lunes, septiembre 05, 2011

Adictos al interdicto (Diario Milenio/Opinión 05/09/11)

1. El primer crimen está en la prerrogativa, obsequiada por las leyes vigentes, de hacerse millonario traficando estupefacientes.

2. Los narcotraficantes han sido creados y sostenidos por las leyes en contra del narcotráfico. A diferencia de la policía y el ejército, sus recursos y armamento son ilimitados.

3. A ojos miserables, ignorantes o cínicos, el narcotráfico es la única opción garantizada de inmediata movilidad social: imposible ignorar esa aritmética.

4. ¿Es razonable que una ley puritana convierta a los miedosos en fanáticos?

5. No es una idea brillante gastarse en armamento los recursos que son indispensables para la prevención y rehabilitación de adicciones.

6. Culpamos al poder ejecutivo por una guerra que en rigor sólo podría pararse desde el legislativo.

7. Si las drogas son el objeto en discordia y por ese negocio están muriendo miles, ¿por qué no proscribirlo de un plumazo?

8. ¿Sirve de algo decir que el narcotráfico es el más formidable de todos los negocios?

9. El interdicto es el mejor aliado del descontrol: tratándose de drogas, ese crimen no tiene paralelo.

10. Seguir llenando cárceles y de hecho duplicando o triplicando su cupo a costa del hacinamiento y el descontrol apunta a incrementar el número de matriculados en liceos del crimen cuyo sostenimiento pagamos entre todos.

11. Entre más presos y menos espacio, más distante y sarcástica parece ya la idea de rehabilitación.

12. Con leyes o sin ellas, cada uno continúa ejerciendo su sagrado derecho a meterse o no lo que le viene en gana.

13. Como en las dictaduras bien se sabe, las prohibiciones son las mejores aliadas de la hipocresía.

14. Es más fácil encerrar en la cárcel a una legión de narcomenudistas que a un solo funcionario corrompido por el narco.

15. ¿Cuántos prohombres hablan pestes del narco para mejor curarse en salud?

16. Nunca, como desde que fueron ilegalizados, estuvieron tan vivos los narcocorridos.

17. La prohibición es intrínsecamente oscurantista: sabemos más sobre las vidas y vicisitudes de los traficantes que sobre los perjuicios de su mercancía.

18. En su momento, las grandes compañías tabacaleras sobornaron a médicos y científicos para que mintieran en torno a los efectos nocivos del tabaco. A la fecha, ese crimen contra la humanidad continúa impune.

19. El alcohol y el tabaco son promovidos con restricciones claras para evitar, dentro de lo posible, que los menores de edad los consuman y los mayores abusen de ellos. La prohibición ayuda a promover las drogas 24 horas diarias, sin control ni medida.

20. De la mano de una bonanza económica infinita, la clandestinidad otorga toda suerte de libertades insospechadas. Como la de matar impunemente.

21. Las drogas son el punto de contacto más fácil e inmediato entre la gente joven y la delincuencia organizada.

22. Una ley que no puede aplicarse multiplica los cómplices entre los ciudadanos.

23. Imaginemos el margen de ganancia de una simple botella de bourbon destilada en un sótano durante la ley seca: parece tan ridículo como de aquí a cien años lucirán nuestras leyes actuales en torno al narcotráfico.

24. ¿Leyes contra el consumo de las drogas? A juzgar por los magros resultados, se diría que están a su favor.

25. La historia nos demuestra que el puritanismo y las leyes absurdas que lo soliviantan han terminado por perder sus guerras.

26. Criminalizar al consumidor: he ahí otro efecto perverso y execrable del prohibicionismo.

27. ¿Pactar con traficantes y asesinos? ¿Y por qué no mejor cortarles de tajo los ingresos?

28. No hace falta leer a Georges Bataille para entender de dónde viene el mayor sex appeal de las drogas. Prohibirlas es, hasta hoy, la manera más eficaz de promoverlas.

29. Auspiciar la creciente riqueza del enemigo por intermedio de leyes inaplicables equivale a sumarse a su bando sin querer.

30. Es infinitamente más sencillo restringir y controlar que prohibir y castigar. A como están las cosas, las drogas son aún más accesibles a los adolescentes que a los adultos.

31. El narco ha conseguido, en los últimos años, impunidad de facto para los homicidas. Con los precios al alza y millones de dólares sin lavar, los sicarios están en su mejor momento.

32. Nunca ha sido un secreto que la ambición puede más que el poder.

33. Es más fácil prohibir una substancia que informar sobre sus secuelas perniciosas. El poder hace niños de ciudadanos, y por toda respuesta los ciudadanos hacen pato al poder.

34. Como es tradicional, el pato lo pagamos entre todos.

35. “Simplemente di no a las drogas”, clamaba Nancy Reagan. Sorprende que a tres décadas de distancia no sepamos decir mucho más que eso.

36. La prohibición arrasa, entre muchos otros, con el derecho a la información. Asistimos así a un combate de cruzados idólatras.

37. La satanización de la marihuana calla oportunamente sobre sus propiedades terapéuticas.

38. Nunca ha sido tan claro, gracias a las campañas de prevención presentes en las mismas cajetillas, el daño producido por el tabaco. ¿Sería mucho pedir una campaña así de específica contra el consumo de drogas duras?

39. Algo debe de haber de contraproducente en este asunto chueco del combate a las drogas, cuando a la postre corta y arruina más vidas que las drogas mismas.

40. En esta época triste, ya no hace falta consumir droga para morir por ella.

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