domingo, febrero 12, 2006

Un Cuarto Propio.

Virginia Wolf escribe esta reflexión estructurada a manera de ensayo y con elementos autobiográficos sobre la representación femenina existente en el ámbito literario sajón, después de haber sido invitada por una Universidad británica a dictar una conferencia sobre la mujer y la novela. En este texto nos muestra una necesidad de "un cuarto" propio, para poder "aislarnos" en nuestro "mundo interior", para alimentar nuestro espíritu. Pero ella siempre tuvo que compartir su espacio físico con maridos, hijos, familiares, visitas... sin poder disponer de tiempo y tranquilidad para poder leer o escribir.
Desde luego cuando uno tiene un cuarto propio en el pondríamos las fotos con amigos, familiares y algún lugar visitado, también un espacio para poner nuestros libros que son ex libris, algo así como nuestros libros de cabecera, aquellos que nunca prestaríamos a no ser que esa persona sea muy querida por nosotros. En fin uno podría en ese cuarto hacer y deshacer, tenerlo ordenado o en un orden caótico (ese en el que sólo la persona que lo habita sabe donde se localizan las cosas). Querido lector (a) vivimos en una sociedad en que nada nos pertenece ni la vida misma. Por ende sigue siendo difícil tener un cuarto propio de forma verídica, pues cuando uno vive en casa con sus padres, tenemos que cuidar el cuarto según el antojo y la forma de ver de nuestros familiares, cuando tienes tu departamento pues el gusto de tener un espacio para ti solito dura lo que tarde uno en casarse y después todos lo que componga la casa se va gastos bipartitos, por lo tanto le pertenece a dos personas y desgraciadamente la mayoría tiende a repetir el mismo viacrusis con sus hijos. A veces todos tenemos un cuarto propio, pero lo solimos convertir en una jaula de oro, pues le invertimos demasiado a ese cuarto que si le damos un rayón creemos que el mundo se nos va a acabar y que de nada sirvió invertir en un espacio ya maltratado. Pero todo por servir se acaba y lo material es tan efímero.
Por lo pronto no puedo quejarme tengo un cuarto no propio, pero mis libros tienen su espacio merecido y los demás componentes que aparentemente son basura, pero sin duda son los recuerdos que permanecerán como una constancia de vida y tampoco me puedo quejar tengo una vida semi-propia  pero demasiado divertida pues el hecho de poder estar en la raya de hacer lo correctamente permitido, pero tener la opción de caminar por lo prohibido le da a la vida el sabor necesario para creer que vale la pena vivir.  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada es nuestro, ni nosotros de nadie. Alegremonos con la posesion de nuestra propia vida y el espacio que ocupa nuestro cuerpo, en este mundo que es solamente de la naturaleza misma. Lo importante es tener la seguridad de que nuestros sueños, pensamientos, ideas, alam y corazón es nuestro y nunca lo vamso a perder. Nadie lo puede robar y es nuestra entera responsabilidad.

Sovka dijo...

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