miércoles, octubre 19, 2005

Crónicas desesperadas

Crónicas desesperadas.

Sigo en mi crisis constante. La fuga creativa no me es grata, no me agrada. ¿Acaso necesitaré ver a la siempre eterna Lizbeth para que cuando se vaya ese sentimiento de perdida o de lejanía me haga retomar a la poesía de antes?
Hoy a diferencia de otros días me volví hijo de familia, los acompañe al tristemente célebre, pero necesario Sam´s Club a comprar algunos lujos alimenticios y otras necesidades. Comí con ellos viendo una película del Movie City. En fin, hoy no era yo, o más el que no estoy acostumbrado a ser. La soledad y la lejanía familiar me sienten bien.
Mientras hacia mi columna para esta semana, escuchaba de fondo al trovador Edgar Oceransky, definitivamente fue una mala opción. La depresión entro por todos los poros, acaricio como lo hace la mujer que siempre he de querer como se quiere al eterno sueño. Me hizo pensar en futuros que no quiero saber. La siempre presente a veces lejana en otras la cercana partida de la amiga Jenny Kim, quién se ha convertido en mis cuatro extremidades, aquella que ya es imposible dejar un sólo día, porque parecen años la distancia entre hoy y mañana.
Me regreso a los recuerdos constantes de Lizbeth, a sus idas y venidas, a los momentos cumplidos y los que siempre quedarán pendientes.
Hoy me he visto en un espejo, no halló más que recuerdos.
Me siento Violetta: "Me siento oscuro y luminoso, provinciana y newyorka (en mi caso angelopolitano), violado y violador; traigo un motor adentro y me dan muchas ganas de usarlo para estrellarme contra una pared"
Hoy la distancia entre futuro y presente se volvió inmediata. Por la noche será llanto y por la mañana una cara desgastada, unos ojos cansados de extrañar lo que aún no ha sucedido.
Hoy como dice la canción ¿Qué hago corro, vuelo, te salgo a buscar? ?Cierro la ventan y te empiezo a olvidar? ¿Que hago con este sentimiento de inmensa soledad?
Mañana, seguro retornare a las preguntas de siempre y me refugiare en los brazos de mi cuarto, y disfrazare esta soledad platicando con mi pez Beta o con alguno de mis muñecos de peluches, hijos significativos que he tenido con amigas, ex-novias, o simplemente prenderé el Play Station 2 y jugaré FIFA 2002 para sentirme acompañado de una multitud de gente que ni conozco.

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