viernes, enero 12, 2007

Introspección XXII.

Nuevamente he vuelto a la ansiada rutina. La normalidad retorno a mi vida. Vuelvo a las conversaciones diarias con los amigos, regreso a la permanencia en la banca de siempre de mi facultad. Las clases de este nuevo cuatrimestre, me regresaron la esperanza de creer que aún existen cosas rescatables en el Collhi, quizá tuve suerte o elegí bien.
Por el lado sentimental, las cosas siguen igual. Soledad por aquí, por allá y acullá.
Lo bueno de esta nueva etapa, es que ahora las penas, no sólo las podré acompañar con vino, si no, también con un rico té de yerba mate.
En fin, esperemos que antes de mi cumpleaños, deje la soltería y parafraseando a Ale Vergara, una bella amiga en todo la extensión de la palabra, no es que falte una novia, lo que falta es alguien con quién comer quesadillas en el callejón del Carolino y verla como si fuera lo último bello que mis ojos tienen derecho a observar. Falta a quien besar y que ese momento me deje idiota por el resto del día y quizá de la semana. Faltan sobretodo suspiros y caricias. Falta una mano para caminar agarrándola. Falta alguien con quien pueda mandar todo a volar y sentir que me vale un carajo si el mundo se pudre.
A veces, llego a creer que urge, otras tantas me olvido y cuando me acuerdo, me siento a escribir sobre esta soledad en este lugar que a veces la hace de diario y otras de mi libreta de escritos que buscan ser poemas, cuentos y fragmentos de novelas.Y a veces, sólo escribo por el acto de escribir.

2 comentarios:

Clarice Baricco dijo...

Tú escribe. Respira en tus letras.
La soledad se necesita, no la dejes ir, porque ahi cerquita sin que tes cuenta, te acompaña la mirada de esperanza.

Escribe sin ningún punto final.
Sólo escribe.

Te abrazo

hpons dijo...

Créeme que yo te entiendo más que nadie amigo

Esto no se reduce a una vulgar necesidad de tener a alguien a nuestro lado para simplemente dejar de estar solos. Esto tiene que ver con el anhelo de salir de uno mismo y multiplicarse a través del otro

Y también con el deseo de contemplar la belleza de una mujer mientras come quesadillas (me gustó, me gustó)

Ahhhh, como dijo Panza en un capítulo de Don Gato ¡sufro!