cinco años de soltería se dicen fácil, pero nadie los aguantaría como yo. Más bien, la palabra correcta es Abstinencia.

-Ya verás Rogelio, ahorita que entremos a mi casa la vas a ver. Es una diosa. Ni Alizeé y mucho menos la tipa que nos gustaba de la Uni, esa que se galanteaba ante nuestra pervertida mirada, le pisan los talones.
-Sí tú lo dices…
-¡Ahí está, ante ti sentada en la sala la mujer más hermosa del mundo!
-¡Woooow! ¡Lo sabía! ¡Tú nunca te cansas de alucinar ojete! En verdad ya deja de fumar hongos con la tipa esa de rosa.
-Pero ¿por qué lo dices?
-Y todavía tienes el descaro de preguntar. No seas tan…No hay nada. Absolutamente nada. Bueno sí, unas cuantas revistas playboy y creo dejaste la video encendida. Seguramente te quedaste dormido viendo una de tus pelis y soñaste con una de tus viejas imaginarias.
-Pero…te juro…que si la vi…Vaya hasta me dejo su número. Lo deje en la mesa junto al libro de Nabokov.
-Jajajaja… Pinche Roberto, es el teléfono de de Sibila. ¿Cuándo te llamó o qué onda? Desde la Uni que no la vemos o qué ya no te acuerdas de ella. Es la que siempre quiso conmigo y no le hice caso por andar tras la lunática esa. Qué otra vez me anda buscando o qué.
-Mmmm…No sé. No tengo cabeza para contestar eso. No recuerdo haber atendido su llamada. Ya no me jodas con más preguntas, suficiente tengo con saber que ya hasta mi cabeza me hace bromas de mal gusto.
-Bueno, ya que estoy acá, pues pásame la sección amarilla para ver que voy a comer y pagarás con tu linda tarjetita. Por mentiroso y loser.

Pinche Dios. Siempre me hace quedar mal y me desilusiona. Por algo soy ateo.

2 comentarios:

Ricardo Olvera dijo...

Excelente!

…gracias adiós!

Clarice Baricco dijo...

Esa fe hay que trabajarla y para la otra aparecerán más de tres...jajaja...
divertida historia

saludos