jueves, septiembre 06, 2007

De una entrevista a Bonifaz Nuño



Diario Milenio-Puebla (06/09/07)
El suplemento cultural de La Jornada del domingo anterior incluye una interesantísima entrevista que Marco Antonio Campos le hizo al poeta (ése si es poeta y no poetastro) Rubén Bonifaz Nuño. Ustedes saben, lectores amigos míos, que cuando hago esta distinción –entre los poetas y los poetastros— me refiero solamente a dos formas de hacer, entender y concebir la poesía. Los primeros saben que la poesía descubre lo velado; los segundos son por lo regular son pésimos versificadores, imposibilitados para visualizar una imagen poética y –eso nunca les falla— son cursis involuntarios, grotescos y carentes de investigación.
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Si quieren ver más sobre el tema hay un ensayo al respecto de Ramón López Velarde, donde aprovecha bien la ocasión para realizar una severa crítica a un poetastro que dictaba clases de literatura en un seminario a principios del siglo XX. Ese texto de López Velarde se halla publicado en sus Crónicas literarias editadas por Océano.
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Pero no deseaba hablar de los poetastros, que los hay y abundan en todos lados. No, perdón por desviarme del tema, más bien quiero retomar la entrevista de Marco Antonio Campos, porque ahí Bonifaz Nuño habla de la ciudad que lo hizo poeta, y se refiere a Aguascalientes. El antecedente del Premio Nacional de Poesía lo fueron los Juegos Florales. Bonifaz Nuño concursó en 1945 y el premio se entregaba al galardonado –como se sigue entregando el Nacional de Poesía desde 1968— de manos de la Reina de la Feria de San Marcos, a quien el poeta debe besarla la mano enfundada en un largo y fino guante, por lo general blanco.
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La memoria prodigiosa de Bonifaz Nuño evoca a la reina de la Feria de San Marcos de 1945: Alma Tiscareño. Y recuerda Bonifaz que ese año él obtuvo el cuarto premio. Lo que me interesa subrayar es lo que dice el poeta: ese año el premio lo obtuvo un poeta poblano: Antonio Esparza Soriano, un excelente versificador como lo define Bonifaz Nuño. El segundo premio fue para un poeta de Aguascalientes llamado Jesús Reyes Ruiz, apellidos muy familiares para mucha gente de Zacatecas, ya que su hermano, José Reyes Ruiz es un médico de gran prestigio y quien llegó a vivir a la ciudad en 1950 aproximadamente. Poco tiempo después el poeta Jesús Reyes Ruiz obtuvo el primer premio participando en los Juegos Florales organizado por el gobierno del estado de Zacatecas, antecedente del Nacional de Poesía Ramón López Velarde que se entrega año con año durante el mes de diciembre.
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Confiesa Bonifaz Nuño que la ciudad de Aguascalientes lo hizo poeta. Y habla de Alejandro Topete del Valle, otro apellido muy familiar, ya que él tenía un hermano médico también al que visitaban, dada la cercanía, muchas familias zacatecanas.
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Bonifaz Nuño obtuvo los dos primeros premios en 1946 y dice que por ese hecho él es poeta y que por lo tanto ser poeta se lo debe a Aguascalientes. Buena entrevista la que realizó Marco Antonio Campos a Bonifaz Nuño, quien termina diciendo que esa ciudad fue la felicidad de su juventud. Un verdadero poeta el maestro Bonifaz Nuño. Felices recordanzas y mucha nostalgia contenida a lo largo de la entrevista.

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