Puebla
de los ángeles, bien podría llamarse: Puebla del clima cambiante. Amanece
fresco, continua caluroso y termina casi lluvioso.
Hoy
ha existido más comunicación con Dulce, pareciera que ella estaba en su casa y
yo en mi trabajo, quizá eso me hizo extrañarla menos que ayer. Sin embargo, su
abrazo hace falta para darle sentido al día.
Caminar,
este jueves, por las calles aledañas al Museo Casa de Alfeñique, me hizo
rememorar a Dulce, pues están llenas de los puestos que festejan el día de las
mulas y los gorditos: el jueves de corpus. A Dulce le gusta mucho esa
festividad y le encanta comprar las muñequitas que venden.
He
desayunado un hot-cake con crema lechera y chispitas de chocolate. Por la
tarde, en compañía de Lalo (amigo del museo) he comido unas exquisitas
chalupas.
He
platicado con ella, por la noche. La tecnología hace magia, por eso me gusta. Aliviana
las distancias.
A
punto de terminar la novela Los living
de Caparrós. Es una novela deslumbrante. Entretenida. Un gran descubrimiento en
mi mapa literario personal.
En
la sala de espera, hay muchos libros para continuar las reseñas. Todos se me
antojan, algunos son nuevos para mí; otros son conversaciones con amigos.
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