viernes, noviembre 18, 2005

Relanzan Luna llena en las rocas


Por fin, para los lectores de Xavier Velasco, ha salido su tercer libro bajo el sello de Alfaguara, me refiero a Luna llena en las rocas, crónicas de antronautas y licántropos.
Para los que llevamos rato siguiendo a dicho personaje que ha logrado que lo grotesco y lo nocturno se haga un arte sabemos que Luna llena en las rocas, no es del todo una nueva edición, pues anteriormente había salido bajo el sello Cal y Arena, pero a muchos lectores que no conocían a Velasco del todo como escritor jamás se enteraron de la existencia de aquella edición por lo cual, el autor de Materialismo Histérico, decidió relanzar dichas crónicas, para el deleite de sus lectores con tres nuevos relatos. Cuando vuelva a releerlo con sus nuevas crónicas, les podré dar una opinión personal, pero de entrada se que será una lectura muy nocturna, por lo pronto les comento que será presentado el 2 de diciembre a las 20:00 hrs. en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, de la cual prometo traer detalles.

Por el momento los dejo, con lo que reza la contraportada del libro:
Sin credencial de prensa ni amigos en la puerta, en el más delicioso anonimato, el narrador de estas crónicas visita bares, cabaretes, tugurios, antros de mala muerte, table dances, burlesques, clubes sociales, puticlubes, calles de pirujas, zonas rojas, zonas de prostitutos travestidos… pero también zonas de juegos infantiles, fiestas de bodas, bares con pianista melancólico y enamorados de manita sudada. Así pues, se da a llenar la noche de preguntas y a buscar los excesos capaces de sorprenderlo, disgustarlo, amenazarlo, pero no de dejarlo inerme. No quiere ser testigo, sino cómplice. Y es un romántico. Como los poetas malditos muy a tiempo lo supieron, el romanticismo radica en la capacidad de hallar mística, misterio y hermosura justo donde los ordinarios (quienes temen contaminarse, y por eso se hacen a un lado) sólo supieron ver lascivia, cash y riesgo. El romántico es romántico porque se enamora de quien no debe, donde no debe y, si es posible, cuando no puede.

Cuando vuelva a releerlo con sus nuevas crónicas, les podré dar una opinión personal, pero de entrada se que será una lectura muy nocturna.

Cualquiera lo sabe: lo fuereño y lo blando se te quita chupando.
Cualquiera sabe: lo pendejo y lo idiota se te quita leyendo.

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